A partir de la tercera semana de mayo se extendió en redes sociales un “juego” identificado con el hashtag #charliechallenge presentándose como un reto en el que cualquiera puede participar. Para la semana siguiente ya era viral en Facebook, Twitter y Vine, principalmente entre niños y adolescentes que suben videos para mostrar su participación.
Bastan dos lápices y una hoja de papel para participar en él, elementos a los que fácilmente cualquier niño tiene acceso.
Suponiendo que únicamente se tratase de un "juego" sin eficacia alguna, el solo hecho de que su objetivo consista en invocar un espíritu de un tal "Charlie", sería -eso en sí mismo- ya grave por tratarse de una práctica supersticiosa condenada gravemente por los mandamientos de la Ley de Dios. Además que sería estúpido perseguir un objetivo ineficaz e inexistente. Lo anterior bastaría para alejarse de esto y que los padres tuvieran el debido cuidado con sus hijos. Sin embargo, el asunto -en opinión de exorcistas- no queda ahí, sino que efectivamente el "jueguito" podría llegar a operar como una ouija simplificada, que como se sabe sí funciona como puerta y contacto con demonios y puede acarrear gravísimas y funestas consecuencias a quien la emplea, como la experiencia lo ha demostrado en infinidad de casos. El hecho que la comunicación con lo oculto y con el maligno no se logre en todos los casos con el "jueguito" del "Desafío de Charlie", no significa que no pueda lograr alcanzarse en otros, tan es así que muchos participantes aseguran y dan testimonio de haber contactado con un ente de otro mundo o dimensión, sin considerar que, de ser así, se trataría no de una persona muerta -como ingenuamente aseguran y creen que es Charlie- sino de un verdadero demonio.
Por todo esto es importante que los padres y maestros adviertan a sus hijos y alumnos sus peligros y tengan la adecuada vigilancia para evitar una supuesta moda inocua.
El portal Ver y Creer señala:
En realidad no es un juego, sino una novedosa forma de esoterismo encubierto, un engaño diabólico similar a la Ouija, la tabla maldita mediante la que se invoca a espíritus que se hacen presentes en el entorno personal para establecer un asedio. Las consecuencias son enfermedades, fracasos, pleitos, envidias, celos, odios, obsesiones y en muchos casos la muerte.
El verdadero DESAFÍO para el creyente es evitar todas esta prácticas contra el primer mandamiento de la Ley de Dios, se trate de mera superstición o verdadero ocultismo. |
En respuesta, ya circula por WhatsApp una advertencia del Padre Ernesto María Caro, exorcista de la arquidiócesis de Monterrey, en la que previene: “Aléjense de toda práctica adivinatoria… y de esta terrible amenaza que se llama Charlie Charlie. Si no quieres que el demonio arruine tu vida, tu salud, tu familia, y en suma, tu felicidad, aléjate de esto. Si ya has participado de esto y ha habido respuestas, es decir, se movió la Ouija, o se movieron los lápices, puedes estar seguro que el demonio atravesó la puerta y es muy posible que se haya establecido con tu persona una relación personal con el demonio. Busca un sacerdote, confiésate y pídele que haga por ti una oración de liberación. Haz una profesión solemne de fe y renuncia para siempre al demonio y a todas sus prácticas adivinatorias. No juegues con esto, no participes de la invocación ni estés presente cuando tus amigos lo hagan; resiste a la tentación pero, más aún, ora con fe y conviértete a Nuestro Señor Jesucristo”.
El problema de fondo es que la posesión satánica no es la única forma de asedio diabólico, aunque sí la más grave, pues antes de una posesión, los demonios se arraigan en torno a las personas. Los especialistas en demonología han clasificado ocho formas de asedio diabólico: la Posesión, por la que el espíritu maligno reside dentro de una persona con poder de hablar y moverse a través de ella sin que pueda evitarlo; la Circumdatio, en la que un demonio asedia continuamente a una persona; la Circumdatio externa, un asedio sensorial, pues se percibe una fuerza que provoca ruidos, olores y que mueve objetos; la Circumdatio interna, en la que se sienten terribles e intensas tentaciones que se prolongan durante semanas o meses al tiempo que se ven sombras y se sufren pesadillas; la Influencia, en la que un demonio ejerce un influjo sin entrar al cuerpo; la Infestación, ocurre en objetos, animales, lugares, ciudades o territorios; el Maleficio, la operación para dañar a otros con el concurso de demonios; y el Hechizo, para obtener un beneficio personal con la participación de demonios.
Ante cualquiera de estas manifestaciones se debe acudir de inmediato al sacramento de la Reconciliación, decir los pecados al sacerdote y tener la firmeza de alejarse de toda práctica esotérica, de brujería o de adivinación.
El exorcismo mayor ocurre cuando la Iglesia pide públicamente y con autoridad, en nombre de Jesucristo, que una persona o un objeto sea protegido contra las asechanzas del maligno y sustraída a su dominio; aunque existen otros medios para liberar del asedio diabólico, clasificados en siete por los exorcistas: la Dimicatio, son oraciones para alejar al demonio; Oración de liberación, para acabar con la influencia del demonio en una persona; Exorcismo, que ordena al demonio salir del cuerpo de un poseso; Exorcismo ritual, se hace siguiendo el Ritual de Exorcismos; Exorcismo no ritual, se logra con oraciones privadas no litúrgicas; Conjuro, ordena al demonio, en el nombre de Jesucristo, que se retire; y el Mandatum, oración por la que cualquier persona, de manera privada y puntual, ordena al demonio, en el nombre de Jesús, que se aleje.
Las oraciones de liberación a veces logran su efecto en minutos, pero en ocasiones pueden ser necesarias muchas sesiones, pues las influencias diabólicas -que no son cosa menor- pueden ser un fenómeno persistente y con graves consecuencias. Como se ve, aunque el móvil sea una simple curiosidad inocente, siempre resulta peligroso invocar espíritus mediante cualquier recurso.