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SERÁ BORRADA LA INIQUIDAD Y REINARÁ EL SALVADOR DEL MUNDO. ¡ALELUYA!
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FELICITACIONES
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SI TIENES...
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EL HEREJE MÁS PELIGROSO
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EL JURAMENTO HIPÓCRITA... DIGO HIPOCRÁTICO
Supongo que todos los lectores habrán oído hablar del Juramento Hipocrático. Se trata del juramento tradicional que hacen los nuevos médicos al incorporarse a su profesión y que contiene una serie de compromisos éticos relativos al ejercicio de la medicina. Fue redactado, parece ser, por Hipócrates o un discípulo suyo en el siglo IV antes de Cristo.
Desde hace más de dos mil años, los médicos se comprometen a actuar, de diversas formas, para el bien de sus pacientes y a no perjudicarlos. Con el cristianismo, se realizó en el juramento un cambio importante: modificar el encabezamiento, de forma que ya no se jurase por Apolo, Esculapio, Panacea y los demás dioses, sino ante Dios, de forma que dicho juramento fuera no solamente solemne, sino también real y significativo. De este modo, los médicos comprendían que, debido a su profesión, adquirían un compromiso ante los hombres y también ante Dios.
El resto del juramente, sin embargo, permanecía inalterado. A fin de cuentas, la verdadera moral, lo que es bueno y lo que es malo para los seres humanos, no cambia con el tiempo, sino que es propio de la naturaleza humana. Matar a un inocente es igualmente rechazable para hombre moderno, un cruzado, un bárbaro germano o un hombre de las cavernas.
Hace algún tiempo, asistí a una graduación de un curso de medicina de una de las universidades madrileñas. En ella, como es tradicional, los que en ese momento se graduaban recitaron el juramento hipocrático. Esperaba escuchar el juramento tradicional, pero observé con horror que los nuevos licenciados (o, más bien, quienes organizasen el acto) habían vuelto a cambiar a Dios por Apolo, Esculapio y el resto de la caterva de dioses y diosas. Supongo que se debía a las protestas de alguien que no creía en Dios. Resulta curioso hasta dónde llega el rechazo al cristianismo: para evitar que una minoría tuvieran que jurar por un Dios en el que esa minoría no creía pero los demás sí, habían decidido jurar por unos dioses (Apolo y compañía) en los que no creía ninguno de ellos.
Al principio y para pensar bien de los organizadores, supuse que quizás habrían vuelto, por simple fidelidad histórica al texto original del juramento… pero enseguida quedó claro que no era así. Si bien en la invocación a los dioses griegos habían vuelto al texto antiguo, eliminaron sin ningún reparo partes del juramento que se habían mantenido inalteradas durante miles de años.
En primer lugar, eliminaron la frase que dice: “no administraré a la mujer medicamentos para provocarle un aborto”. Quien se imagine que la Iglesia se opone al aborto por motivos puramente religiosos, puede encontrar en el juramento de Hipócrates el testimonio de más de dos milenios de medicina que condenan igualmente esa monstruosidad, como algo indigno de un profesional del arte de curar a las personas.
En primer lugar, eliminaron la frase que dice: “no administraré a la mujer medicamentos para provocarle un aborto”. Quien se imagine que la Iglesia se opone al aborto por motivos puramente religiosos, puede encontrar en el juramento de Hipócrates el testimonio de más de dos milenios de medicina que condenan igualmente esa monstruosidad, como algo indigno de un profesional del arte de curar a las personas.
En segundo lugar, habían eliminado la prohibición de la eutanasia: “a nadie daré una droga mortal aún cuando me sea solicitada, ni daré consejo con este fin”. La eutanasia no es un invento moderno. La tentación de rechazar la vida para huir del sufrimiento ha estado siempre presente. Sin embargo, los organizadores de la graduación probablemente se sentían muy modernos al aceptar lo que ya para los antiguos griegos era un crimen.
Así pues, sólo habían mantenido en el juramento tres tipos de compromisos, aquellos que, por lo vago de su formulación, apenas significan nada (“mantendré puras mi vida y mi arte”), los que son concretos pero nunca tendrán que cumplirse (como la obligación de enseñar gratuitamente la medicina a los hijos de sus maestros) y los que la ley les obliga en cualquier caso a cumplir (como el secreto profesional).
Es decir y en resumen, los nuevos médicos rechazaban cualquier compromiso que les obligase a una conducta difícil, que se opusiese a las presiones sociales o que pudiese limitar de cualquier forma sus oportunidades profesionales. En palabras sencillas, juraban… que iban a hacer lo que les diera la gana. Para ese viaje no se necesitaban alforjas.
