Dios mío,
Dame el día de hoy fe para seguir adelante;
Dame grandeza de espíritu para perdonar;
Dame paciencia para comprender y esperar;
Dame voluntad para no caer;
Dame fuerza para levantarme si caído estoy;
Dame amor para dar;
Dame lo que necesito y no lo que quiero;
Dame sabiduría, genuina prudencia y valentía para decir lo que debo decir y convencer a quien deba ayudar;
Haz que yo sea el mejor ejemplo para mis hijos;
Haz que yo sea el mejor amigo de mis amigos;
Hazme fuerte para recibir los golpes de la vida;
Déjame saber qué es lo que tú quieres de mí;
Déjame tu paz para que la comparta con quien no la tenga;
Ayúdame a mantenerme alejado de los falsos pastores y defender siempre la fe que tu has enseñado y que la Iglesia ha custodiado durante dos mil años;
Por último, ayúdame a no apartarme nunca de ti y asísteme a la hora de la muerte, para morir confesado y en Gracia santificante, siéndote fiel hasta el final de mi vida, y poder decir como últimas palabras: ¡Viva Cristo Rey!
Amén