"El católico, alejado de la confesión y abandonado a sí mismo, camina de abismo en abismo y cual débil planta sin protección, expuesta a la fuerza de los vientos, llega a los más deplorables excesos. Es siempre regla general que los mejores cristianos y más honestos hombres de la sociedad son aquellos que frecuentan la confesión".
San Juan Bosco