Creo sinceramente que comienza una época en la que los médicos cristianos tendrán que dar un testimonio valiente ante los demás médicos y ante la sociedad. Sufrirán el rechazo y, en muchas ocasiones el ridículo por ser fieles a la verdad y defender la vida humana en todo momento. A cambio, tendrán también la oportunidad de ser, en medio del mundo, una imagen actual de aquel que vino a sanar nuestras heridas y a entregarse a la muerte para que tuviésemos vida en abundancia.
BRUNO M.
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ACCIÓN DE GRACIAS POR UN AÑO MÁS
Padre nuestro que estás en los cielos,
dueño de la Verdad, del tiempo y de la eternidad:
Tuyo es el hoy y el mañana, el pasado y el futuro.
Al terminar el año 2017, en nombre propio y de los míos,
queremos darte gracias, por todo aquello que recibimos de Ti.
Gracias por la familia que nos diste, por la vida y el amor,
el aire y el sol, por la alegría y el dolor,
por todo cuanto fue posible y por lo que no pudo ser.
Gracias por acogernos en tu verdadera Iglesia.
Te ofrecemos todo cuanto hicimos este año que termina.
El trabajo que pudimos realizar,
las cosas que pasaron por nuestras manos,
y lo que con ellas pudimos construir de positivo.
También, Señor, hoy queremos pedirte perdón.
Perdón por nuestros pecados, por el mal que hemos causado,
por el tiempo perdido, por el dinero mal gastado,
por las omisiones, por la palabra inútil y el amor desperdiciado.
Perdón por las obras vacías y por el trabajo mal
hecho. Y perdón por vivir sin entusiasmo.
También por la oración, que poco a poco,
fuimos aplazando y que hasta ahora hacemos para agradecerte
todo lo que nos has dado.
Por todos nuestros olvidos, descuidos y silencios.
Nuevamente te pedimos perdón, Señor.
Iniciaremos un nuevo año y detenemos nuestra vida,
ante el nuevo calendario aún sin estrenar.
Te presentamos estos futuros 365 días, que sólo Tú sabes, quienes
llegaremos a vivirlos completos. Si no los terminamos...
ayúdanos a morir en Ti, en gracia santificante,
luego de haber acudido -sinceramente contritos-
al tribunal de la Confesión.
Hoy te pedimos para cada uno de nosotros:
la paz y la alegría, la fuerza y la prudencia, la caridad y la sabiduría,
el empeño para serte fieles y vivir siempre en tu Gracia,
pues sólo en Gracia se transita el camino seguro. Sólo el
necio esto no lo entiende, por lo que te pedimos
que nos quites cualquier venda que nos impida ver
nuestra estulticia.
Señor, ayúdanos a ser celosos
de tu gloria y la de tu Iglesia, y vivir sólo
por Ti, en Ti y para Ti.
Queremos vivir cada día con optimismo y bondad,
llevando a todas partes, un corazón lleno de
comprensión y paz que busque siempre la Verdad de tu Palabra.
Que nada nos arranque de ella, pues tu fe es nuestro mayor tesoro.
Cierra Tú nuestros oídos, a toda calumnia, a las falsas doctrinas
contra tu Palabra. Y nuestros labios, a palabras mentirosas,
egoístas, mordaces o hirientes. Abre, en cambio, nuestro ser a todo lo que es bueno.
Que nuestro espíritu, se llene sólo de bendiciones,
y las derrame a nuestro paso. Cólmanos de bondad y de alegría,
para que cuantos conviven con nosotros, o los que se acerquen,
encuentren en nuestras vida, un poquito de TI.
Gracias, Señor, por todo y perdona nuestras deudas
contigo. Guíanos a todos por la senda del camino
estrecho que nos permita un día entrar por la puerta angosta
y estar en tu regazo eterno para bendecirte
por los siglos de los siglos. Si para ello es necesario que utilices
tu mano derecha que nos sacuda, de antemano aceptamos
cualquier pena y dolor por difíciles que sean.
Danos un feliz 2018 y enséñanos a amarte viviendo
siempre en tu gracia, y seguirte con plena fidelidad.
Gracias, Señor, por todas las bendiciones del pasado año,
así como por las que derramarás el que inicia.
Inmaculado Corazón de María, encadena a tu Corazón
a toda la familia mía.
Amén.
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FELIZ AÑO NUEVO
Queridos amigos-lectores, tengan todos un feliz y santo año 2018. Que el pasado quede en la Misericordia de Dios y el año que empieza en su Providencia. La Sagrada Familia les alcance la gracia de permanecer en la Fe verdadera, en la Esperanza y en la Caridad.
