En este día de la madre, felicitamos con mucho cariño y aprecio a todas las lectoras mamás.
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Para una madre católica, servir a su familia es mucho más importante, mucho más difícil, mucho más trascendente y mucho más gratificante que lo que un trabajo o carrera podrían serlo. Cualquier posible actividad profesional debe estar supeditada a no interferir su papel en el hogar. Una madre tiene más probabilidades de cambiar el mundo, para bien, a través de la educación y formación de hijos buenos y santos, que cualquier cosa que podría lograr fuera de su familia. Sembrarles convicciones y formarlos como hombre de bien y buenos católicos para llevarlos a Dios, es la obra de arte más sublime y trascendente que puede realizar. Hijos así, bien formados, son los que serán un gran bien para la sociedad y las naciones, y constituirán los agentes de cambio para hacer un mundo más cristiano y mejor, y finalmente se convertirán en ciudadanos del cielo por una eternidad. ¿Puede haber misión más elevada para ella que ésa?
Mamás: Tienen que llevar sus hijos a Dios.