"Si alguno dice o siente que el castigo de los demonios o de los hombres impíos (los condenados) es temporal y que en algún momento tendrá fin, o que se dará la reintegración (la redención) de los demonios o de los hombres impíos, sea anatema". (Denzinger-Hünermann, 411 o Denz. 211. Canon 9 del II Concilio de Constantinopla, confirmado por el Papa Vigilio. Cánones contra Orígenes, del emperador Justiniano, del año 543).
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