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EL PAPA ES UNO Y SÓLO UNO

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EL PAPA RECIBE UNA MISIÓN DIVINA QUE DESDE SAN PEDRO SE TRANSMITE A CADA UNO DE SUS SUCESORES. NO PUEDE HABER DOS PAPAS SIMULTÁNEAMENTE.


Respuesta para aquellos que dicen que la Iglesia tiene ahora dos papas, sin saber que el papado no imprime carácter ni es un sacramento y que quien renuncia al mismo, deja absolutamente de ser el Vicario de Cristo. Un obispo emérito sigue siendo obispo, aunque sin juridicción. Un "papa emérito" (término confuso, para muchos) no sigue siendo papa, ni conserva ninguna jurisdicción como tal. Sacramentalmente es un obispo solamente. Pocos casos registra la Historia de renuncias papales, pero de que ha habido, los ha habido. El primero fue el de Clemente I (del 88 al 97) que renunció porque luego de ser arrestado y condenado al exilio, decidió que los católicos no se deberían quedar sin su líder espiritual. Lo sucedió San Evaristo, quinto Romano Pontífice de la Iglesia. Si algún despistado sostiene -contra la clara y explícita legislación de la Iglesia- que un papa no tiene derecho a renunciar, quien así discurriere por propia inventiva, para ser congruente consigo mismo, debería desconocer a todos los papas que sucedieron a Clemente I, lo cual sería no sólo cismático sino también absurdo, pues la perpetuidad en la sucesión de Pedro habría fallado y las puertas del infierno prevalecido, al mantenerse la sede vacante desde el siglo primero hasta nuestros días. La realidad es que si un papa renuncia, tiene todo el derecho a ello y basta que su voluntad así lo exprese sin necesidad del consentimiento ni la opinión de terceros.

Explica el profesor Roberto de Mattei*:
"..La tradición y la praxis de la Iglesia afirman claramente que uno y sólo uno es el Papa, e inseparable en su unidad es su poder. Poner en duda el principio monárquico que rige la Iglesia significaría someter el Cuerpo Místico a una intolerable laceración. Lo que distingue la Iglesia católica de toda otra iglesia o religión es precisamente la existencia de un principio unitario encarnado en una persona e instituido directamente por Dios.
La distinción entre el gobierno y el ejercicio del gobierno, inaplicable al oficio pontificio, podría en todo caso valer para entender la diferencia entre Jesucristo que gobierna invisiblemente la Iglesia y su vicario que ejerce, por poder divino, el gobierno visible.
La Iglesia tiene un sólo jefe y fundador, Jesucristo. El Papa es vicario de Jesucristo, Hombre-Dios, pero a diferencia del fundador de la Iglesia, perfecto en sus dos naturalezas humana y divina, el romano pontífice es persona solamente humana, privada de las características de la divinidad".
EL ERROR DE DIVINIZAR LO HUMANO Y HUMANIZAR Y RELATIVIZAR LO DIVINO
"Hoy nosotros tendemos a divinizar, a absolutizar lo que en la Iglesia es humano, las personas eclesiásticas, y en cambio a humanizar, a relativizar lo que en la Iglesia es divino: su fe, sus sacramentos, su tradición. De este error surgen graves consecuencias también a nivel psicológico y espiritual.
El Papa es una criatura humana, aunque esté revestida de una misión divina. La impecabilidad no le ha sido atribuida y la infalibilidad es un carisma que puede ejercer sólo en condiciones precisas. Él puede errar desde el punto de vista político, desde el punto de vista pastoral y también desde el punto de vista doctrinal, cuando no se expresa "ex cathedra" y cuando no vuelve a proponer el magisterio perenne e inmutable de la Iglesia. Esto no quita que al Papa se le deben rendir los máximos honores que pueden serle tributados a un hombre y que hacia su persona se debe nutrir una auténtica devoción, como hicieron siempre los santos..."
"El Papa, por consiguiente, no es un superobispo, ni el punto de llegada de una línea sacramental que desde el simple sacerdote, pasando por el obispo, asciende al Sumo Pontífice. El episcopado constituye la plenitud sacramental del orden y, por lo tanto, por encima del obispo no existe ningún otro carácter superior que pueda ser impreso. Como obispo, el Papa es igual a todos los demás obispos.

La razón por la que el Papa domina a cualquier otro obispo es la misión divina que desde Pedro se transmite a cada uno de sus sucesores, no por vía hereditaria, sino a través la elección legítimamente desarrollada y libremente aceptada. Efectivamente, aquel que asciende a la cátedra pontificia podría también ser un simple sacerdote, o incluso un laico, que después de la elección sería consagrado obispo pero que es Papa no desde el momento de la consagración episcopal, sino desde el momento en que acepta el pontificado.

El primado del Papa no es sacramental, sino jurídico y consiste en el pleno poder de pacer (apacentar), regir y gobernar toda la Iglesia, es decir, en la jurisdicción suprema, ordinaria, inmediata, universal e independiente de cualquier otra autoridad terrena (art. 3 de la constitución dogmática del Concilio Vaticano I "Pastor Aeternus").

El Papa, en una palabra, es aquel que tiene el supremo poder de jurisdicción, la "plenitudo potestatis", porque gobierna la Iglesia. Es por esto que el sucesor de Pedro es primero Papa y después obispo de Roma. Es obispo de Roma en cuanto Papa y no Papa en cuanto obispo de Roma".


*Roberto de Mattei, de 66 años, cinco hijos, es profesor de historia del cristianismo en la Universidad Europea de Roma. Dirige la revista "Radici Cristiane" y la agencia de información "Corrispondenza Romana". Ha sido vicepresidente del Consejo Nacional de Investigación de 2003 a 2011. Fuente: Chiesa.espressonline.it.


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