El siguiente es un relato compartido por un combatiente Cristero; se trata de la primera vez que su grupo se enfrenta con el ejército del masón Elías Calles:
"¿Qué era aquello?, el vigía desde lo alto de la torre divisó por encima del caserío del pueblo, allá algo retirado, una gran polvareda que levantaban las herraduras de los caballos de los federales que venían a greña parada para llegarnos por sorpresa,... el vigía tiró el balazo según lo ordenado, y vio como los jinetes se tendieron a la crin de sus caballos y a toda velocidad cruzaron el poblado con dirección a nosotros...
Nuestra gente sin disciplina militar y sin jefes por el momento, tiraron unos cuantos balazos y se dividieron en tres grupos y echaron a huir...
El grupo de arriba, corriendo, pasándose los alambrados y montecillos llenos de espinas, como que los quieren detener para que el enemigo los aproveche a su gusto; la sed, el hambre, el cansancio, el calor, el susto, los satánicos gritos del enemigo que dicen no corran cristeros mulas, ríndanse fanáticos jijos de la...
Los changos (federales) en sus caballos pronto rodearon a nuestros fugitivos cristeros y los obligaron pelear, haciendo fuego mortal a los enemigos, que los hicieron retroceder perdiendo la vida muchos changos, aunque también murieron 6 mártires de Cristo.
Cuando el gobierno regresó al pueblo dijo: "Cristeros tales, si todos hubieran peleado tan bien como nos peleaba el del caballo tordillo, nos hubieran matado más gente. ¡Qué bien defendía a su gente! Nosotros queríamos matarle siquiera el caballo, pero no pudimos, apenas le matamos a 6 compañeros, pero él nos dio recio".
Cuando algunas personas curiosas en ese pueblo descubrieron que ninguno de aquellos cristeros andaba en caballo tordillo, dijeron que había sido Señor Santiago el que defendía a los soldados de Cristo Rey, y así quedó en la creencia de aquellos lugares".
Testimonio de: Esequiel Mendoza Barragán (Cristero).