¡FELIZ Y SANTO AÑO!
NOTA: No olvidemos que mañana -día primero del año- es fiesta de precepto (como si fuera domingo) y obliga asistir al Santo Sacrificio de la Misa.
NOTA: No olvidemos que mañana -día primero del año- es fiesta de precepto (como si fuera domingo) y obliga asistir al Santo Sacrificio de la Misa.
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UNA DEVOCIÓN TAN SIMPLE COMO PODEROSA: LAS TRES AVEMARÍAS DIARIAS
- LA SMA. VIRGEN PROMETIÓ SU ASISTENCIA, EN LA HORA DE LA MUERTE, A QUIEN LA PRACTIQUE.
- TAMBIÉN TENDRÁ, DURANTE SU VIDA, UNA ESPECIAL PROTECCIÓN SUYA.
- NO ES UN SALVOCONDUCTO PARA PODER PECAR SINO UNA ASISTENCIA PARA ALEJARNOS DEL PECADO, ALCANZAR EL ARREPENTIMIENTO Y LOGRAR FINALMENTE LA SALVACIÓN.
Una de las prácticas de devoción más sencillas a la vez que importantes para honrar a nuestra Madre del Cielo, la Santísima Virgen, es el rezo diario de 3 Avemarías.
Se trata de una sencilla práctica que conmemora el Poder, la Sabiduría y el Amor que le fueron comunicados por la Augusta Trinidad. La propia Virgen ha prometido la Salvación a quienes practiquen esta devoción, que la Iglesia ha reconocido siempre y ha sido también recomendada por grandes santos.
A quien las haya rezado, "A la hora de su muerte me mostraré a él con el brillo de una belleza tan grande, que mi vista le consolará y le comunicará las alegrías celestiales", reveló la Santísima Virgen a Santa Gertrudis. No olvidemos que San Alfonso María de Ligorio, Doctor de la Iglesia, recomendó este rezo y dijo que "María no solo socorre a sus devotos en la hora crítica de la muerte, sino que además viene en su busca en ese tránsito a la otra vida, para animarlos y acompañarlos a la presencia de su Divino Hijo, ante el cual Ella será su abogada".
San Andrés Cretense recomendó también esta devoción diciendo “María es tan generosa y magnífica que premiará con grandes favores los más pequeños servicios, homenajes y muestras de afecto que le hayamos ofrecido” .También San Leonardo de Porto Mauricio, gran predicador y devoto mariano recomendó encarecidamente esta práctica.
La Santísima Virgen reveló también a Santa Matilde la importancia de rezar las 3 Avemarías prometiéndole a ella y a todos los que las rezaran, su asistencia en la hora de la muerte y una especial protección durante la vida. La Santísima Virgen, por supuesto, no miente nunca. La forma más correcta de hacerlo, como reveló la Virgen a Santa Matilde es diciendo: "María Madre mía, líbrame de caer en pecado mortal por el Poder que te concedió el Padre Eterno” y rezar la primera Avemaría, "María Madre mía, líbrame de caer en pecado mortal por la Sabiduría que te concedió el Hijo” y rezar la seguna Avemaría, y "María Madre mía, líbrame de caer en pecado mortal por el Amor que te concedió el Espíritu Santo” y rezar la tercer Avemaría.
Rezarlas antes de acostarnos mientras hacemos un breve repaso de nuestras obras del día, ofreciéndoselas a María, sería una forma muy útil de practicar esta sencilla devoción. Por supuesto, es necesario tener recta intención y un sincero propósito de enmienda pero si es así, a pesar de que recaigamos en el pecado muchas veces, la Santísima Virgen nos guiará poco a poco hacia Nuestro Señor y se encargará de que sus devotos mueran en Gracia. Y una de las mejores formas de mostrarle devoción es con esta sencilla práctica piadosa de las 3 Avemarías.
Las historias de conversión y de muertes edificantes de personas que habían sido grandes pecadoras, gracias a esta devoción, son muchas. Como reveló María a San Bernardo: "Después de Madre de Dios, de nada me glorío tanto como de ser llamada Abogada de los pecadores".
Por eso, el propio San Bernardo recomendó que “veneremos a María con todos los afectos del corazón y con todos los sentimientos del alma porque la voluntad del Señor es que todo lo recibamos a través de María”.
Rafael María Molina
TEMA RELACIONADO: http://www.catolicidad.com/2010/05/devocion-de-las-tres-aves-marias.html
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A PROPÓSITO DEL INICIO DE AÑO: UNA ORACIÓN DEL PADRE PÍO
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ACCEDE A LA BASÍLICA DE GUADALUPE Y VE EN VIVO Y EN DIRECTO LA IMAGEN DE LA MORENITA DEL TEPEYAC
(Horario de la Cd. de México: De 8 a.m. a 20 p.m). Rézale, agradécele, cuéntale tus penas y tus necesidades, ora por ti, por tu familia, por tu patria y por la Iglesia.
