- QUIEN ESTANDO LEGÍTIMAMENTE CASADO ANTE DIOS SE LLEGA A DIVORCIAR Y CONTRAE NUEVO "MATRIMONIO" CIVIL, EN REALIDAD VIVE EN AMASIATO Y NO PUEDE COMULGAR.
- ADEMÁS, COMETE PECADOS MORTALES DE ADULTERIO Y DE FORNICACIÓN.
- DEBE SER CONSIDERADO UN PECADOR PÚBLICO EN TANTO NO ABANDONE ESA CONDICIÓN.
- QUIEN MUERE EN ESE ESTADO (SIN ARREPENTIRSE), PERDERÁ ETERNAMENTE SU ALMA.
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1) Quien ocasionalmente tiene una relación sexual -siendo entre dos personas solteras- peca gravemente como fornicario.
2) Si la relación OCASIONAL del soltero es con una persona casada ante Dios, el pecado es más grave: de adulterio y de fornicación.
3) Cuando esa relación es permanente entre dos solteros, se vive una situación pecaminosa de "amor libre" o concubinato y se considera a quienes lo practican como pecadores públicos.
4) Cuando un casado(a) por la Iglesia tiene un(a) amante (se entiende que de manera habitual) es un(a) fornicario(a), adúltero(a) y se considera un(a) pecador(a) público(a). (Si la o el amante es casada(o) hay un agravante por el doble adulterio).
5) Quien estando casado(a) por la Iglesia, se divorcia civilmente y dizque vuelve a contraer un falso matrimonio civil, incurre exactamente en la misma situación señalada en el inciso anterior pues su falso matrimonio es en realidad un amasiato: es un(a) fornicario(a), adúltero(a) y se considera un(a) pecador(a) público(a). (Si la o el amante es casada(o) hay un agravante por el doble adulterio).
Como puede observarse no hay diferencia alguna entre el caso 4 y el 5, ambos viven en amasiato pues un casado por la Iglesia, divorciado y dizque vuelto a "casar", en realidad sigue casado ante Dios en un único y verdadero matrimonio. El divorcio es una falacia y no tiene ningún poder para romper un matrimonio legítimamente contraído ante Dios y la Iglesia. Las leyes de los hombres no tienen ningún poder ni valor sobre las leyes de Dios. El nuevo matrimonio es falso y sin valor alguno, pues el matrimonio contraído ante Dios sigue plenamente vigente. Las leyes humanas son ilícitas e inválidas si van contra la Ley de Dios. Dice la Palabra de Dios: "Es necesario obedecer a Dios antes que a los hombres" Hechos 5: 29.
Cardenal Kasper |
De ahí la gravedad que el cardenal y "teólogo" Kasper -reconocido por su modernismo- haya planteado en Roma la posibilidad de, en algunos casos excepcionales, dar la Eucaristía a los divorciados dizque vueltos a casar. Pues quien es un pecador público que voluntariamente permanece en tal condición, no puede EN NINGÚN CASO recibir -pues está en pecado grave- el Cuerpo de Cristo, pues como dice San Pablo -divinamente inspirado- quien lo hace: COME Y BEBE SU PROPIA CONDENACIÓN.
No hay circunstancia -por lacrimógena y extrema que se quiera imaginar- que permita y autorice el sacrilegio. Quien lo permite es tan culpable como el que lo realiza o quizá más, pues debe conocer que la moral y las enseñanzas de la Iglesia no pueden ser modificadas.
No hay nada original al decir esto. Lo dijo ya la Iglesia en varias ocasiones. Basta recordar lo que define el Concilio Vaticano I:
"La doctrina de la fe que Dios ha revelado, no ha sido propuesta como un hallazgo filosófico que deba ser perfeccionado por los ingenios humanos, sino entregada a la Esposa de Cristo como un depósito divino, para ser fielmente guardada e infaliblemente declarada. De ahí también que hay que mantener perpetuamente aquél sentido de los sagrados dogmas que una vez declaró la santa madre Iglesia y jamás hay que apartarse de este sentido so pretexto y nombre de una más alta inteligencia." (D, 1800).Y -como explica un religioso- claro está que para guardar el depósito, para custodiar los sagrados dogmas, hay que tener fe. Sin fe, los dogmas son verdades históricas pasajeras, que pueden ser remodeladas a gusto del primer chiquilicuatre que meta sus patazas en el trabajo teológico. Un teólogo que no tenga fe en los dogmas es como un matemático que no confíe en la tabla de multiplicar, pero con el agravante de que el matemático será considerado como un ignorante y puede salvarse; mientras el teólogo sin verdadera fe, si no rectifica, llegaría a condenarse.
