Un estudio de hace unos años, realizado por Ermenegildo Spaziante, miembro de la Sociedad Italiana de Bioética y publicado por la Universitá Cattolica del Sacro Cuore de Roma, fijaba en 38.896.000 el número anual de abortos en el mundo (casi 110.000 diarios). Ahora estas cifras han aumentado significativamente. Por poco sensibilizado que esté uno hacia el tema, no puede negarse que se trata de un hecho sin igual y que constituye un verdadero genocidio universal sin precedentes en toda la Historia de la humanidad. Estas cifras serían muy superiores sin la labor de los Grupos Pro-vida que han concientizado a miles y miles de mujeres y que han cambiado su manera de pensar. Ya sea en los medios de difusión, en los debates públicos, en las cámaras donde se legisla, en la labor personalizada o familiar e incluso hablando con quienes acuden a clínicas abortistas, ofreciéndoles apoyo y ayuda a fin de que permitan nacer a sus hijos; esos Grupos Pro-vida han hecho una labor extraordinaria salvando muchas vidas humanas de este genocidio que sobrepasa cualquier otro que haya existido. De ahí que minimizar -de cualquier forma que sea y por quien sea- esta gravísima realidad resulta muy grave y desconcertante. Se equivoca quien piensa que la mayoría de la juventud conoce bien la postura de la Iglesia sobre èste y otros temas. Lo decimos por experiencia. En las mismas escuelas y universidades católicas donde hemos dado algunas conferencias, los alumnos nos han comentado que jamás se les notificó de los efectos abortivos de supuestos métodos "anticonceptivos" (píldoras anticonceptivas, DIUs, píldoras del día siguiente, etc.). Si esto es en los planteles educativos con supuesta formación católica, ¿qué será de los jóvenes católicos que acuden a escuelas oficiales?
De ahí que resulta desconcertante la desinformación de quien, como el papa Francisco, llega a considerar que no era necesario hablar de esto en la JMJ de Brasil, creyendo que los asistentes están bien enterados de la doctrina de la Iglesia (dijo asì: "No era necesario hablar de eso -se refiere al aborto y a los "matrimonios" gay-, sino de las cosas positivas que abren camino a los chicos. Además los jóvenes saben perfectamente cuál es la postura de la Iglesia") o cuando dice que“No podemos seguir insistiendo solo en cuestiones referentes al aborto, al matrimonio homosexual o al uso de anticonceptivos. Es imposible. Yo he hablado mucho de estas cuestiones y he recibido reproches por ello. Pero si se habla de estas cosas hay que hacerlo en un contexto. Por lo demás, ya conocemos la opinión de la Iglesia y yo soy hijo de la Iglesia, pero no es necesario estar hablando de estas cosas sin cesar”. Ciertamente "NO SÓLO", pero sí de una manera sistemática y urgente. Una y otra vez, sin cesar -sí, ¡sin cesar!-, pues es uno de los males más graves en la actualidad porque mueren sacrificados decenas de miles de no natos diariamente. Lamentable y desconcertantemente, no parece estar esta prioridad en la agenda papal, aunque naturalmente el papa Francisco -con la moral católica- condena el aborto y los anticonceptivos, como cuando ante un grupo de ginecólogos señaló: “Cada niño no nacido pero condenado injustamente a ser abortado, tiene el rostro de Jesucristo, el rostro del Señor, que antes de nacer y después apenas nacido experimentó el rechazo del mundo”. El papa Francisco advirtió que el aborto es una "condena injusta" y se manifestó contra una difundida mentalidad utilitarista que "exige eliminar seres humanos, sobre todo si física y socialmente son los más débiles"(21-09-13).
