"En verdad os digo que si éstos (los discípulos de Cristo o sus sucesores) callan, las mismas piedras se pondrán a gritar", Lc.XIX, 40.
El 29 de abril del 2014, el cantante mexicano Emmanuel (Jesús Emmanuel Acha Martínez), fue invitado a compartir su visión religiosa con los obispos de México en la 97 Asamblea Episcopal Mexicana. He aquí un breve resumen de su intervención cargada de sentimiento, contestando la pregunta con que denominó su ponencia: ¿En tu contexto y ambiente, hay lugar para Dios?
¿Hay lugar para Dios en mi entorno? Los criterios de vida en el mundo artístico donde me muevo, se caracterizan por esa lucha incesante entre el bien y el mal, que da lugar a muchas vidas que se mueven en el marco de lo contradictorio.
Llevar una vida coherente como católico, hoy en día, en un país de raíces católicas tan profundas, paradójicamente, es muy difícil. Para muchos ser católico, es estar pasado de moda. Pero, ¿cómo culpar a Dios, si no crees en Él?. El silencio y la soledad que vive el hombre, reflejan una ausencia de Dios.
A veces vamos en la vida como un caballo o un ferrocarril que no se detiene, pero hay que, forzosamente alimentarlo, sino es con Dios, será con drogas, con sexo, con vicios, o con algo. Si no te agarras de Dios, te agarrarás como quiera de alguien más.
Yo diría a toda la gente: ¡Atrévete a ser católico no descafeinado!. A la hora de hablar de Dios, hay que hacerlo con valor y sin miedos. Las semillas recibidas en la vida, brotarán en algún momento.
Respecto a los jóvenes, no hay que tener miedo de acercarlos al Corazón del Jesús amado, que conocieron los santos y místicos. Los jóvenes tienen sed de profunda vida espiritual, y de encontrase con el Dios de los corazones.
¡Necesitamos familias donde se respire a Dios, donde se hable de Él!, donde haya un padre o una madre devotos, que amen a Dios y enseñen a amarlo.
¡Necesitamos sacerdotes que nos conmuevan, que nos enamoren de Dios, que nos den calidad y caridad de Dios!. Nuestro pueblo, no es muy intelectual, sino sensible, y hay que darle ternura para que pueda crecer. Despertemos el compromiso de los católicos con su formación y misión.
Yo también promuevo desde mi trinchera la consagración de los Estados a los Sagrados Corazones, para que no se nos apliquen las palabras de Santa Catalina de Siena, que hoy celebramos: "¡Basta de silencios! Gritad con cien mil lenguas, porque por haber callado, el mundo está podrido".