"Una mujer fuerte, ¿quién podrá hallarla? Mucho mayor que de perlas es su precio" dice la Palabra de Dios (Prov. XXXI, 10). Al parecer ser mujer y ser fuerte es un contrasentido, pues la mujer es débil y siente la necesidad de ser protegida. Sin embargo, la Biblia alaba a la mujer fuerte y la Iglesia la admira en su santas. Saben que en la mujer, aunque su físico sea débil, su alma puede ser grande, y para que llegue a ser grande tiene que ser fuerte: fuerte en sus conceptos sin ser dura; fuerte en su virtud sin ser orgullosa; fuerte en su convicción sin ser rígida; fuerte en el dolor sin ser fría; fuerte en el amor, pues el amor debe ser fuerte.
Esa mujer, agrega la Biblia, "abre su boca con sabiduría, y la ley del amor gobierna su lengua. Vela sobre la conducta de su familia...Álzanse sus hijos, y la llaman bendita. La ensalza también su marido". (Prov. XXXI, 26-28).
"Engañosa es la belleza, y un soplo la hermosura. La mujer que teme a Jahvé, ésa es digna de alabanza". (Prov. XXXI, 30).
Sin embargo, hay un defecto en la mujer: ¡Es que se le olvida cuánto vale!
Sin embargo, hay un defecto en la mujer: ¡Es que se le olvida cuánto vale!
Poema a una mujer virtuosa.
Ahí está ella con su simpleza encantadora.
Nada pide pero todo entrega.
Nada exige, porque su amor es inmenso.
Hela ahí, mírenla bien:
Su rostro resplandeciente,
sus ojos, perlas entonadas al marrón
modestas expresan dulzura.
Mírenla a ella, amando y siendo amada.
Vean todos que llena es de gracias,
pero modesta no desea ser descubierta.
¿Quién es pues aquella mujer fiel y prudente?
Sí, ahí está aquella que lleva el alimento a tiempo.
He aquí que es mujer hermosa entre muchas.
Virtuosa y alegre camina por senderos.
Oh! su marido se enorgullece,
y digno ejemplo es para sus retoños.
Mírenla bien que aquella mujer es amada por Dios,
hija amada en quien tiene complacencia.
Ella se esfuerza,
ella es valiente.
No teme ni desmaya
porque sabe que el Señor su Dios
está con ella donde quiera que vaya.
Nonny