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EL PROBLEMA ACTUAL DE LA IGLESIA: UNA RELIGIÓN DESCAFEINADA Y ADULTERADA

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MEZCLA DE VERDADES AL GUSTO DE CADA QUIEN
El problema fundamental está en que tenemos los pastores que nos merecemos por nuestras infidelidades a Dios. Muchos sacerdotes lamentablemente no creen ya en todos los dogmas de fe, la herejía modernista ha invadido a muchos eclesiásticos en la Iglesia. Buscando como "amoldarla" al mundo han terminado mundanizándose ellos mismos. Gran cantidad de sacerdotes ya no están hambrientos de la gloria de Dios y de la salvación de las almas. No siguen el ejemplo de los grandes santos. ¿Dónde se escuchan prédicas como las del santo Cura de Ars, san Luis María Grignion de Montfort, san Alfonso María de Ligorio, el padre Pío y tantos y tantos grandes predicadores como ha tenido la Iglesia en veinte siglos? No las hay porque no se vive realmente lo que se debe creer y obrar. Nadie da lo que no tiene. Por eso los confesionarios muchas veces están vacíos, mientras que los grandes santos pasaban horas en ellos. Por eso se trivializa la liturgia. Por eso hay tantos abusos en la misma. Hoy se habla más de política o sociología en el púlpito. Se callan las grandes verdades de la fe así como las enseñanzas morales, todo ello para "no asustar" a los fieles y perder "clientela" (muchos es como los ven, no como almas para ser salvadas), siendo que así se pierden más fieles, pues lo descafeinado a nadie atrae. Se busca hacer fácil todo y se incurre en el relativismo dogmático y moral. Malos pastores dizque "absuelven" a quienes siguen viviendo en pecado y les dan la Eucaristía, todo esto contra la doctrina explícita de Cristo sostenida durante 2,000 años por la Iglesia Católica. Y ahora pretenden que estas prácticas sacrílegas y estas confesiones inválidas sean aprobadas oficialmente. Quien no vive conforme a su fe acaba creyendo como vive, de ahí la descomposición moral en las costumbres de un sector del clero que ha generado escándalos y ello ha incidido que muchos se alejen de la Iglesia, al no distinguir al mal ministro de la doctrina divina que predica (o debe predicar) y de la Iglesia como institución fundada por Cristo. Lo curioso es que diferencian un mal médico y lo distinguen de la ciencia médica y no tienen la capacidad de diferenciar entre un mal sacerdote y la religión que Dios nos dejó y la Iglesia que Cristo mismo instituyó.

Cierto que hay todavía sacerdotes buenos que buscan la salvación de los fieles (¡Dios los bendiga!), pero el mal se ha extendido por todas partes. Parece ser que las profecías bíblicas sobre la apostasía universal están tomando forma, pues pasamos por un periodo de apostasía tanto entre los seglares como en los mismos eclesiásticos. Unos como otros escogen las verdades que no les incomodan, otras las sostienen pero vaciadas de su verdadera significación, para llegar finalmente hasta negar dogmas y enseñanzas morales fundamentales que siempre fueron sostenidas por la Iglesia por haberlas recibido de Dios mismo. De ahí la importancia de huir de los falsos pastores y pedir por los buenos sacerdotes, para que se mantengan en la fe. El humo de satanás se ha infiltrado. El denunciado proceso de "autodemolición" se acelera en lugar de disminuir. San Pío X nos advirtió de todo esto y lo combatió desde principios del siglo pasado. Cristo mismo nos dijo que vendrían falsos profetas. Hoy en día pululan.

 De ahí la necesidad de conocer bien nuestra fe, pura sin mezcla de modernismos, pues las enseñanzas de Cristo son inmutables y sus verdades no cambian ni se transforman, ni se adaptan a las veleidades del mundo. De ahí la importancia de practicar nuestra fe tal como es realmente y como siempre nos la ha enseñado la Iglesia por medio de su Magisterio. Debemos ser fieles a Cristo y a su única y verdadera Iglesia: la Católica. No a una iglesia falsificada por los hombres que quieren mundanizarla, en lugar de ayudar al creyente a ser y hacer lo que Dios quiere, para que -de este modo- alcance la bienaventuranza eterna.

Pero, luego de este terrible y prolongado periodo de prueba en que vivimos, el Corazón Inmaculado de María finalmente triunfará. Y con él quien haya perseverado en la fidelidad.

¡Santa María de Guadalupe, salva nuestra Patria, conserva nuestra fe y defiéndenos de los falsos pastores!


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