A LA EVANGELIZACIÓN DE AMÉRICA
(12 de Octubre de 1492)
Por Tomás González Pondal
Te quisieron enterrar, a ti sagrada,
empresa colosal y muy divina,
los que siguen leyendas disfrazadas
con negras imágenes y mortal inquina.
Avergonzados de tu brazo, de tu hazaña,
hasta de tu nombre glorioso renegaron,
esparcieron ponzoñas contra España,
y en inverosímiles historias naufragaron.
Algunos con perdones sumaron al entierro,
y de la Providencia Su Dedo escupieron;
se empeñó el camaleón contra el lucero:
«La luz brilla en las tinieblas, mas estas no la
recibieron» (Jn. 1, 3).
No había luz en América y vino España,
e imitó a Dios creando al mundo:
«hubo tarde y hubo mañana»,
allí donde reinaba el caos profundo.
Beso Tu mano, Trinidad Santa,
por la Madre Patria que me diste;
lo que a este espantoso mundo espanta,
para mí es alegría que me viste.
Ni de la raza ni de la diversidad es día,
se celebra hoy la misión Evangelizadora,
aquella que de España a las Américas trajo
la Divina Sangre Redentora.