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RECUERDA QUE ESTE SÁBADO ES PRIMER SÁBADO DE MES
No olvides que nos hemos comprometido, en este año, a lo siguiente:
-Cumplir la petición de la dulcísima Virgen en Fátima: realizar la comunión reparadora de los cinco primeros sábados de mes. Haz clic AQUÍ.
-Rezar diariamente la oración por los pecadores enseñada por la Virgen en Fátima, pidiendo -además- con nuestras propias palabras que el Papa consagre, junto con todos los obispos del mundo, Rusia al Inmaculado Corazón de María. Esta es la oración: "Oh Jesús mío, perdónanos y líbranos del fuego de infierno, lleva al Cielo a todas las almas, socorre especialmente a las más necesitadas de tu misericordia".
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NOCHE DE REYES
LOS MEJORES REYES
Una vez vi a los Reyes Magos. No eran tres, eran dos y eran los mejores magos que vi en mi vida. Se las arreglaban para que siempre hubiera algo en los zapatos. Lo mínimo, lo que fuere. Aunque no hubiera nada, ellos lograban que hubiese lo que para nosotros era todo. El tercero nunca lo vi, pero seguro que lo dejaban cuidando los camellos. Nunca, nunca olvidaré a los dos reyes magos que vi. Seguro que ustedes también los vieron y saben quiénes son y saben que son más magos que reyes. Si dejaron de creer, si esta noche no ponen los zapatos, ni el pasto, ni el agua, acérquense a sus reyes, denles un beso en la frente (ustedes saben que los tienen cerca) y los que no los tienen con ustedes, sepan que desde un cielo hermoso siguen viajando para seguir entregando ilusiones y sonrisas...
Agradézcanle la herencia porque ahora muchos de ustedes se han convertido en reyes y en magos. Y lo mejor que pueden dejarles a sus hijos es esa magia que los convertirán en reyes y en magos…. Y tal vez, dentro de unos años, ustedes recibirán el beso en la frente y así será hasta el fin de los tiempos… Feliz noche para los reyes de hoy, para los de ayer y los reyes del futuro, porque no hay mejor reino que el mágico ni mejores reyes que ustedes…
Anónimo.
Feliz noche y feliz día de Reyes para los reyes de hoy, de ayer y del futuro; porque hay que mantener viva esta tradición y, al igual que hicieron los Magos hace dos milenios, adorar al Niño que está en esa cuna desde donde sonríe el Cielo, y así, de este modo, llenarnos de amor y fuerza para extender su Reino.
Feliz noche y feliz día de Reyes para los reyes de hoy, de ayer y del futuro; porque hay que mantener viva esta tradición y, al igual que hicieron los Magos hace dos milenios, adorar al Niño que está en esa cuna desde donde sonríe el Cielo, y así, de este modo, llenarnos de amor y fuerza para extender su Reino.
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LA EPIFANÍA
La celebración de la Epifanía gira en torno a la adoración a la que fue sujeto el Niño Jesús por parte de los tres Reyes Magos (Mt 2, 1-12) como símbolo del reconocimiento del mundo pagano de que Cristo es el salvador y rey de toda la humanidad.
De acuerdo a la tradición de la Iglesia del siglo I, se relaciona a estos magos como hombres poderosos y sabios, posiblemente reyes de naciones al oriente del Mediterráneo, hombres que por su cultura y espiritualidad cultivaban su conocimiento del hombre y de la naturaleza esforzándose especialmente por mantener un contacto con Dios. Del pasaje bíblico sabemos que son magos (posiblemente casta de sacerdotes persas o babilonios, que estudiaban las estrellas, pues éstos eran denominados así: magos), que vinieron de Oriente y que como regalo trajeron incienso, oro y mirra. De la tradición de los primeros siglos se nos dice que fueron tres reyes sabios: Melchor, Gaspar y Baltazar. Hasta el año de 474 AD sus restos estuvieron en Constantinopla, la capital cristiana más importante en Oriente; luego fueron trasladados a la catedral de Milán (Italia) y en 1164 fueron trasladados a la ciudad de Colonia (Alemania), donde permanecen hasta nuestros días.
