"Acuérdate, pues, ahora, hermano mío, que eres cristiano y que eres hombre. Por la parte que eres hombre, sabes cierto que has de morir, y por la que eres cristiano, sabes también que has de dar cuenta de tu vida, acabando de morir. En esta parte, no nos deja dudar la fe que profesamos; ni en la otra, la experiencia de lo que vemos. Así que no puede nadie excusar este trago, que sea rey, que sea Papa.
Día vendrá en que amanezcas, y no anochezcas; o anochezcas, y no amanezcas. Día vendrá —y no sabes cuándo: si hoy, si mañana—, en el cual tú mismo que estás ahora leyendo esta escritura, sano y bueno de todos tus miembros y sentidos, midiendo los días de tu vida conforme a tus negocios y deseos, te has de ver en una cama con una vela en la mano, esperando el golpe de la muerte y la sentencia dada contra todo el linaje humano, de la cual no hay apelación ni suplicación.
Considera, pues, primeramente, cuán incierta sea esta hora, porque ordinariamente suele venir al tiempo que el hombre está más descuidado y menos piensa que ha de venir, echando sus cuentas y haciendo sus trazas para adelante. Y por esto se dice que viene como ladrón (cf. Lc 12,39; 1 Tes 5,2-3; 2 Pe 3,10), el cual suele venir al tiempo que los hombres están más seguros y más dormidos."
Fray Luis de Granada
Guía de Pecadores
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