"El que por primera vez se entera del descubrimiento de Pasteur sobre los gérmenes infecciosos que pululan por todas partes, siente como una reacción que lo hace ponerse a la defensiva, movido por el instinto de conservación. San Pablo, que ya nos enseñó cómo las cosas de la naturaleza son imágenes de las sobrenaturales, nos revela aquí, en el orden del espíritu lo mismo que Pasteur en el orden físico, para que podamos vivir a la defensiva de nuestra salud contra esos enemigos infernales, que a la manera de los microbios, no por invisibles son menos reales, y que como ellos nos rondan sin cesar buscando nuestra muerte. Nótese que estos demonios son llamados príncipes y potestades. Jesús los llama ángeles del diablo. ¿No es cierto que pensamos pocas veces en la realidad de este mundo de los malos espíritus, donde están nuestros más peligrosos enemigos?"
Mons. Straubinger