El hacer regalos a los niños el día 6 de enero corresponde a la conmemoración de la generosidad que estos magos tuvieron al adorar al Niño Jesús y hacerle regalos tomando en cuenta que "lo que hiciereis con uno de estos pequeños, a mí me lo hacéis" (Mt. 25, 40); a los niños haciéndoles vivir hermosa y delicadamente la fantasía del acontecimiento y a los mayores como muestra de amor y fe a Cristo recién nacido.
El hacer regalos a los niños el día 6 de enero corresponde a la conmemoración de la generosidad que estos magos tuvieron al adorar al Niño Jesús y hacerle regalos tomando en cuenta que "lo que hiciereis con uno de estos pequeños, a mí me lo hacéis" (Mt. 25, 40); a los niños haciéndoles vivir hermosa y delicadamente la fantasía del acontecimiento y a los mayores como muestra de amor y fe a Cristo recién nacido.
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TRES OBISPOS DE KAZAJISTÁN HACEN "PÚBLICA PROFESIÓN DE VERDADES INMUTABLES SOBRE EL MATRIMONIO"
- DEMOS GRACIAS A DIOS QUE HAY TODAVÍA PASTORES FIELES A LA DOCTRINA DE CRISTO Y QUE NO TEMEN DEFENDERLA
Lo hacen ‘ante la notable y creciente confusión en la Iglesia’. Se trata de Tomash Peta, Arzobispo Metropolitano de la arquidiócesis de María Santísima en Astana, Athanasius Schneider, su obispo auxiliar, y Jan Pawel Lenga, obispo emérito de Karaganda, la otra diócesis del país.
Los obispos de Kazajistán -un país con un 70% de musulmanes y en el que los católicos son minoría (la arquidiócesis de María Santísima -Astana- cuenta con una población de casi 4 millones de habitantes, entre los cuáles sólo hay 55.000 católicos)- el arzobispo de María Santísima en Astaná y su auxiliar, y el obispo emérito de la única diócesis sufragánea, han cerrado 2017 con una ‘profesión pública sobre las verdades inmutables sobre el matrimonio’, algo que han considerado necesario ‘ante la notable y creciente confusión en la Iglesia’ a raíz de la publicación de Amoris Laetitia y la multitud de interpretaciones contradictorias a lo largo del orbe católico.
A modo de ejemplo, mientras los obispos polacos reiteran la tradición de la Iglesia sobre el acceso a la comunión de las personas divorciadas que viven ‘more uxorio’ con alguien que no es su esposo, algunos cardenales y obispos aseguran (contra la verdadera doctrina católica) que la doctrina ha cambiado (la doctrina dogmática no la puede cambiar ni siquiera el papa), y que pueden comulgar dizque ‘si se sienten en paz con Dios’.
Empezaron 2017 haciendo una ‘llamada a la oración para que el Papa Francisco confirme la práctica invariable de la Iglesia sobre la verdad de la indisolubilidad del Matrimonio’, y tras un año revuelto y la publicación de la carta del Papa a los obispos de Buenos Aires en el AAS, los obispos de Kazajistán cierran el año con una profesión pública de las Verdades inmutables respecto del matrimonio sacramental.
En su carta, los obispos lamentan la difusión de normas, en el seno de la propia Iglesia, que prevén que personas llamadas “divorciados vueltos a casar”, puedan recibir los sacramentos de la Penitencia y de la Santa Comunión, pese a continuar viviendo habitual e intencionalmente more uxorio con una persona que no es su legítimo cónyuge. Lamentan además que algunas de ellas ‘fueron inclusive dadas por buenas por la suprema autoridad de la Iglesia’, el Papa Francisco.
A juicio de los prelados, ‘Las mencionadas normas pastorales se revelan de hecho y con el tiempo un medio de difusión de la “plaga del divorcio”’, y ‘han causado una notable y creciente confusión entre fieles y en el clero; confusión ésta que toca manifestaciones centrales de la vida de la Iglesia, como lo son el matrimonio sacramental que da origen a la familia, la iglesia doméstica y el sacramento de la Santísima Eucaristía.’
Sobre el peligro de la confusión causada, los obispos traen a colación una amonestación del Papa Juan Pablo II: “La confusión, creada en la conciencia de numerosos fieles por la divergencia de opiniones y enseñanzas en la teología, en la predicación, en la catequesis, en la dirección espiritual, sobre cuestiones graves y delicadas de la moral cristiana, termina por hacer disminuir, hasta casi borrarlo, el verdadero sentido del pecado” (Exhortación Apostólica Reconciliatio et paenitenia, 18).
Por todo esto, reiteran en su carta siete principios inmutables de la doctrina católica sobre el matrimonio y la Eucaristía:
- Las relaciones sexuales entre personas que no están unidas entre sí por el vínculo de un matrimonio válido, como se verifica en el caso de los “divorciados vueltos a casar”, son siempre contrarias a la voluntad de Dios y constituyen una grave ofensa a Dios.
