Al momento de pecar, el diablo te quita la vergüenza y te la devuelve en el confesionario para que calles un pecado grave y hagas inválida y sacrílega tu confesión o, bien, para que la difieras indefinidamente y vivas en pecado mortal arriesgando tu salvación eterna. Confiésate bien y frecuentemente. Es una locura arriesgar tu destino eterno viviendo semanas, meses y hasta años sin confesarte.
↧