La modestia en el vestido femenino es un reflejo de la belleza interior, una elegancia silenciosa que habla de respeto y dignidad. Su ropa es un escudo que protege su intimidad, un símbolo de su valor y principios. Una mujer modestamente vestida es una mujer que valora su propia dignidad y que brilla y muestra su valer sin necesidad de exhibirse.
En un mundo que a menudo se confunde la libertad con el exhibicionismo y el libertinaje, la modestia es un recordatorio de que la verdadera belleza reside en la profundidad, no en la superficie.
La modestia debe ir de la mano del buen gusto. Es, así, un elogio a la feminidad, una celebración de la elegancia y el gran valor de la mujer.