“Una madre es algo tan grande y tan hermoso que hasta Dios mismo quiso tener una.....María!”
Y como a Dios nadie le gana en generosidad, desde la cruz le da al mundo ese regalo tan grande y tan hermoso que es nuestra Madre....nos regala a María, ¡su propia Madre!...
¿Podrá el mundo valorar alguna vez, la magnitud de tamaña herencia?...
¿Podremos acaso valorar la anchura y la longitud, la altura y la profundidad, en una palabra, podremos conocer “Ese más allá de todo conocimiento, que es el Amor de Cristo? (Ef:3:18).
María es el cáliz viviente que llevó a Jesús hecho hostia en su vientre.
María albergó en su seno a Aquél a quien ni los cielos ni la tierra pueden contener.
María le dió la vida a Quien es La Vida.
María dió a luz a Quien es La Luz del Mundo.
María alimento con sus pechos virginales a Quien es el Pan Vivo bajado del cielo.
María le enseñó a dar los primeros pasos a Quien es el Camino.
María le enseñó a balbucear las primeras sílabas a Quien es el Verbo de Dios.
María en Caná de Galilea le "adelanta la hora” a quien es Eterno....a Quien es el Alfa y la Omega.
¿Podremos medir el valor y la hermosura de esta dulcísima Madre?
Ese Cristo agonizante, en testamento postrero nos dice: “Hijo, he ahí a Tu Madre”....y desde ese momento María nos da a luz en el doloroso parto del Calvario.
Desde ese momento, el camino más directo para llegar a Jesús, ¡pasa por María!
Raúl Nessier