No puede haber excepción alguna:
-El matrimonio religioso es indisoluble y subsiste hasta la muerte de algún cónyuge.
-El casado por la Iglesia Católica que vive conyugalmente con quien no es su legítima mujer (esté o no dizque "casado" civilmente) vive en adulterio y es un pecador público mientras no cambie su condición. Cristo dijo: "Lo que Dios ha unido no lo separe el hombre" Mt. 19:6.
-Quien permita comulgar a un pecador público, sabiendo que lo es, comete y permite un sacrilegio y hace que el comulgante coma y beba su propia condenación.
De ahí que nadie pueda permitir en nombre de lo pastoral ir directamente contra las mismas enseñanzas de Cristo que la Iglesia siempre ha custodiado y transmitido. Incluso, hasta en el hipotético caso que un Papa se dejase engañar por estos téologos modernistas y lo permitiera (naturalmente sin hacer uso del don de la infalibilidad que exige ciertas condiciones para que se dé), ni siquiera -en esa supuesta hipótesis- él tendría autoridad para ello y su permisión carecería de todo valor y sería nula e írrita, pues "El Romano Pontífice, como todos los fieles, está subordinado a la Palabra de Dios, a la fe católica, y es garante de la obediencia de la Iglesia y, en este sentido, "servus servorum". No decide según su arbitrio, sino que es portavoz de la voluntad del Señor, que habla al hombre en la Escritura vivida e interpretada por la Tradición; en otras palabras, la "episkopé" del Primado tiene los límites que proceden de la ley divina y de la inviolable constitución divina de la Iglesia contenida en la Revelación" (Tomado del documento "EL PRIMADO DEL SUCESOR DE PEDRO EN EL MISTERIO DE LA IGLESIA", texto decisivo de la Congregación para la Doctrina de la Fe, firmado por el entonces Cardenal Joseph Ratzinger).
DIFÍCIL ES ESTA DOCTRINA, PERO ES LA REVELADA POR DIOS.
Tan es así, que en la reciente presentación de un libro, el cardenal Müller, a pesar de su propio modernismo (ver haz click), también hizo declaraciones sobre el tema de la readmisión a la comunión de los divorciados vueltos a casar. Señaló que el verdadero problema es el divorcio y reafirmó lo dicho en L’Osservatore Romano el 23 de octubre de 2013, destacando que no expresa una opinión personal sino la doctrina de la Iglesia: la indisolubilidad del matrimonio, por lo que no se puede aceptar el divorcio.
Por tanto, la propuesta del cardenal Kasper de readmitir a los sacramentos a los divorciados vueltos a casar civilmente, es inaceptable porque supone legitimar el divorcio y negar de hecho la indisolubilidad del matrimonio.
Tampoco puede aceptarse que se afirme que la doctrina no se toca y que la pastoral debe estar guiada por la misericordia. Sobre esto, Müller dice que pastoral y doctrina son la misma cosa, pues Cristo como pastor y como maestro es siempre el mismo; y la doctrina no es una teoría hecha por los teólogos sino la palabra de Cristo, por lo que la doctrina no se puede cambiar. Ha añadido que atender a la situación de la familia de hoy no puede hacerse contra la voluntad de Cristo, porque “la misericordia de Dios no puede nunca ser contraria a la justicia de Dios”.
Son declaraciones importantes ante la confusión producida por la propuesta de Kasper, y que -aunque vengan de otro modernista- vuelven a repetir y poner de manifiesto de forma clara la doctrina de la Iglesia, no porque lo diga Müller sino porque repite la doctrina perenne.
Kasper quiere abrir una rendija y hacer excepciones para permitir el sacrilegio. Bien sabe que abierta la rendija, en la práctica la puerta acabaría abriéndose de par en par -como ya se practica en varias partes de Alemania- y el sacrilegio quedaría autorizado para permitir que esos desdichados beban y traguen su propia condenación.
Y lo peor: a eso le llama misericordia, cuando la verdadera misericordia es buscar la conversión del pecador para que pueda ser salvo.
Kasper quiere abrir una rendija y hacer excepciones para permitir el sacrilegio. Bien sabe que abierta la rendija, en la práctica la puerta acabaría abriéndose de par en par -como ya se practica en varias partes de Alemania- y el sacrilegio quedaría autorizado para permitir que esos desdichados beban y traguen su propia condenación.
Y lo peor: a eso le llama misericordia, cuando la verdadera misericordia es buscar la conversión del pecador para que pueda ser salvo.
Ver también (haz click): 1)¿PUEDE DIOS PERDONARME SI NO HAY UN CONFESOR?
2)¿COMULGAR SIN CONFESARSE?