La cosa, en realidad, es más fácil de lo que parece aunque no lo ven. Que Cristo debe reinar en el corazón de cada creyente no es discutible. Es obvio. La cuestión es si no debe reinar también en las familias. Seguramente también están de acuerdo. ¿Y qué pasa con las instituciones "superiores" a las familias? Me refiero, por ejemplo, a una parroquia o a un municipio. A una diócesis o al pueblo de una nación, ¿ahí no reina? ¿Y qué pasa con las naciones? ¿ahí tampoco le toca reinar?
¿Reducimos el reinado de Dios solo al ámbito de la persona, del individuo? ¿quizás solo al de la comunidad religiosa? ¿Qué hay que deba escapar a dicho reinado?
Dicen que se empieza de abajo hacia arriba. ¿Y a cuento de qué una vez que estaba arriba había que aceptar que fuera derribado?
Enseña San Pablo que la ley mosaica fue la maestra que nos llevó a Cristo. Y una vez en Cristo, ya no era necesario estar bajo la ley. Pero no porque en Cristo no tengamos ley, sino porque Cristo mismo y su evangelio son la ley suprema y su gracia el instrumento para que podamos cumplirla. Y eso vale tanto para el individuo como para la familia y la patria.
¿Cómo se puede ser de Cristo y no querer que tu patria esté sometida a su reinado? ¿cómo no querer que las instituciones y las leyes por las que se ordena tu pueblo sean conformes a la ley natural y la ley divina? ¿es eso teocracia? ¿acaso las buenas leyes no pueden ejercer la labor pedagógica que ayude a los pueblos a reencontrarse con Cristo?
La Cristiandad no fue perfecta. Las consecuencias de la caída siempre están presentes. Pero se tenía muy claro quién era el Rey de reyes. Hoy ese Rey de Reyes ha sido expulsado, despreciado y convertido en algo pasado a quien se considera un obstáculo para el "progreso" del hombre. Han sustituido la soberanía de Cristo por la soberanía del hombre adámico.
Algunos, simplemente, somos testigos del Reino de Dios en toda su extensión. No sé si eso es evangelizar o qué. Queremos que Cristo reine hoy, aquí, en todos y sobre todos.
¡ Christus vincit !
¡ Christus regnat !
¡ Christus imperat !
¡Viva Cristo Rey!
Autor: Luis Fernando