Gracias Señor, pues "Tú preparas sus trigales, aparejando la tierra, regando sus surcos, y allanando sus terrones; las ablandas con lluvias, y fecundas sus gérmenes". Sal. 64 (65) 10-11.
Dios todopoderoso,
de quien depende todo nuestro ser,
concede a nuestros campos la lluvia,
necesaria actividad para la vida,
a fin de que, asegurado nuestro sustento diario,
podamos, con tranquilidad, buscar los bienes eternos.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo,
que vive y reina contigo
en la unidad del Espíritu Santo y es Dios
por los siglos de los siglos.
Amén.