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JUEVES SANTO

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Al día siguiente, jueves, debía celebrarse por la noche la Cena pascual. Jesús dijo a Pedro y a Juan: – «Id a prepararnos el festín de la Pascua». En su calidad de ecónomo, Judas debería haber sido encargado de aquellos preparativos; y por esta falta de confianza comprendió que el Maestro conocía sus intenciones y la venta traidora de la víspera. Los dos enviados dijeron a Jesús: – «¿Dónde quieres que preparemos la Pascua?» El Salvador les respondió misteriosamente: –«Entrando a la ciudad, encontraréis a un hombre que lleva un cántaro de agua; seguidle hasta la casa en donde entrare y decid al dueño de ella: – «El Señor te hace saber que su tiempo está próximo y que desea celebrar en tu casa la Pascua con sus discípulos. ¿Dónde podrá comer con ellos el Cordero pascual?» Y él os mostrará un cenáculo grande, aderezado; allí haréis los preparativos necesarios». Judas escuchaba con atención las indicaciones dadas por el Maestro, esperando aprovecharlas para la ejecución de su secreto designio; pero Jesús dejó ignorar completamente el lugar de la Cena, a fin de que el traidor no pudiese venir a sorprenderle antes de terminar la comida, ni perturbase los misterios que allí debían realizarse. Pedro y Juan encontraron en las puertas de la ciudad al hombre con el cántaro de agua, le siguieron y entraron con él a casa de su señor, quien les mostró el Cenáculo donde debían preparar la cena. Era sobre el monte Sión, en la ciudad de David, cerca del palacio en que reposó largo tiempo el arca de la alianza, en donde el profeta rey cantaba en sus inspirados salmos y los horrores de su Pasión. 

Teatro de los grandes acontecimientos del Jueves Santo, el cenáculo vino a ser el primer lugar de reunión de la Iglesia naciente. Allí Jesús resucitado apareció a los apóstoles y el Espíritu Santo descendió sobre María Santísima, los apóstoles y los discípulos. En aquella misma sala fué donde Pedro libertado de la prisión por un ángel, volvió a encontrar a sus hermanos orando por él. Según San Epifanio, el cenáculo fué preservado en la devastación de Jerusalén por los Romanos. 

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* Fuente: JESUCRISTO; su Vida, su Pasión, su Triunfo. Cap. VIII, La Última Cena. Rvdo. P. Berthe.

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