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2 DE NOVIEMBRE: CONMEMORACIÓN DE TODOS LOS FIELES DIFUNTOS

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Orar por los difuntos es una de las tradiciones cristianas más antiguas. Es muy explicable que, al día siguiente de celebrar a todos aquellos que han llegado ya a la intimidad con Dios (los Santos), nos preocupemos por todos nuestros hermanos que han muerto con la esperanza de resucitar y con una fe tan sólo conocida por Dios. 

 Es normal que nos duela la muerte de los seres queridos, especialmente si ha sido reciente, pero los seguimos entregando y encomendando al Dios misericordioso, pidiéndole que ellos gocen ahora de su presencia. Al celebrar a todos los difuntos, también ofrecemos a Dios lo que nos queda de vida, para realizarla según Dios, y nos preparamos a nuestra propia muerte, sabiendo que al final de nuestra vida se nos juzgará sobre el amor, no sólo manifestado de palabra o en nuestras devociones sino, sobre todo, en nuestras buenas obras.  

  Cuando una persona muere ya no es capaz de hacer nada para ganar el cielo; sin embargo, los vivos sí podemos ofrecer nuestras obras para que el difunto que se encuentre en el purgatorio alcance la salvación.  

  Con las buenas obras y la oración se puede ayudar a los seres queridos a conseguir el perdón y la purificación de sus pecados para poder participar de la gloria de Dios. A estas oraciones se les llama “sufragios”. El mejor sufragio es OFRECER el Santo Sacrificio de la Santa Misa por los difuntos.  

  Debido a las numerosas actividades de la vida diaria, las personas muchas veces no tienen el debido tiempo de atender a los que viven con ellos, y es muy fácil que se olviden de lo provechoso que puede ser la oración por los Fieles Difuntos. Debido a esto, la Iglesia ha querido instituir un día, el 2 de noviembre, que se dedique especialmente a la oración por aquellas almas que han dejado la tierra y aún no llegan al cielo.  

  Nuestra oración por los muertos puede no solamente ayudarles, sino también hacer eficaz su intercesión a nuestro favor. Los que ya están en el cielo interceden por los que están en la tierra para que tengan la gracia de ser fieles a Dios y alcanzar la vida eterna. Las almas que han alcanzado a salir del Purgatorio, son muy agradecidas e interceden mucho por quienes pidieron por ellas.  

  Para aumentar las ventajas de esta fiesta litúrgica, la Iglesia ha establecido indulgencias, como explicaremos al final de este escrito, entre el 1 y el 8 de noviembre.  

  SENTIDO CRISTIANO DEL DÍA DE LOS FIELES DIFUNTOS.  

  El conmemorar este día nos hace recordar los siguientes aspectos:  

  * Nos recuerda nuestra fragilidad. Pese a nuestra inteligencia y avances, no tenemos el control sobre los misterios de la naturaleza, mucho menos sobre los insondables destinos del Señor. Desde esta perspectiva, la fiesta nos invita a vivir la humildad cristiana. Porque el ser humano no está solo en el universo, depende radicalmente de su relación con Dios. Intentar desaparecer esta perspectiva, es uno de los motivos de los resquebrajamientos morales y sociales del mundo actual.  

  * Vamos por el camino de la vida hacia un destino común: “ser ciudadanos del cielo”. La realidad de la muerte terrena se impone, pero es un paso obligado hacia la vida que impulsa y motiva a los cristianos: la vida eterna. Esta creencia y gozo en “la resurrección de la carne”, como afirma el Credo, significa reconocer que hay un fin último, una finalidad última para toda la vida humana. Esto le concede un sentido y esperanza al hecho natural de la muerte. No estamos arrojados a este mundo por azar y sin esperanza; todo lo contrario, somos creados por un acto de amor divino y debemos manifestarlo en nuestra vida cotidiana y, una vez que partamos de este mundo, retornaremos a nuestro Creador que, como menciona san Agustín: Señor, nos hiciste para Ti y nuestro corazón estará inquieto hasta que descanse en Ti.  

  * El ser humano no es un ser para la muerte; hemos de estar convencidos de ello. Porque, muy al contrario, a ejemplo de Cristo, los cristianos debemos ser personas volcadas a la vida, dando a conocer la experiencia salvífica de Cristo resucitado. La muerte es consumación y advenimiento, es decir, el fin de nuestra estancia o estadía aquí en la tierra, pero el inicio de nuestra existencia en la Gloria, en el cielo, si hemos sido fieles.   

  * Somos puente de unión entre la Iglesia militante y nuestros antecesores en la fe, lo que se conoce como la “Iglesia triunfante” (los que ya gozan de la presencia de Dios) y la “purgante” (los que están preparándose para disfrutar de la presencia del Altísimo). En otras palabras, esta fiesta de los difuntos nos da un sentido de comunidad. Los cristianos no estamos solos ante las vicisitudes o pruebas de la vida. Contamos con la oración continua de nuestros antecesores y, al mismo tiempo, nuestras plegarias suben a la Iglesia triunfante y ayudan a la Iglesia purgante.  

  * Desde estos presupuestos, podemos recordarlos con cariño y visitar los sepulcros donde “duermen en el Señor” aquellos familiares, amigos y hermanos en la fe, orarando por su eterno descanso, ganando indulgencias para ellos y, también, mandando celebrar por sus almas el Santo Sacrificio de la Misa.  

  🌸 *INDULGENCIAS* 🌸  

  Con motivo de la conmemoración de los Fieles Difuntos, *existe la posibilidad de ganar una indulgencia plenaria del 1.° al 8 de noviembre*, solo aplicable a las benditas almas del Purgatorio.  

  Las obras prescritas son:  

   *El 2 de noviembre*: Visitar una iglesia u oratorio y rezar ahí un Padrenuestro y un Credo.  

   *Del 1.° al 8 de noviembre*: Se puede ganar cada día una indulgencia plenaria visitando un cementerio y rezando ahí por los difuntos.  

   Las condiciones generales para ganar esta indulgencia son:  

  1. Tener la intención al menos general de ganarla.  

  2. Confesión, que puede hacerse dentro de los ocho días anteriores o posteriores.  

  3. Recibir la Sagrada Comunión ese día.  

  4. No tener afecto actual a ningún pecado, ni siquiera venial.  

  5. Cumplir con la obra particular prescrita.  

  6. Rezar por las intenciones del Papa un Padrenuestro y un Avemaría (u otra oración).  

  Las intenciones deben ser las siguientes:  

  ~ La exaltación de la Iglesia católica ~ La extirpación de las herejías ~ La propagación de la Fe ~ La conversión de los pecadores - La paz y la concordia entre los gobernantes cristianos ~ Los demás bienes del pueblo cristiano  

  Nota: Si las condiciones no se cumplen en su totalidad, igualmente existe la posibilidad de ganar la indulgencia en forma parcial.
 

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