La Verdad Revelada se cree porque tenemos un motivo de credibilidad infalible: la certeza que Dios no miente. Pero hay otras verdades más.
Buscar la VERDAD en todo es una gracia que pocos llegan a adquirir. Es una cualidad de sabios (entendiendo sabiduría no como un conjunto de conocimientos) tan difícil de hallar hoy.
Quien no la tiene pudiera llegar a adquirirla, pero quien la pierde culpablemente difícilmente la recuperará y se hará esclavo y creyente de sus propias mentiras o de las de terceros, particularmente cuando éstos le son cercanos por afecto o ideología.
Dicen falsamente buscar la verdad quienes se mienten a sí mismos al partir de una conclusión preestablecida que por algún motivo (sea éste cual fuere) les agrada, para buscar, después, todas las preposiciones o premisas que les permitan llegar a esa preestablecida conclusión. Sin importar que esas premisas buscadas sean o no ciertas, ¡todo es bueno para ratificar lo que piensan!
Quien sinceramente busca la verdad sabe que se concluye de premisas ciertas y las busca con honestidad, conoce que no se parte de la conclusión y se buscan, luego, las premisas. En cambio, quien se quiere engañar cierra sus oídos a toda premisa que contradiga su prefabricada conclusión.
Busquemos la VERDAD en todo. Pidamos a Dios tener esa disposición de espíritu siempre para no ser esclavos de nuestras pasiones y soberbia. Cristo dijo que quienes permanezcan en su Palabra, conocerán la Verdad y serán libres. La verdad en todo, si la buscamos sinceramente, nos hará verdaderamente libres.