«Igual que el sol no se puede dividir, tampoco se pueden separar Dios y el hombre (esto es, no se puede dividir a Cristo, verdadero Dios y verdadero hombre) en la blancura de la hostia. Supongamos que ésta fuese dividida: si se pudiera hacer de ella millares de millares de trocitos, en cada uno estaría (Cristo) todo Dios y todo hombre (es decir íntegramente Cristo con su Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad), como te he dicho; como el espejo que se quiebra, y, a pesar de todo, no se parte la imagen que se vé en él, así al dividir la hostia, no se separa a Dios y al hombre sino que cada parte lo contiene todo».
Santa Catalina de Siena