Lutero no buscaba reformar la Iglesia -fundación divina- sino destruirla mediante la creación de una fundación humana suya a su gusto y conveniencia. No fue reformador sino deformador.
Si se inicia celebrando la rebelión de Lutero contra la Iglesia de Cristo y la doctrina revelada, con la misma lógica se debería acabar celebrando también la rebelión de Lucifer y sus demonios contra Dios.
Si Lutero, el heresiarca, blasfemaba de mil maneras, como cuando dijo "la misa católica es la mayor y más horrible de las abominaciones papistas", Lucifer gritó: "Non serviam" (no le serviré) refiriéndose a Dios hecho hombre.
Ambas rebeliones tuvieron por denominador común la SOBERBIA. Por ello, según la visión que tuvo Sor María Serafina Micheli*, ambos se encuentran en el infierno. Y celebrar a Lutero es homenajear a un réprobo.
*NOTA. Ver (haz clic): LA BEATA SOR MARÍA SERAFINA MICHELI TUVO LA VISIÓN DE LUTERO EN EL INFIERNO