- Ninguna circunstancia o finalidad, ni siquiera una posible imputabilidad o culpa disminuída, pueden hacer de tales relaciones sexuales una realidad moral positiva y agradables a Dios. Lo mismo vale para los otros preceptos negativos de los Diez Mandamientos de la Ley de Dios. Ello a causa de que “existen actos que, por sí y en sí mismos, independientemente de las circunstancias, son siempre gravemente ilícitos por razón de su objeto.” (Juan Pablo II, Exhortación Apostólica Reconciliatio et paenitentia, 17).
- La Iglesia no posee el carisma infalible de juzgar sobre el estado de gracia interno de un fiel (cf. Concilio di Trento, sess. 24, cap. 1). La no admisibilidad a la Santa Comunión de los así llamados “divorciados vueltos a casar” no significa por lo tanto un juicio de su estado de gracia ante Dios, sino un juicio del carácter visible, público y objetivo de su situación. A causa de la naturaleza visible de los sacramentos y de la misma Iglesia, la recepción de los sacramentos depende necesariamente de la situación visible y objetiva de los fieles.
- No es moralmente lícito tener relaciones sexuales con una persona que no es el propio cónyuge legítimo, para evitar un supuesto otro pecado. Ello a causa de que la Palabra de Dios nos enseña que no es lícito “hacer el mal para que venga el bien” (Rom 3, 8).
- La admisión de tales personas a la Santa Comunión puede ser permitida solamente cuando, con la ayuda de la gracia de Dios y de un paciente e individual acompañamiento pastoral, ellas hacen un sincero propósito de cesar de allí en adelante tales relaciones sexuales y de evitar el escándalo. En ello se ha expresado siempre en la Iglesia el verdadero discernimiento y el auténtico acompañamiento pastoral.
- Las personas que mantienen relaciones sexuales no conyugales de modo habitual, violan con tal estilo de vida el indisoluble vínculo nupcial matrimonial respecto al legítimo cónyuge. Por esta razón no son capaces de participar “en el Espíritu y en la Verdad” (cf. Jn 4, 23) en la cena nupcial eucarística de Cristo, teniendo también en cuenta las palabras del rito de la Sagrada Comunión: “¡Beatos los invitados a la Cena del Cordero!” (Ap 19, 9).
- El cumplimiento de la voluntad de Dios, revelada en Sus Diez Mandamientos y en Su explícita prohibición del divorcio, constituye el verdadero bien espiritual de las personas aquí en la Tierra, permitiendo así que sean conducidas a la salvación de la vida eterna.
A continuación, la carta hecha pública por los obispos de Kazajistán, bajo el título:
‘Profesión de las verdades inmutables a respecto del matrimonio sacramental’:
‘Profesión de las verdades inmutables a respecto del matrimonio sacramental’:
Después de la publicación de la Exhortación Apostólica “Amoris laetitia” (2016) diversos obispos han emitido a nivel local, regional y nacional normas concernientes a la aplicación de la disciplina sacramental a los fieles llamados “divorciados vueltos a casar”, quienes se unieron en una convivencia estable more uxorio con una persona que no es su legítimo cónyuge, pese a que esté vivo quien sí tiene esa condición, con quien está unido por un válido vínculo matrimonial.
Las normas mencionadas prevén, entre otras cosas, que en casos individuales las personas llamadas “divorciados vueltos a casar”, puedan recibir los sacramentos de la Penitencia y de la Santa Comunión, pese a continuar viviendo habitual e intencionalmente more uxorio con una persona que no es su legítimo cónyuge. Tales normas han recibido a menudo aprobación de parte de diversas autoridades jerárquicas y algunas de ellas fueron inclusive dadas por buenas por la suprema autoridad de la Iglesia.
La difusión de dichas normas pastorales eclesiásticamente aprobadas han causado una notable y creciente confusión entre fieles y en el clero; confusión ésta que toca manifestaciones centrales de la vida de la Iglesia, como lo son el matrimonio sacramental que da origen a la familia, la iglesia doméstica y el sacramento de la Santísima Eucaristía.
Según la doctrina de la Iglesia sólo el vínculo matrimonial sacramental constituye una iglesia doméstica (cf. Concilio Vaticano II, Lumen gentium, 11). La admisión de los fieles “divorciados vueltos a casar” a la Santa Comunión, que es la expresión máxima de la unidad de Cristo-Esposo con Su Iglesia, significa en la práctica un modo de aprobación y legitimación del divorcio y, en ese sentido, una especie de introducción del divorcio en la Iglesia.
