Cuando uno escucha gente que dice “hay ser moderado, pues todos los extremos son malos”, no sé si puedo estar de acuerdo con eso. El extremo del mal es el bien. ¿Tengo que ser moderado en hacer el bien? ¿No debo ser ni tan bueno ni tan malo sino mediocre? Como Cristo dice que más vale seas frío o caliente porque al tibio lo vomitaré de mi boca, no me parece que tengamos que estar en el medio del bien o del mal. Yo creo que en ciertas cosas no hay que ser moderado. La caridad no admite moderación y uno puede ser caritativo hasta el extremo. Y aclaro, tener caridad no es sinónimo de ser tonto. Si yo sé y tengo certeza de que el pobre va a usar mi dinero para comprar drogas, no es ningún acto de caridad darle dinero. En todo caso debo comprarle comida, pero no darle plata. En definitiva, lo que quiero decir es que tenemos que tener cuidado con repetir expresiones como “tolerancia, moderación, o igualdad”. No siempre estos términos tienen una connotación cristiana (aunque no niego que podrían tenerla dependiéndo del contexto en el cual uno las use).
Los medievales, antes de empezar sus discusiones definían los términos que iban a usar para estar seguros que todos estaban en la misma página y así se evitaban malos entendidos. Lo mismo debemos hacer nosotros. Cuando alguien nos habla de “ser moderados o tolerantes” hay que preguntarle que es lo que entiende esa persona por “tolerancia y moderación”, ya que los comunistas no tienen el mismo concepto de tolerancia y moderación que el que tienen los cristianos. Además, un cristiano no puede ser tolerante en temas como el aborto (por dar un ejemplo de tantos). Un cristiano puede rezar por la conversion de la persona abortista, pero debe odiar y combatir el crímen del aborto sin titubeos ni correcciones políticas, ya que el aborto no puede tener justificación en ningún caso. Y cuando alguien diga “todos los extremos son malos” hay que preguntarle a cuales extremos se refiere, ya que una cosa son los extremos ideológicos y otra cosa muy diferente son los extremos como bien-mal; amor-odio; debilidad-fortaleza; ignorancia-sabiduría. No hay que confundir la pata con la cola, ni buscarle la quinta pata al gato.
Muchas bendiciones para cada uno de ustedes.
Padre Tomas A. Beroch