27 de septiembre pero de 1821, fue el verdadero día de la independencia de México.
De aquel glorioso día en que don Agustín de Iturbide la logró sin derramamiento de sangre y SIN AYUDA EXTRAÑA, Vicente Rivapalacio (nieto de Vicente Guerrero) nos describe la gloriosa entrada del libertador al frente del ejército trigarante:
"Al descubrir al libertador -Iturbide- el pueblo sintió una embriaguez de entusiasmo. Los gritos atronaban el aire y se mezclaban en concierto con los ecos de las músicas, con los repiques de las campanas, con el estallido de los cohetes y con el ronco bramido de los cañones...
"Iturbide atravesaba por el centro de la ciudad para llegar hasta el palacio; su caballo pisaba sobre una espesa alfombra de rosas, y una verdadera lluvia de coronas, de ramos, y de flores caía sobre su cabeza y sobre las de sus soldados.
"Las señoras desde los balcones regaban el camino de aquel ejército, con perfumes, y arrojaban hasta sus pañuelos y sus joyas; los padres y las madres levantaban en sus brazos a los niños y les mostraban al libertador, y lágrimas de placer y de entusiasmo corrían por todas las mejillas.
"Las más elegantes damas, las jóvenes más bellas y más circunspectas se arrojaban a coronar a los soldados rasos y a abrazarlos; los hombres, aunque no se hubieran visto jamás, aunque fueran enemigos, se encontraban en la calle y se abrazaban y lloraban.
"Aquella era una locura sublime, conmovedora; aquel era el santo vértigo del patriotismo...".
Cabe señalar que en este año (2018) la Secretaria de la Defensa Nacional reivindicó la figura de don Agustín como libertador de México dándole "¡vivas!" en su spot con motivo del mes patrio.
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| Spot de la Sedena |