Este fenómeno, conocido como comportamiento gregario, se caracteriza por una confianza ciega en la masa, lo que lleva a los individuos a apagar su propio instinto de autoconservación, dependiendo exclusivamente de lo que hace el grupo. En el caso de las ovejas, este comportamiento las protege de los depredadores en situaciones normales, pero las deja vulnerables ante situaciones excepcionales. Si una oveja toma una decisión equivocada, las demás la siguen automáticamente, sin reflexión ni discernimiento.
1. El Comportamiento de las Ovejas: Una Lección sobre la Ceguera Colectiva
El comportamiento de las ovejas ilustra de manera clara cómo los individuos pueden anular su propio juicio crítico cuando confían excesivamente en el grupo. En lugar de utilizar su instinto natural para protegerse, se entregan a la seguridad aparente que ofrece la manada. Esto refleja una verdad importante: cuando el grupo está equivocado, la confianza ciega en él puede llevar a la perdición.
Este instinto gregario apaga los mecanismos de defensa individual. En el caso de las ovejas, su reacción inmediata es seguir al grupo, ya que su naturaleza les dicta que, en conjunto, tienen más posibilidades de sobrevivir. Sin embargo, cuando una oveja toma una mala decisión, como lanzarse a un precipicio, este instinto deja de ser una protección y se convierte en un camino directo a la muerte. El grupo, al estar dirigido por una acción equivocada, se convierte en su propia trampa.
2. Analogía con la Sociedad Moderna: El Rebaño y la Pérdida de Discernimiento
Lo que vemos en el comportamiento de las ovejas tiene un reflejo directo en la sociedad moderna. En lugar de guiarse por la verdad objetiva, muchas personas han apagado su capacidad de discernir y reflexionar, dejándose llevar por las corrientes culturales y sociales del momento. Como las ovejas, confían en la seguridad del grupo, sin cuestionar si este se dirige al bien o al mal. Este comportamiento, al igual que en el caso de las ovejas, se basa en un instinto de conformidad y comodidad.
La sociedad contemporánea está profundamente marcada por esta ceguera colectiva. Influenciada por ideologías erróneas, se deja llevar por tendencias que no solo están alejadas de la virtud, sino que activamente la destruyen. Como señaló San Pío X en su encíclica Pascendi Dominici Gregis, el modernismo, al colocar la razón humana por encima de la fe, lleva al hombre a una trampa similar a la de las ovejas: “El modernista, lejos de buscar la verdad objetiva, sigue ciegamente el curso de la razón, y así se aparta de Dios” (Pascendi, 36).
3. Pérdida del Pensamiento Crítico y la Voluntad de Seguir el Bien
Al igual que las ovejas, los individuos de la sociedad moderna han perdido la capacidad de detenerse a reflexionar sobre el camino que están tomando. Ya no se cuestiona si lo que hacen está alineado con la verdad o si lleva al verdadero fin del hombre, que es Dios. La búsqueda de la comodidad y la aceptación social ha reemplazado el juicio crítico y la formación moral sólida.
En este sentido, Santo Tomás de Aquino, en su Summa Theologiae, enseña que el hombre debe guiar su vida conforme a la razón iluminada por la fe. Sin embargo, cuando la razón humana es oscurecida por el error y el pecado, como sucede en la sociedad moderna, el hombre se encuentra perdido, incapaz de ver el peligro hacia el que se dirige. La cultura actual, dominada por el relativismo y el materialismo, ofrece una falsa seguridad que lleva al hombre a actuar como el rebaño que sigue ciegamente hacia el precipicio.
4. La Seguridad Falsa en el Grupo: Una Sociedad sin Discernimiento
El grupo, al igual que en el caso de las ovejas, ofrece una seguridad aparente. La conformidad a las normas sociales y culturales, aun cuando están en desacuerdo con la verdad, parece proporcionar al individuo la aceptación y el confort que busca. Sin embargo, este confort es efímero y engañoso, ya que el grupo, cuando está basado en errores y vicios, inevitablemente lleva a la destrucción moral.
El Padre Royo Marín, en su obra Teología Moral para Seglares, advierte sobre los peligros de este tipo de conformidad. Al ignorar las enseñanzas de la fe y dejarse llevar por el mundo, las almas se precipitan al abismo espiritual, creyendo que la sociedad moderna tiene respuestas a sus preguntas más profundas. La realidad es que solo Dios es la respuesta, y apartarse de Él para seguir al mundo lleva a la ruina.
5. La Necesidad de Formar una Conciencia Individual Sólida en la Verdad
La única manera de evitar el destino de las ovejas que caen por el precipicio es desarrollar un pensamiento individual sólido, formado en la fe y en la verdad. Como católicos, estamos llamados a educar nuestra conciencia según los principios de la moral cristiana, no según las modas o los caprichos del momento. Santo Tomás de Aquino nos enseña que “la virtud es el hábito por el cual el hombre actúa conforme a la razón iluminada por la fe”. Sin una formación en la verdad, el hombre es vulnerable a caer en los errores colectivos de la sociedad moderna.
6. La Educación de los Hijos en la Verdad: Un Escudo contra el Error
Finalmente, es esencial que eduquemos a nuestros hijos en la verdad para que puedan resistir las mentiras del mundo moderno. León XIII, en su encíclica Sapientiae Christianae, nos recuerda la importancia de la educación católica como medio para formar una juventud capaz de discernir entre el bien y el mal, entre la verdad y la mentira. Si nuestros hijos no son formados en la fe, estarán condenados a seguir ciegamente a la sociedad hacia el precipicio de la perdición.
Conclusión: La Urgencia de un Retorno a la Verdad
La analogía entre el comportamiento gregario de las ovejas y la sociedad moderna es clara: la confianza ciega en el grupo sin un discernimiento personal sólido lleva a la ruina. Hoy más que nunca, es urgente formar nuestras conciencias en la verdad, educar a nuestros hijos en la virtud y resistir las corrientes de error que dominan la sociedad. Solo un retorno a la verdad y a la virtud católica puede salvar a la sociedad moderna de caer al precipicio espiritual al que se dirige. Como nos enseña Santo Tomás, “el fin último del hombre es Dios”, y solo siguiendo la verdad podremos alcanzarlo.
Bibliografía
• San Pío X, Pascendi Dominici Gregis.
• Santo Tomás de Aquino, Summa Theologiae.
• Padre Royo Marín, Teología Moral para Seglares.
• Papa León XIII, Sapientiae Christianae.