Ante la terrible crisis que atraviesa nuestra madre, la Iglesia Católica, así como la gravísima situación que estamos viviendo a nivel mundial, en la que destaca el martirio y cruel persecución de cristianos en varios países, nos hemos comprometido en este año a lo siguiente:
-El rezo diario del Santo Rosario.
-Cumplir la petición de la dulcísima Virgen en Fátima: realizar la comunión reparadora de los cinco primeros sábados de mes.
-Renovar nuestra Consagración al Inmaculado Corazón de María.
-Rezar diariamente la oración por los pecadores enseñada por la Virgen en Fátima, pidiendo -además- que el Papa consagre, junto con todos los obispos del mundo, Rusia al Inmaculado Corazón de María.
En este post veremos de qué se trata y cómo realizar el segundo punto.
ANTECEDENTES
"Habéis visto el infierno, adonde van las almas de los pobres pecadores; para salvarlas, Dios quiere establecer en el mundo la devoción a mi Inmaculado Corazón. Si hicieran lo que os voy a pedir, se salvarán muchas almas y tendrán paz. La guerra va a acabar. Pero si no dejan de ofender a Dios, en el reinado de Pío XI comenzará otra peor (...) Para impedirlo, vendré a pedir la consagración de Rusia a mi Inmaculado Corazón, y la comunión reparadora de los primeros sábados. Si atendieren a mis peticiones, Rusia se convertirá y habrá paz; si no, esparcirá sus errores por el mundo, promoviendo guerras y persecuciones contra la Iglesia. Los buenos serán martirizados, el Santo Padre tendrá que sufrir mucho, varias naciones serán aniquiladas. Por fin mi Corazón Inmaculado triunfará".
Este anuncio que dirigía la Santísima Virgen a los tres niños de Fátima el 13 de julio de 1917, se realizará 8 años después, el 20 de diciembre de 1925. Lucía se encontraba en Pontevedra, realizando su noviciado en el convento de las Religiosas Doroteas de Pontevedra. En una habitación, hoy transformada en capilla, se apareció de nuevo la Santísima Virgen. Lucía nos lo cuenta de la siguiente manera1:
"Día 10 de diciembre de 1925. Se le apareció la Santísima Virgen, y al lado, suspenso en una nube luminosa, un Niño. La Santísima Virgen, poniéndole una mano en el hombro, le mostró al mismo tiempo un Corazón que tenía en la otra mano, cercado de espinas. En el mismo momento dijo el Niño: -Ten compasión del Corazón de tu Santísima Madre que está cubierto de espinas, que los hombres ingratos continuamente le clavan; sin haber quién haga un acto de reparación para arrancárselas.
En seguida dijo la Santísima Virgen: -Mira, hija mía, mi Corazón, cercado de espinas que los hombres ingratos me clavan continuamente con blasfemias e ingratitudes. Tú, al menos, procura consolarme y di que todos aquellos que durante cinco meses, en el Primer Sábado se confiesen, reciban la Santa Comunión, recen la tercera parte del rosario y me hagan 15 minutos de compañía, meditando en los 15 misterios del rosario, con el fin de desagraviarme, yo prometo asistirles en la hora de la muerte con todas las gracias necesarias para la salvación de sus almas".
Mensaje admirable por su sencillez, y sobre todo por la bondad y misericordia que nuestra Madre del Cielo muestra hacia todos nosotros. Con sólo cumplir unas condiciones, la Virgen Santísima nos promete la perseverancia final, es decir, morir en estado de gracia, y salvar eternamente nuestra alma.
¿Y cuáles son esas condiciones?
1ª.- CINCO PRIMEROS SÁBADOS DE MES (el primer sábado de mes durante cinco meses consecutivos).
La Virgen Santísima nos pide tan sólo "cinco primeros sábados". El confesor de Lucía, el P. Goncalvez, le preguntó el por qué. La respuesta la recibiría la propia Lucía la noche del 29 al 30 de mayo de 1930, cuando se encontraba en oración ante el Santísimo:
"Hija mía, el motivo es muy sencillo. Hay cinco especies de ofensas y blasfemias proferidas contra el Corazón Inmaculado de María:
1. Las blasfemias contra su Inmaculada Concepción.
2. Las blasfemias contra su virginidad.
3. Las blasfemias contra su Maternidad divina, rehusando al mismo tiempo recibirla como Madre de los hombres.
4. Las blasfemias de los que procuran públicamente infundir en los corazones de los niños la indiferencia, el desprecio y hasta el odio hacia esta Madre Inmaculada.
5.- Las ofensas de los que la ultrajan directamente en sus sagradas imágenes.
2ª.- CONFESIÓN (una semana antes o una semana después del primer sábado).
Puede hacerse unos días antes o después del primer sábado. También este punto sería aclarado en una aparición el 15 de febrero de 1926 por el Niño Jesús. Sor Lucía:
"Presentó a Jesús la dificultad que tenían algunas almas en confesarse en sábado; y pidió que fuera válida la confesión dentro de los ocho días. Jesús respondió:
-Sí; y hasta puede ser de muchos días más; con tal que, cuando me reciban, estén en gracia, y tengan la intención de desagraviar al Corazón Inmaculado de María.
Ella (Lucía) preguntó: Jesús mío, ¿y los que se olvidaren de formar esa intención?
Jesús respondió: Pueden formarla en otra confesión siguiente, aprovechando la primera ocasión que tengan para confesarse."
3ª.- COMUNIÓN.
Tiene que recibirse el día mismo, naturalmente en estado de gracia.
