"¡Pedid a Dios que me fusilen, porque solamente así podré ir al cielo! ¡Pedid a Dios que mis superiores me envíen a Chihuahua, donde la persecución es más violenta!".
¿Qué haría usted —le preguntó un amigo— si el gobierno lo apresara para matarlo? "Pediría —respondió— se me permitiera arrodillarme, tiempo para hacer un acto de contrición y morir con brazos en cruz gritando: ¡VIVA CRISTO REY!".