Los asesores del Papa, como tales, deberían asesorarlo bien, pues para eso están, y hacerle ver la proridad que tiene el tema del aborto en el mundo, sobre todo si consideramos el número de los mismos que se practica en todo el orbe y que constituye un gravísimo genocidio como nunca ocurrió antes. ¿Por qué no lo hacen? El propio Pontífice ha dicho -sobre temas no doctrinales sino pastorales- que lo requiere. Veamos sus declaraciones: "Por ejemplo, a mì me gusta cuando una persona me dice: 'Yo no estoy de acuerdo', y esto lo he encontrado. 'Yo esto no lo veo, no estoy de acuerdo, yo se lo digo y luego haga lo que quiera': alguien que te dice eso es un verdadero colaborador, y eso lo he encontrado. Pero esos que te dicen: «Ay, qué bonito, qué bonito, qué bonito», y luego dicen lo contrario en otra parte, todavía no me he dado cuenta. Quizás hay alguno". Si lo pide él mismo ¿porque no se le hace ver la prioridad que tiene este tema, en lugar de decirle «Ay, qué bonito, qué bonito, qué bonito». Obedézcanlo, harían un gran servicio al Papa, a la Iglesia y a la humanidad.
En el siguiente video se observa como la constante labor de los Grupos Pro-vida logra grandes frutos. Aquí una enfermera joven pro-abortista, luego de la propaganda de dichos grupos, reacciona y se convierte en Pro-vida:
De ahí que resulta desconcertante la desinformación de quien, como el papa Francisco, llega a considerar que no era necesario hablar de esto en la JMJ de Brasil, creyendo que los asistentes están bien enterados de la doctrina de la Iglesia (dijo asì: "No era necesario hablar de eso -se refiere al aborto y a los "matrimonios" gay-, sino de las cosas positivas que abren camino a los chicos. Además los jóvenes saben perfectamente cuál es la postura de la Iglesia") o cuando dice que“No podemos seguir insistiendo solo en cuestiones referentes al aborto, al matrimonio homosexual o al uso de anticonceptivos. Es imposible. Yo he hablado mucho de estas cuestiones y he recibido reproches por ello. Pero si se habla de estas cosas hay que hacerlo en un contexto. Por lo demás, ya conocemos la opinión de la Iglesia y yo soy hijo de la Iglesia, pero no es necesario estar hablando de estas cosas sin cesar”. Ciertamente "NO SÓLO", pero sí de una manera sistemática y urgente. Una y otra vez, sin cesar -sí, ¡sin cesar!-, pues es uno de los males más graves en la actualidad porque mueren sacrificados decenas de miles de no natos diariamente. Lamentable y desconcertantemente, no parece estar esta prioridad en la agenda papal, aunque naturalmente el papa Francisco -con la moral católica- condena el aborto y los anticonceptivos, como cuando ante un grupo de ginecólogos señaló: “Cada niño no nacido pero condenado injustamente a ser abortado, tiene el rostro de Jesucristo, el rostro del Señor, que antes de nacer y después apenas nacido experimentó el rechazo del mundo”. El papa Francisco advirtió que el aborto es una "condena injusta" y se manifestó contra una difundida mentalidad utilitarista que "exige eliminar seres humanos, sobre todo si física y socialmente son los más débiles"(21-09-13).
Los asesores del Papa, como tales, deberían asesorarlo bien, pues para eso están, y hacerle ver la proridad que tiene el tema del aborto en el mundo, sobre todo si consideramos el número de los mismos que se practica en todo el orbe y que constituye un gravísimo genocidio como nunca ocurrió antes. ¿Por qué no lo hacen? El propio Pontífice ha dicho -sobre temas no doctrinales sino pastorales- que lo requiere. Veamos sus declaraciones: "Por ejemplo, a mì me gusta cuando una persona me dice: 'Yo no estoy de acuerdo', y esto lo he encontrado. 'Yo esto no lo veo, no estoy de acuerdo, yo se lo digo y luego haga lo que quiera': alguien que te dice eso es un verdadero colaborador, y eso lo he encontrado. Pero esos que te dicen: «Ay, qué bonito, qué bonito, qué bonito», y luego dicen lo contrario en otra parte, todavía no me he dado cuenta. Quizás hay alguno". Si lo pide él mismo ¿porque no se le hace ver la prioridad que tiene este tema, en lugar de decirle «Ay, qué bonito, qué bonito, qué bonito». Obedézcanlo, harían un gran servicio al Papa, a la Iglesia y a la humanidad.
En el siguiente video se observa como la constante labor de los Grupos Pro-vida logra grandes frutos. Aquí una enfermera joven pro-abortista, luego de la propaganda de dichos grupos, reacciona y se convierte en Pro-vida: