Cuánta razón en lo dicho por don Alfonso Junco:
"Cáncer de literatos es la vanidad: en ellos se enraiza, esponja y especializa esta plaga universal. Literato sin vanidad, es milagro. Y sólo Dios puede obrar ese milagro... forzoso para que el apostolado sea auténtico y limpio.
Hay que raer del alma esta erupción ridícula; ser la antorcha que quema sus propias oscuridades para volverse luz; querer, con inmenso anhelo, ser ante Dios "el peldaño" que alguien cantó:
Que por mí suban a Ti
¡pero que suban pisándome!".
Alfonso Junco
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