Cristeros |
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Corazón de Jesús: Bañado en llanto,
vuelvo a pulsar mi enronquecida lira
para elevarte mi postrero canto:
último, sí, porque tu siervo expira.
Sin fuego el corazón, sin luz mis ojos,
marchaba paso a paso mi camino
quebrando espinas y pisando abrojos,
hacia el próximo fin de mi destino.
Y no eran, Tú lo sabes, mis dolores
los que llorar me hicieron; no que al cabo
en el destierro nadie busca flores
ni es la copa de miel para el esclavo.
Por México lloré; porque volviera
a tus brazos, Señor. Yo te decía:
"Cura a mi pobre Patria su ceguera
aunque tu siervo nunca mire el día"
Y mi Patria sanará... Yo no lo he visto,
pero escuché la voz que proclamaba:
"Venid todos, venid a Jesucristo".
Era mi Patria que a tus pies llegaba.
Y cual ronco bramar de cien torrentes
a mi oído llegó sublime canto
con que los mexicanos, reverentes
te proclamaban Rey, Corazón Santo!!
¿Qué importa que furiosas tempestades
de México sacudan la barquilla...?
¿No eres Tú el mismo Dios del Tiberiades?
¡Feliz mi Patria, llegará a la orilla!
¡Qué importa que mi Patria al golpe rudo
de mil puñales a tus pies sucumba!...
Qué, ¿no es tu voz aquella voz que pudo
a un muerto sacar vivo de su tumba?
¡Eres el Rey de México! Su suerte
en tus manos está... Señor, ya es hora
de que mandes al ángel de la muerte
por este esclavo que a tus plantas llora.