Las mencionadas normas pastorales se revelan de hecho y con el tiempo un medio de difusión de la “plaga del divorcio”, expresión usada por el Concilio Vaticano II (cf. Gaudium et spes, 47). Se trata de una difusión de esta “plaga del divorcio” inclusive en la propia vida de la Iglesia, cuando Ésta debería ser en cambio – a causa de su fidelidad incondicional a la doctrina de Cristo – un baluarte y una señal inconfundible de contradicción contra la plaga del divorcio cada vez más difusas en la sociedad civil.
De modo inequívoco y sin admitir ninguna excepción Nuestro Señor y Redentor Jesucristo ha reconfirmado solemnemente la voluntad de Dios en lo que dice respecto a la prohibición absoluta del divorcio. Una aprobación y legitimación de la violación de la sacralidad del vínculo matrimonial, aunque lo sea indirectamente por medio de la mencionada nueva disciplina sacramental, contradice en modo grave la expresa voluntad de Dios y Su mandamiento. Tal práctica representa por lo tanto una alteración substancial de la disciplina sacramental bimilenaria de la Iglesia. Además, con el correr del tiempo, una disciplina substancialmente alterada acarreará también una alteración de la correspondiente doctrina.
El constante Magisterio de la Iglesia, comenzando por las enseñanzas de los Apóstoles y de todos los Sumos Pontífices, ha conservado y trasmitido fielmente ya sea en la doctrina (en la teoría), ya sea en la disciplina sacramental (en la práctica), de modo inequívoco, sin sombra alguna de duda y siempre en el mismo sentido y con idéntico significado (eodem sensu eademque sententia) la cristalina enseñanza de Cristo con respecto a la indisolubilidad del matrimonio.
A causa de su naturaleza divinamente establecida, la disciplina de los sacramentos no debe contradecir la palabra revelada: “Los sacramentos no sólo suponen la fe, sino que, a la vez, la alimentan, la robustecen y la expresan por medio de palabras y de cosas; por esto se llaman ‘sacramentos de la fe’ ” (Concilio Vaticano II, Sacrosanctum Concilium, 59). “Incluso la suprema autoridad de la Iglesia no puede cambiar la liturgia a su arbitrio, sino solamente en virtud del servicio de la fe y en el respeto religioso al misterio de la liturgia” (Catecismo de la Iglesia Católica, 1125). La fe católica por su propia naturaleza excluye una formal contradicción entre la fe profesada, por una parte, y la práctica de los sacramentos, por otra. En este sentido se puede entender también la siguiente afirmación del Magisterio: “El divorcio entre la fe y la vida diaria de muchos debe ser considerado como uno de los más graves errores de nuestra época” (Concilio Vaticano II, Gaudium et spes, 43) y “la pedagogía concreta de la Iglesia debe estar siempre unida y nunca separada de su doctrina” (Juan Pablo II, Exhortación Apostólica Familiaris consortio, 33).
En vista de la importancia de la doctrina y de la disciplina del matrimonio y de la Eucaristía, la Iglesia está obligada a hablar con la misma voz. Por lo tanto, las normas pastorales que dicen respecto a la indisolubilidad del matrimonio no deben contradecirse entre una diócesis y otra, entre un país y otro. La Iglesia ha observado este principio, como lo atestigua San Ireneo de Lyon, desde los tiempos de los Apóstoles: “Si bien la Iglesia esté difundida por todo el mundo hasta los extremos de la tierra, por el hecho de haber recibido de los Apóstoles y de los discípulos la fe, conserva esta predicación y esta fe con cuidado y – como si habitase en una sola casa – cree en ella de la misma manera, como si tuviese una sola alma y un solo corazón y con voz unánime, como si tuviese una sola boca, predica la verdad de la fe, la enseña y la transmite” (Adversus haereses, I, 10, 2). Santo Tomás de Aquino nos transmite el mismo perenne principio de la vida de la Iglesia: “Hay una sola y misma fe de los antiguos y de los modernos; si no, no habría una única y misma Iglesia” (Questiones Disputatae de Veritate, q. 14, a. 12c).
Permanece actual la siguiente amonestación del Papa Juan Pablo II: “La confusión, creada en la conciencia de numerosos fieles por la divergencia de opiniones y enseñanzas en la teología, en la predicación, en la catequesis, en la dirección espiritual, sobre cuestiones graves y delicadas de la moral cristiana, termina por hacer disminuir, hasta casi borrarlo, el verdadero sentido del pecado” (Exhortación Apostólica Reconciliatio et paenitenia, 18).
