¡Qué Dios las llene de bendiciones!
Y como a Dios nadie le gana en generosidad, desde la Cruz le dio al mundo ese regalo tan grande y hermoso que es su propia Madre.
Una dulcísima Madre que nos ama, nos cuida e intercede constantemente por nosotros.
Honremos y acudamos a nuestra Madre del Cielo.