Para muchas personas es difícil poder comulgar en ese día. El P. Goncalvez, confesor de Sor Lucía, le preguntaba en una carta el 29 de mayo de 1930 si se podrían cumplir todas las condiciones el domingo, cuando no pudiese hacerse el sábado, a lo que Nuestro Señor respondió en esa misma noche del 29 al 30 de mayo de 1930: "Será igualmente aceptable la práctica de esta devoción en el domingo siguiente al primer sábado, cuando mis sacerdotes, por justos motivos, así lo concedieren a las almas."
¡No vayas a templos donde se imparte la Eucaristía en la mano!
¡No vayas a templos donde se imparte la Eucaristía en la mano!
4ª.- REZO DEL SANTO ROSARIO.
Es la devoción mariana por excelencia. Es algo que la Virgen Santísima recordará en todas las apariciones: "Rezad el rosario todos los días para alcanzar la paz para el mundo y el fin de la guerra" (13 de mayo); "Quiero que vengáis aquí el 13 del mes que viene; que recéis el Rosario todos los días y que aprendáis a leer" (13 de junio); "Quiero que vengáis aquí el 13 del mes que viene; que continuéis rezando el rosario todos los días, en honor de Nuestra Señora del Rosario, para obtener la paz del mundo y el fin de la guerra, porque sólo Ella lo puede conseguir" (13 de julio); "Quiero que sigáis yendo a Coya de Iría el día 13; que continuéis rezando el Rosario todos los días. El último mes haré un milagro para que todos crean" (19 de agosto); "Continuad rezando el rosario, para alcanzar el fin de la guerra" (13 de septiembre); "Quiero decirte que hagan aquí una capilla en mi honor; que soy la Señora del Rosario; que continúen rezando el rosario todos los días. La guerra va a acabar y los soldados volverán con brevedad a sus casas" (13 de octubre).
Tanta insistencia por parte del Cielo es señal de la importancia que tiene esta devoción en estos tiempos modernos.
El P. Fuentes cita las palabras que Sor Lucía tuvo en una entrevista el 26 de diciembre de 1957: "La Santísima Virgen, en estos últimos tiempos que vivimos, ha dado una nueva eficacia al rezo del Rosario. De tal manera, que no hay ningún problema, por difícil que sea, temporal o sobre todo espiritual, refiriéndose a la vida personal de cada uno de nosotros, de nuestras familias, de las familias del mundo o de las comunidades religiosas, o bien a la vida de los pueblos y de las naciones, no hay ningún problema, digo, por difícil que sea, que no podamos resolver por la oración del santo Rosario. Con el santo Rosario nos salvaremos, nos santificaremos, consolaremos a Nuestro Señor y obtendremos la salvación de muchas almas".
5ª.- MEDITACIÓN DE LOS MISTERIOS DEL SANTO ROSARIO DURANTE 15 MINUTOS.
Más exactamente: "que me hagan compañía, meditando en los quince misterios del Rosario". No es necesario meditar sobre los quince misterios juntos; basta que nos detengamos en alguno de ellos.
El P. Alonso, explica cómo puede realizarse: «Esto puede hacerse de varias maneras: intercalando entre los misterios unos minutos de meditación, los cuales, todos juntos, formen ese espacio de quince minutos; o, aparte del Rosario, haciendo una meditación dirigida por otro o hecha personalmente de esa duración. Lo que no parece conveniente, no obstante las afirmaciones de algunos autores, es que esa meditación consista simplemente en la meditación que, ya de suyo, debe acompañar el rezo del Santo Rosario».2
6ª.- CON EL FIN DE DESAGRAVIARME.
Es lo más importante. El cumplimiento material de las otras condiciones, sin tener la intención de desagraviar al Corazón Inmaculado de María quedaría sin valor. Tanto la confesión y la comunión, como también el rezo del santo Rosario y los 15 minutos de meditación deben hacerse en espíritu de desagravio y reparación. Hay que insistir en ello: se trata de una devoción reparadora.
Nuestro Señor mismo le explicará a Sor Lucía la importancia de esta reparación. En una aparición el día 15 de febrero de 1926, Lucía le dice:
-Pero mi confesor decía en la carta que esta devoción no hacía falta en el mundo, porque ya había muchas almas que os recibían en los Primeros Sábados en honra de Nuestra Señora y de los quince misterios del Rosario.
Es cierto, hija mía, -respondió Nuestro Señor- que muchas almas los comienzan, pero pocas los acaban; y las que perseveran es con el fin de recibir las gracias prometidas. Las almas que hacen los cinco Primeros Sábados con fervor y con el fin de desagraviar el Corazón de tu Madre del cielo, me agradan más que las que hacen los quince sábados tibios e indiferentes."3
Ante tal generosidad por parte de Dios y de su Santísima Madre, iniciaremos esta devoción en el próximo mes de junio de 2015 y la terminaremos en el mes de octubre, por la que obtendremos nuestra salvación eterna, pero sobre todo ese consuelo que el Corazón Inmaculado merece, pero que no recibe por parte de los hombres. Repitámosla, en la medida en que nos sea posible.
También a nosotros nos recuerda nuestra Madre: "Mira mi Corazón, cercado de espinas que los hombres ingratos me clavan continuamente con blasfemias e ingratitudes. Tú, al menos, procura consolarme".
1Sor Lucía, por humildad, describirá varias veces las revelaciones en tercera persona, pues le resultaba muy desagradable escribirlo en primera persona.
2P. Joaquín María Alonso, El Mensaje de Fátima en Pontevedra, ed. Sol de Fátima, p. 17.
3Devoción muy extendida en honor de la Santísima Virgen del Rosario, enriquecida por su santidad León XIII con varias indulgencias.