Quédate con nosotros, Señor. Que baje del cielo tu misericordia sobre el mundo, alivia desde los sagrarios de la tierra la prolongada noche de sufrimiento y pena.
Quédate con nosotros para guardar a los inocentes, para sostener a los tentados, para levantar a los caídos, para subyugar el poder del demonio, para impedir el pecado.
Quédate con nosotros, Señor, para consolar a los que sufren, para bendecir a los que yacen en el lecho del dolor, para dar Contrición Perfecta a los que mueren, para recibir en los brazos de tu misericordia a las miles de almas que se presentarán ante ti esta noche para ser juzgadas.
¡Oh buen Pastor! Quédate con tus ovejas, defiéndelas de los peligros que las rodean y las amenazan. Pero sobre todo, quédate con los que sufren y con los agonizantes.
Danos una noche tranquila. Y, cuando llegue el día y el momento, una muerte serena y poder morir en tu gracia, acompañados de tus sacramentos o, al menos, de una Contrición Perfecta por amor a ti.
Amén.