La Agencia Zenit informó que desde hace cuatro años, un grupo de religiosas de la congregación Hermanitas de los Ancianos Desamparados atiende a una joven que carece de piernas y que gateaba cuatro kilómetros todos los domingos para asistir a misa en Mozambique, país situado al sureste de África, a orillas del océano Índico.
Las religiosas promovieron la compra -por parte de un benefactor de la congregación- de una silla de ruedas (especie de triciclo que opera con las manos) para la joven, llamada Olivia, entonces de 25 años de edad, quien la estrenó el día de su bautizo, según explicaron a la agencia de noticias de la archidiócesis de Valencia AVAN fuentes de las Hermanitas de los Ancianos Desamparados.
Antes de disponer de la silla de ruedas, “la arena del camino le quemaba las palmas de las manos en la época más calurosa del año”, pero aun así acudía gateando a la Santa Misa, “dando un testimonio de superación y de fe heroico”.
Las religiosas, al poco tiempo de desplazarse hasta Chissano, coincidieron con Olivia en un camino de la localidad africana tras “ver a lo lejos que algo se movía serpeando” y comprobar, “para nuestra sorpresa, que era una joven”, han recordado. “Pudimos entablar conversación con ella a través de una señora que pasaba por allí y que nos traducía al portugués lo que ella nos relataba” en dialecto changana.
Para preparar a Olivia para recibir el sacramento del Bautismo, el párroco envió de forma periódica a un catequista hasta el domicilio de la mozambiqueña. En la ceremonia, un benefactor de las Hermanitas de los Ancianos Desamparados ejerció como padrino y, después, dispuso su casa para organizar un convite.