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LOS LECTORES Y AMIGOS DE CATOLICIDAD INICIAREMOS LOS CINCO PRIMEROS SÁBADOS DE MES EL 6 DE JUNIO DE 2015

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Ante la terrible crisis que atraviesa nuestra madre, la Iglesia Católica, así como la gravísima situación que estamos viviendo a nivel mundial, en la que destaca el martirio y cruel persecución de cristianos en varios países, nos hemos comprometido en este año a lo siguiente:

-El rezo diario del Santo Rosario.
-Cumplir la petición de la dulcísima Virgen en Fátima: realizar la comunión reparadora de los cinco primeros sábados de mes.
-Renovar nuestra Consagración al Inmaculado Corazón de María.
-Rezar diariamente la oración por los pecadores enseñada por la Virgen en Fátima, pidiendo -además- que el Papa consagre, junto con todos los obispos del mundo, Rusia al Inmaculado Corazón de María.

En este post veremos de qué se trata y cómo realizar el segundo punto.

ANTECEDENTES

"Habéis visto el infierno, adonde van las almas de los pobres pecado­res; para salvarlas, Dios quiere esta­blecer en el mundo la devoción a mi Inmaculado Corazón. Si hicieran lo que os voy a pedir, se salvarán muchas almas y tendrán paz. La guerra va a acabar. Pero si no dejan de ofender a Dios, en el reinado de Pío XI comen­zará otra peor (...) Para impedirlo, vendré a pedir la consagración de Rusia a mi Inmaculado Corazón, y la comunión reparadora de los prime­ros sábados. Si atendieren a mis peti­ciones, Rusia se convertirá y habrá paz; si no, esparcirá sus errores por el mundo, promoviendo guerras y perse­cuciones contra la Iglesia. Los buenos serán martirizados, el Santo Padre ten­drá que sufrir mucho, varias naciones serán aniquiladas. Por fin mi Corazón Inmaculado triunfará".

Este anuncio que dirigía la Santísi­ma Virgen a los tres niños de Fátima el 13 de julio de 1917, se realizará 8 años después, el 20 de diciembre de 1925. Lucía se encontraba en Pontevedra, rea­lizando su noviciado en el convento de las Religiosas Doroteas de Pontevedra. En una habitación, hoy transformada en capilla, se apareció de nuevo la Santí­sima Virgen. Lucía nos lo cuenta de la siguiente manera1:

"Día 10 de diciembre de 1925. Se le apareció la Santísima Virgen, y al lado, suspenso en una nube luminosa, un Niño. La Santísima Virgen, po­niéndole una mano en el hombro, le mostró al mismo tiempo un Corazón que tenía en la otra mano, cercado de espinas. En el mismo momento dijo el Niño: -Ten compasión del Corazón de tu Santísima Madre que está cubierto de espinas, que los hombres ingratos continuamente le clavan; sin haber quién haga un acto de reparación para arrancárselas.

En seguida dijo la Santísima Vir­gen: -Mira, hija mía, mi Corazón, cer­cado de espinas que los hombres in­gratos me clavan continuamente con blasfemias e ingratitudes. Tú, al me­nos, procura consolarme y di que to­dos aquellos que durante cinco me­ses, en el Primer Sábado se confiesen, reciban la Santa Comunión, recen la tercera parte del rosario y me hagan 15 minutos de compañía, meditando en los 15 misterios del rosario, con el fin de desagraviarme, yo prometo asis­tirles en la hora de la muerte con to­das las gracias necesarias para la sal­vación de sus almas".

Mensaje admirable por su sencillez, y sobre todo por la bondad y mise­ricordia que nuestra Madre del Cielo muestra hacia todos nosotros. Con sólo cumplir unas condiciones, la Virgen Santísima nos promete la perseveran­cia final, es decir, morir en estado de gracia, y salvar eternamente nuestra alma. 

¿Y cuáles son esas condiciones?

