Dos católicos verdaderos han hecho con sus manos lo que el pueblo católico había pedido ya en sus oraciones contra la idolatría: Arrancar a la Pachamama de la Iglesia de Santa María en Traspontina y, además, arrojarla al río Tiber.
Estos son verdaderos cristianos que como dice la Escritura les "devora el celo de tu templo y las afrentas con que te afrentan" Sal. 69,10.
Desde la iglesia de Santa María Transpontina donde se ha profanado la casa del Señor con rituales paganos e ídolos panteístas de la "Pachamama" por grupos organizadores del Sínodo de la Amazonia en Roma, los dos valientes católicos tomaron esos ídolos y como buenos soldados de Cristo van hasta el Castillo de Sant'Angelo y como San Miguel Arcángel dicen "QUIS UT DEUS" (¿Quién como Dios?) y arrojan en el río Tiber esas imágenes que han profanado la casa de Nuestro Señor Dios.
Es mejor así, un objeto (la Pachamama) que representa a la madre tierra debe estar profundamente unido a ella. Han dejado a Dios lo que es de Dios y han dado al mundo lo que es del mundo.
Fue un acto de celo propio del Antiguo Testamento. Al final, sí, el Amazonas ha desembocado en el Tíber.