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LA PROVIDENCIA DIVINA

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NO SÓLO HAY QUE PEDIRLE SINO TAMBIÉN CONFIAR EN ELLA Y... ¡AGRADECERLE!
Agradezcamos a la Divina Providencia todos los beneficios recibidos en 2013 y durante
toda nuestra vida. No seamos desagradecidos como aquellos invidentes que Cristo curó
y sólo uno retornó a agradecer al Señor


"Confiad a lo más secreto de la Providencia divina las molestias que encontréis y creed firmemente que Dios os conducirá con dulzura, por lo que hace a vuestra vida y a vuestros asuntos." San Francisco de Sales

"Cuando nos falta toda humana asistencia, entonces debemos esperar más de la asistencia de Dios." San Ambrosio

"Ni aún por las cosas necesarias debemos inquietarnos, ni confiar en ellas cuando las tenemos: cada uno debe dejar este cuidado a la Divina Providencia." San Basilio

"En la oración hay un obstáculo que consiste en pensar que la Providencia de Dios no se ocupa de las cosas de este mundo." Santo Tomás.


LA PROVIDENCIA DE DIOS

Si buscamos el Reino de Dios y su Justicia lo demás se nos dará por añadidura, dice el Señor.
La mejor manera es vivir siempre en Gracia, siguiendo sus mandamientos, alabándole y dándole gracias.
No basta pedir, hay que darle también a Dios lo que Él nos pide. El Señor te proporcionará lo que realmente requieres, no lo que tú crees necesitar. Tú le pides a Dios, pero...¿qué le ofreces?. ¿Eres de los que viven alejados del Confesionario, en constante pecado mortal, y exigen a Dios que resuelva sus problemas?. ¿Te acuerdas y acudes a Él siempre o sólo cuando requieres un favor de su parte? 

La Sma. Virgen quiere darnos todas las gracias que necesitamos para vivir lo mejor posible nuestra vida de cristianos. Hoy queremos reflexionar sobre la gracia de una fe profunda y vital que Ella, quiere regalarnos: la fe práctica en la Providencia de Dios.

¿Cómo entendemos nosotros esa Fe Práctica en la Divina Providencia? Creemos que Dios-Padre ha hecho un plan de vida de cada uno da sus hijos. Por medio de este plan providente, Él quiere conducirnos a su Reino, quiere educarnos como hijos, quiere perfeccionarnos según la imagen de Jesucristo.

Y porque “Dios es amor”, este plan no puede ser sino un plan da amor. Dios quiere que seamos felices. Que seamos felices por toda la eternidad. Por eso, Dios sólo puede querer nuestro bien.

Entonces Dios, consecuente con su plan, se preocupa personalmente de cada ser humano, porque Él es PADRE. Se preocupa de cada cosa, incluso de lo más insignificante, en mi vida. Por eso la palabra del Señor en el Evangelio: “¿Acaso no se venden dos pajaritos por unas monedas? Sin embargo, ni uno solo de ellos cae a tierra, sin el consentimiento del Padre que está en el Cielo…”. Y después agrega el Señor: “Vosotros tenéis contados todos vuestros cabellos” (Mt 10, 29s).

Ahora, Dios quiere que conozcamos, que descubramos poco a poco su plan de amor. Él quiere que sepamos cual es su deseo para con nosotros. Es por eso que Él nos habla permanentemente.

En la BIBLIA, en el libro de su CREACIÓN, allí nos habla p.ej. por medio de las flores, del cielo, del sol, etc. Cada una de sus criaturas es la encarnación de un pensamiento y de un deseo suyo.

Pero sobre todo Dios nos habla por medio del libro de la vida, es decir, los acontecimientos de cada día. Cada hecho que sucede -p.ej. ese problema que se presentó en mi trabajo o en mi casa; esa alegría que me dio mi cónyuge; ese consejo que recibí de un amigo…- todo eso es una voz a un llamado de Dios.

Dios está realmente presente en mi vida y es allí donde tengo que encontrarlo y dialogar con Él. Pero para eso necesito saber mirar con fe lo que me sucede y dejarme tiempo para poder descifrar los mensajes que Dios me envía.

Lo que más nos cuesta aceptar en nuestra vida son los sucesos dolorosos, cruces y sufrimientos que Dios envía o que Él permite. Las manos de Dios son siempre bondadosas pero están, algunas veces, revestidas de guantes de hierro. 

¿Qué debemos hacer entonces? Debemos hacer transparentes los guantes de hierro y ver detrás, a la luz de la fe, las manos bondadosas del Padre. Él hace todo siempre por amor, también cuando se trata de injusticias, calumnias, humillaciones, o de otras cruces que Él permite en nuestras vidas para nuestro bien espiritual y santificación*.

Así, cada día de nuestra vida, cada acontecimiento es como una carta de amor que Dios nos escribe.

Para encontrar al Dios de la vida, deberíamos buscarlo primero en nuestro pasado. Deberíamos ver su mano en aquellos hechos que más nos han marcado, tanto en los tristes como en los felices. Nada de eso ha sucedido por casualidad. Dios escribe conmigo una historia de amor original, inédita, diferente a todas las otras. Y yo he de aceptarla así como Él lo ha querido.

Pero principalmente tengo que leer los mensajes que Dios me envía en el presente de mi vida. El pasado ya no puedo cambiarlo y tengo que aceptarlo tal como ha sido. El futuro esta abierto todavía. Y por medio de las cosas que me están sucediendo hoy, Dios me está proponiendo planes que tengo que realizar mañana: me está invitando a actuar, me está haciendo advertencias, me está pidiendo más amor.

Por ejemplo la enfermedad de mi hijo, la situación difícil en mi trabajo, los problemas económicos, la mala nota que saqué en el colegio, etc., son voces, son llamados de Dios. También la situación social, política, religiosa del país forma parte importante de mi diálogo personal con Dios. En todo esto trato de escuchar su voz para darle la respuesta que Él me pide.

Queridos hermanos, esa ha sido la actitud permanente de la Sma. Virgen. El Evangelio nos dice: “María guardaba todas estas palabras, meditándolas en su corazón”. Ella iba recogiendo y meditando todo lo que pasaba a su alrededor, para descubrir así el plan de Dios con Ella.

También nosotros hemos de imitar el ejemplo de María. Hemos de ir acostumbrándonos a reflexionar sobre lo que Dios nos dice o pide por medio de las distintas cosas que nos pasan. Entonces marcharemos con seguridad por la vida.

Pidámosle, por eso, a la Virgen María, que nos regale la gracia de una fe profunda y vital en la Providencia de Dios.

P. Nicolás Schwizer

*NOTA: Cuántos sucesos que consideramos "males" son medios que nos llevarán a nuestra conversión y/o serán recursos y mecanismos para santificarnos y poder alcanzar un día el Cielo. Sin ellos, seguramente muchos nos condenaríamos. Dios emplea la mano derecha, pero en ocasiones requiere de utilizar la izquierda, como sabiamente decía y explicaba el padre Ramón Cué en MI CRISTO ROTO (ver AQUÍ). 

Oración. Omnipotente y sempiterno Dios que nos has concedido a tus siervos el don de conocer la gloria de la eterna Trinidad en la confesión de la verdadera fe, y la de adorar la unidad en el poder de tu majestad; te rogamos que por la firmeza de esta misma fe, nos libres siempre de todas las adversidades. Por Cristo Nuestro Señor. 
Padre nuestro, confiamos plenamente en ti; gracias por tantos beneficios recibidos de tu generosidad y amor. Amén.
Fuente: Catholic.net

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