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"EL TRIUNFO DEL CATOLICISMO ESTÁ EN RAZÓN DIRECTA DE LA PRENSA CATÓLICA": PAPA PÍO XI

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La Iglesia Católica siempre ha recomendado la elaboración de la buena prensa en la que se difunda la Buena Nueva del Evangelio. La eficacia de ella en las almas está más que comprobada. Tan es así que los enemigos de Cristo se han apoderado de un sinnúmero de medios de comunicación para propagar sus perversas ideas y errores. Lamentablemente hoy en día muchos católicos no leen la buena prensa de internet ni la recomiendan con sus amistades y conocidos. Un buen sitio católico sirve para conocer mejor nuestra religión, aumentar nuestra espiritualidad y vivir mejor nuestra fe y nuestra moral. Cierto que existen espacios en la red que aunque se digan católicos están dirigidos por personas contaminadas por la herejía modernista o por otras con pocos conocimientos religiosos y una religión superficial y light; algunos sitios cuando mucho contienen algunos aspectos piadosos solamente. Incluso los hay que su espiritualidad está basada en falsas o discutibles "apariciones" y no en el Magisterio infalible de la Iglesia. De ahí la importancia de discernir y no leer cualquier página o blog que se diga "católico".

Si en todo momento ha sido necesaria la buena prensa católica, hoy en día es mucho más necesaria que nunca. ¿Cuántos católicos sólo han recibido una instrucción religiosa a nivel de primera comunión? Un adulto busca conocimientos superiores en su profesión y sin embargo son muchos los que no se preparan religiosamente como adultos. Incluso, quienes sí han tenido una formación religiosa superior deben mantenerse informados y apoyados por los medios católicos que les recuerdan ésta o les ayudan a profundizarla, así como a vivir un espiritualidad más profunda y estar enterados de lo que sucede en el mundo siempre desde una perspectiva objetiva y conforme a la fe.  De ahí que sitios como CATOLICIDAD ayudan a todo tipo de creyente y es muy necesaria su divulgación. Por lo anterior recurrimos a nuestros lectores a fin de recordarles la importancia de la caridad para con el prójimo. Y qué mejor manera que la de invitarlos a leer este sitio. Muchas almas se han salvado y cambiado su vida por una buena lectura. Quien ayuda a una alma a salvarse ayuda a la suya también. Por todo esto agradeceremos se tomen unos cuantos minutos e inviten a sus amistades, conocidos y contactos de internet a que lean nuestro blog. Nosotros se los agradeceremos profundamente, pero Dios -que todo lo sabe- se los recompensará con creces. A continuación reproducimos unas palabras de los papas Pío XI y San Pío X, y un escrito del padre Félix Sardá y Salvany, que nos ayudarán a todos a reflexionar sobre este tema tan necesario y trascendental, y a comprometernos con el mismo:

“La buena prensa es la moderna predicación del Evangelio. Es la necesidad de nuestros tiempos. El triunfo del catolicismo y su influencia en el mundo entero está en razón directa, no de templos católicos ni de instituciones benéficas, ni siquiera del número de sacerdotes, sino de la prensa católica. Por la buena prensa hay que estar dispuestos a todos los sacrificios, hasta derramar la propia sangre". Papa Pío XI.

Ante lo había dicho San Pío X con estas palabras: 
En vano construiréis iglesias, predicaréis misiones y edificaréis escuelas; todas vuestras buenas obras, todos vuestros esfuerzos serán destruidos, si no sabéis manejar al mismo tiempo el arma ofensiva y defensiva de la prensa católica leal y sinceramente".




LA URGENCIA DE LA BUENA PRENSA

Por R. P. Félix Sardá y Salvany (1841-1916)

He aquí explicada la situación del Pro­pagandista católico respecto del Periodismo. Periódicos al servicio del bien ha de haber, dado que los hay, ¡y tantos por desgracia al servicio del mal! Hágase, pues, periodista el buen católico, cuando para eso se sienta con la vocación debida y crea emplearse realmente con eso en trabajo de gran mérito para su alma, de gran bien para sus hermanos y de gran gloria para Dios. Tome parte con su buen fusil o humilde escopeta en ese tiroteo continuo de avanzadas, mientras otros más dichosos baten al enemigo con máquinas guerreras de mayor alcance y potencia. Procure hacer oír sin descanso, cada semana o cada día, alta y firme su voz, sin doblegarse por la amenaza, ni enmollecerse por el halago, a fin de que vivan alerta los descuidados, despierten los dormidos, no se duerman los despiertos, no se introduzcan en el aprisco los lobos, no cese, en una palabra, día y noche sobre la brecha la resistencia al si­tiador.

