El pasado domingo 26 de mayo, en el Templo de Santo Domingo -ubicado en el Centro de la Ciudad de México- el Obispo de Saltillo (México), Raúl Vera, y una dizque “Obispa” protestante, Margarita Sánchez, realizaron un supuesto Acto Ecuménico en el que se rindió homenaje a la "Madre Tierra" por medio de música prehispánica y por medio de chamanes. A Dios, en una oración, se le señaló como "Madre y Padre" por parte de la dizque "Obispa" (que como se sabe no tiene ningún ordenación, pues como mujer no puede ser ni ordenada ni consagrada, ni su secta tiene sucesión apostólica alguna) quien, dicho sea de paso, está a favor del aborto y es una gran activista que busca sea despenalizado este gravísimo crimen.
Mons. Vera es muy conocido en México por su activismo pro-homosexual y las misas que realiza para esa "comunidad" a la que organiza y preside sus ceremonias litúrgicas con la mal llamada bandera "gay" con los colores del arco iris.
Un grupo de jóvenes católicos llegaron al templo, una vez finalizado el acto "ecuménico", y mostraron su inconformidad con cinco enormes lonas con citas del Credo que demuestran que sólo hay una verdadera y única Iglesia fundada por Cristo-Dios: la Católica.
Luego de manifestarse en el atrio contra el acto que calificaron de apostasía, entraron al templo para desagraviar a Dios y cantar canciones religiosas tradicionales con ese mismo objetivo. Señalaron que el Papa Gregorio XVI en su Encíclica Mirari Vos de 1832, enseñó y denunció como: “Perversa teoría (...) la que enseña que puede conseguirse la vida eterna en cualquier religión, con tal que haya rectitud, y honradez en las costumbres (...) Los que no recolectan con Cristo esparcen miserablemente, por lo cual es indudable que perecerán eternamente los que no tengan fe Católica y no la guarden íntegra y sin mancha”.
Los encargados del templo apagaron las luces del mismo y lo cerraron para evitar que esos jóvenes estuviesen más tiempo, rezando y cantando a Dios.
Por lo visto sólo autorizan los actos de apostasía y deniegan el derecho de los fieles a realizar desagravios a Dios y a su templo por medio de rezos y cantos. El demonio, sin duda, se ha apoderado de muchos sitios sagrados.