Preservemos a nuestros hijos de la corrupción generalizada. Luchemos contra ella en todas sus formas: "educación" de género en las escuelas, pornografía en internet y películas, televisión, malas compañías, ocasiones de pecado, etc. Sembremos en ellos los principios cristianos, logremos que se conviertan en convicciones firmes para que, a su vez, los transmitan a las siguientes generaciones. Pero recuerda que la educación sin ejemplo resulta estéril.
Los niños bien formados, con amor a Dios e íntimas convicciones, serán el futuro que restaure, de nuevo, todo en Cristo. Nos toque verlo o no, el triunfo será de Dios. Vendrán tiempos peores y más difíciles, pero con Dios estamos en el bando que vencerá. La Virgen lo prometió: "Al fin, mi Inmaculado Corazón triunfará".
¡Haz a tus hijos del ejército de los vencedores!
Los niños bien formados, con amor a Dios e íntimas convicciones, serán el futuro que restaure, de nuevo, todo en Cristo. Nos toque verlo o no, el triunfo será de Dios. Vendrán tiempos peores y más difíciles, pero con Dios estamos en el bando que vencerá. La Virgen lo prometió: "Al fin, mi Inmaculado Corazón triunfará".
¡Haz a tus hijos del ejército de los vencedores!