1ª.- CINCO PRIMEROS SÁBADOS DE MES (el primer sábado de mes durante cinco meses consecutivos).

La Virgen Santísima nos pide tan sólo "cinco primeros sábados". El confesor de Lucía, el P. Goncalvez, le pre­guntó el por qué. La respuesta la reci­biría la propia Lucía la noche del 29 al 30 de mayo de 1930, cuando se encontraba en oración ante el Santísimo:

"Hija mía, el motivo es muy senci­llo. Hay cinco especies de ofensas y blasfemias proferidas contra el Cora­zón Inmaculado de María:
1. Las blasfemias contra su In­maculada Concepción.
2. Las blasfemias contra su virgi­nidad.
3. Las blasfemias contra su Ma­ternidad divina, rehusando al mismo tiempo recibirla como Madre de los hombres.
4. Las blasfemias de los que pro­curan públicamente infundir en los co­razones de los niños la indiferencia, el desprecio y hasta el odio hacia esta Madre Inmaculada.
5.- Las ofensas de los que la ultra­jan directamente en sus sagradas imá­genes.

2ª.- CONFESIÓN (una semana antes o una semana después del primer sábado).

Puede hacerse unos días antes o después del primer sábado. También es­te punto sería aclarado en una apari­ción el 15 de febrero de 1926 por el Niño Jesús. Sor Lucía:

"Presentó a Jesús la dificultad que tenían algunas almas en confesarse en sábado; y pidió que fuera válida la confesión dentro de los ocho días. Je­sús respondió:

-Sí; y hasta puede ser de muchos días más; con tal que, cuando me re­ciban, estén en gracia, y tengan la in­tención de desagraviar al Corazón In­maculado de María.

Ella (Lucía) preguntó: Jesús mío, ¿y los que se olvidaren de formar esa intención?

Jesús respondió: Pueden formarla en otra confesión siguiente, aprove­chando la primera ocasión que tengan para confesarse."

3ª.- COMUNIÓN.

Tiene que recibirse el día mismo, naturalmente en estado de gracia.

Para muchas personas es difícil po­der comulgar en ese día. El P. Gon­calvez, confesor de Sor Lucía, le pre­guntaba en una carta el 29 de mayo de 1930 si se podrían cumplir todas las condiciones el domingo, cuando no pudiese hacerse el sábado, a lo que Nuestro Señor respondió en esa mis­ma noche del 29 al 30 de mayo de 1930: "Será igualmente aceptable la prácti­ca de esta devoción en el domingo si­guiente al primer sábado, cuando mis sacerdotes, por justos motivos, así lo concedieren a las almas."

¡No vayas a templos donde se imparte la Eucaristía en la mano!

4ª.- REZO DEL SANTO ROSARIO.

Es la devoción mariana por exce­lencia. Es algo que la Virgen Santísima recordará en todas las apariciones: "Rezad el rosario todos los días para alcanzar la paz para el mundo y el fin de la guerra" (13 de mayo); "Quiero que vengáis aquí el 13 del mes que vie­ne; que recéis el Rosario todos los días y que aprendáis a leer" (13 de junio); "Quiero que vengáis aquí el 13 del mes que viene; que continuéis rezando el rosario todos los días, en honor de Nuestra Señora del Rosario, para ob­tener la paz del mundo y el fin de la guerra, porque sólo Ella lo puede con­seguir" (13 de julio); "Quiero que si­gáis yendo a Coya de Iría el día 13; que continuéis rezando el Rosario to­dos los días. El último mes haré un milagro para que todos crean" (19 de agosto); "Continuad rezando el rosa­rio, para alcanzar el fin de la guerra" (13 de septiembre); "Quiero decirte que hagan aquí una capilla en mi ho­nor; que soy la Señora del Rosario; que continúen rezando el rosario to­dos los días. La guerra va a acabar y los soldados volverán con brevedad a sus casas" (13 de octubre).

Tanta insistencia por parte del Cielo es señal de la importancia que tiene esta devoción en estos tiempos modernos.