Un periódico bien pensado y bien escrito es a la vez bandera para los buenos, lazo de unión entre ellos, núcleo para la acción, resorte para hacerla eficaz y contundente sobre el enemigo. De cuantos elementos humanos tiene el Propagandista seglar, es el de mayor efecto. La palabra es podero­sísima; y de la prensa en general, pero muy especialmente de la periódica, ha dicho un sabio escritor, que es la palabra elevada a su mayor potencia. Tiene más rápida ac­ción y más fácil y más universal difusión que el libro, a la par que efecto más dura­dero y carácter más permanente que el dis­curso.

Por esto no debe estar sin buen periódi­co cualquier localidad de mediana importancia, y debe procurar su creación a costa de cualquier sacrificio el buen Propagan­dista. Donde sea fácil redactarlo con ver­daderos trabajos originales, hágase así. Donde esto no se pueda, llénese la hoja diaria o semanal con recortes de otros periódicos sanos, pues sabido es que gran parte de lo que distribuye por esos mundos la prensa periódica, es obra más de la tijera que de la pluma. ¿Y qué importa eso, cuando el director no busca su satisfacción personal de literato, sino la mayor difusión de la verdad y el mayor bien de sus hermanos? Una serie de periódicos escalona­dos de la pequeña localidad a la mediana, y de esta  a la capital de la comarca o de la provincia: unidos todos con quien en más alta esfera domine como desde mejor observatorio las ideas y los acontecimientos; puede llegar a constituir en toda la nación una verdadera red, como la que constituyen los nervios en el organismo humano, por cuyo medio se hagan sentir en todo el cuerpo social vivas y rápidas las impresiones que se deseen, y circulen a la vez por todo él corrientes de ideas que muevan en determinado sentido inteligencias y corazones, y aun tal vez pies y brazos y manos, cuando así convenga para mayor servicio de Dios. Como la piedra arrojada a la superficie tranquila de un estanque produce en sus aguas suave ondulación, que del centro se transmite hasta las más lejanas orillas; así en una nación dotada convenientemente de multitud de periódi­cos sanos, se transmiten del centro a las extremidades todas las ondulaciones de la buena Propaganda con pasmosa facilidad y con incomparables resultados. Sobre todo cuando la prensa sana, hábilmente dirigida por quienes han recibido del cielo las con­venientes dotes de inteligencia y de corazón, procura vivir y hablar y obrar santa­mente federada, y con tácito o expreso concierto para trabajar con perfecta unidad de acción y de apreciaciones.

¡Ah! No miren con desdén nuestros her­manos este ramo de Propaganda que con tanta preferencia miran nuestros enemi­gos. Un periódico es hoy día una nece­sidad, y suele tenerlo malo el que afecta desprecio por los mejores. Que no todos pueden ser en este mundo periodistas, evi­dente cosa es; pero lo es también que mu­chos pueden trabajar en un buen periódico (en un blog católico, diría ahora el padre Sardá) sin escribir materialmente en él. Colaboradores son los que sostienen la modesta hoja diaria o semanal con donativos o sub­venciones; los que pagan por ella la preci­sa suscripción; los que les mandan sus no­ticias y anuncios; los que la fomentan y recomiendan; los que la administran y dis­tribuyen y convidan a leer. A todos estos dará Dios en su día premio de verdaderos colaboradores, como por igual razón exigi­rá tremenda responsabilidad a los que tales oficios hubieren prestado a la prensa mala.

Tomado de “El apostolado seglar o Manual del Propagandista católico en nuestros días”, Barcelona, 1891.

Recomienda nuestro blog. Dijo Cristo: <<Les aseguro que aquel que me reconozca abiertamente delante de los hombres, el Hijo del hombre lo reconocerá ante los ángeles de Dios. Pero el que no me reconozca delante de los hombres, no será reconocido ante los ángeles de Dios>>. Evangelio según San Lucas 12,8-9.


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