El P. Fuentes cita las palabras que Sor Lucía tuvo en una entrevista el 26 de diciembre de 1957: "La Santísima Virgen, en estos últimos tiempos que vivimos, ha dado una nueva eficacia al rezo del Rosario. De tal manera, que no hay ningún problema, por difícil que sea, temporal o sobre todo espiritual, refiriéndose a la vida personal de cada uno de nosotros, de nuestras familias, de las familias del mundo o de las co­munidades religiosas, o bien a la vida de los pueblos y de las naciones, no hay ningún problema, digo, por difícil que sea, que no podamos resolver por la oración del santo Rosario. Con el santo Rosario nos salvaremos, nos san­tificaremos, consolaremos a Nuestro Señor y obtendremos la salvación de muchas almas".

5ª.- MEDITACIÓN DE LOS MISTERIOS DEL SANTO ROSARIO DURANTE 15 MINUTOS.

Más exactamente: "que me hagan compañía, meditando en los quince misterios del Rosario". No es necesa­rio meditar sobre los quince misterios juntos; basta que nos detengamos en alguno de ellos.

El P. Alonso, explica cómo puede realizarse: «Esto puede hacerse de va­rias maneras: intercalando entre los mis­terios unos minutos de meditación, los cuales, todos juntos, formen ese espa­cio de quince minutos; o, aparte del Ro­sario, haciendo una meditación dirigi­da por otro o hecha personalmente de esa duración. Lo que no parece conve­niente, no obstante las afirmaciones de algunos autores, es que esa meditación consista simplemente en la meditación que, ya de suyo, debe acompañar el rezo del Santo Rosario».2

6ª.- CON EL FIN DE DESAGRAVIARME.

Es lo más importante. El cumpli­miento material de las otras condicio­nes, sin tener la intención de desagra­viar al Corazón Inmaculado de María quedaría sin valor. Tanto la confesión y la comunión, como también el rezo del santo Rosario y los 15 minutos de me­ditación deben hacerse en espíritu de desagravio y reparación. Hay que in­sistir en ello: se trata de una devoción reparadora.

Nuestro Señor mismo le explicará a Sor Lucía la importancia de esta re­paración. En una aparición el día 15 de febrero de 1926, Lucía le dice:

-Pero mi confesor decía en la carta que esta devoción no hacía falta en el mundo, porque ya había muchas al­mas que os recibían en los Primeros Sábados en honra de Nuestra Señora y de los quince misterios del Rosario.

Es cierto, hija mía, -respondió Nuestro Señor- que muchas almas los comienzan, pero pocas los acaban; y las que perseveran es con el fin de re­cibir las gracias prometidas. Las al­mas que hacen los cinco Primeros Sá­bados con fervor y con el fin de des­agraviar el Corazón de tu Madre del cielo, me agradan más que las que hacen los quince sábados tibios e in­diferentes."3

Ante tal generosidad por parte de Dios y de su Santísima Madre, iniciaremos esta devoción en el próximo mes de junio de 2015 y la terminaremos en el mes de octubre, por la que obtendremos nuestra salvación eterna, pero sobre todo ese consuelo que el Corazón Inmaculado merece, pe­ro que no recibe por parte de los hom­bres. Repitámosla, en la medida en que nos sea posible.

También a nosotros nos recuerda nuestra Madre: "Mira mi Corazón, cer­cado de espinas que los hombres in­gratos me clavan continuamente con blasfemias e ingratitudes. Tú, al me­nos, procura consolarme".


1Sor Lucía, por humildad, describirá varias ve­ces las revelaciones en tercera persona, pues le resultaba muy desagradable escribirlo en prime­ra persona.
2P. Joaquín María Alonso, El Mensaje de Fátima en Pontevedra, ed. Sol de Fátima, p. 17.
3Devoción muy extendida en honor de la San­tísima Virgen del Rosario, enriquecida por su san­tidad León XIII con varias indulgencias.


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