A la doctrina y disciplina sacramental concerniente a la indisolubilidad del matrimonio rato y consumado, es plenamente aplicable el sentido de las siguientes afirmaciones del Magisterio de la Iglesia:
- “Pues la Iglesia de Cristo, diligente custodia y defensora de los dogmas a Ella confiados, jamás cambia en ellos nada, ni disminuye, ni añade, antes, tratando fiel y sabiamente con todos sus recursos las verdades que la antigüedad ha esbozado y la fe de los Padres ha sembrado, de tal manera trabaja por limarlas y pulirlas, que los antiguos dogmas de la celestial doctrina reciban claridad, luz, precisión, sin que pierdan, sin embargo, su plenitud, su integridad, su índole propia, y se desarrollen tan sólo según su naturaleza; es decir, el mismo dogma, en el mismo sentido y parecer” (Pio IX, Bula dogmática Ineffabilis Deus).
- “En lo que dice respecto a la substancia de la verdad, la Iglesia tiene, frente a Dios y a los hombres, el sagrado deber de anunciarla, de enseñarla sin atenuantes, como Cristo la ha revelado y no existe ninguna condición de los tiempos que pueda dispensar del rigor de esta obligación. Ese deber liga la conciencia de todos los sacerdotes a los cuales ha sido confiado el cuidado de amaestrar, amonestar y guiar a los fieles” (Pio XII, Discurso a los párrocos y cuaresmalistas, 23 de marzo de 1949).
- “La Iglesia no historiza, no relativiza las metamorfosis de la cultura profana, su naturaleza siempre igual y fiel a sí misma, como Cristo la quiso y la tradición la perfeccionó” (Paulo VI, Homilía dal 28 de octubre de 1965).
- “No menoscabar en nada la saludable doctrina de Cristo es una forma de caridad eminente hacia las almas” (Paulo VI, Encíclica Humanae Vitae, 29).
- “La Iglesia no cesa nunca de invitar y animar, a fin de que las eventuales dificultades conyugales se resuelvan sin falsificar ni comprometer jamás la verdad.” (Juan Pablo II, Exhortación Apostólica Familiaris consortio, 33).
- “De tal norma (la ley moral divina) la Iglesia no es ciertamente ni la autora ni el árbitro. En obediencia a la verdad que es Cristo, cuya imagen se refleja en la naturaleza y en la dignidad de la persona humana, la Iglesia interpreta la norma moral y la propone a todos los hombres de buena voluntad, sin esconder las exigencias de radicalidad y de perfección” (Juan Pablo II, Exhortación Apostólica Familiaris consortio, 33).
- “El otro es el principio de la verdad y de la coherencia, por el cual la Iglesia no acepta llamar bien al mal y mal al bien. Basándose en estos dos principios complementarios, la Iglesia desea invitar a sus hijos, que se encuentran en estas situaciones dolorosas, a acercarse a la misericordia divina por otros caminos, pero no por el de los Sacramentos de la Penitencia y de la Eucaristía, hasta que hayan alcanzado las disposiciones requeridas del alma” (Juan Pablo II, Exhortación Apostólica Reconciliatio et paenitentia, 34).
- “La firmeza de la Iglesia en defender las normas morales universales e inmutables no tiene nada de humillante. Está sólo al servicio de la verdadera libertad del hombre. Dado que no hay libertad fuera o contra la verdad” (Juan Pablo II, Encíclica Veritatis splendor, 96).
- “Ante las normas morales que prohíben el mal intrínseco no hay privilegios ni excepciones para nadie. No hay ninguna diferencia entre ser el dueño del mundo o el último de los miserables de la Tierra: ante las exigencias morales somos todos absolutamente iguales” (Juan Pablo II, Encíclica Veritatis splendor, 96).
- “El deber de reiterar esta no posibilidad de admitir a la Eucaristía (a los divorciados vueltos a casar) es condición de verdadera pastoralidad, de auténtica preocupación por el bien de estos fieles y de toda la Iglesia, ya que indica las condiciones necesarias para la plenitud de aquella conversión a la cual todos son siempre invitados por el Señor” (Pontificio Consejo para los Textos Legislativos, Declaración acerca de la admisibilidad a la Santa Comunión a los divorciados vueltos a casar, 24 de junio del 2000, n. 5).
Como obispos católicos, los cuales – según la enseñanza del Concilio Vaticano II – deben defender la unidad de la fe y de la disciplina común de la Iglesia, y buscar que surja para todos los hombres la luz de la verdad plena (cf. Lumen gentium, 23), nos vemos obligados en conciencia a profesar, ante la desenfrenada confusión, la inmutable verdad y la igualmente inmutable disciplina sacramental concerniente a la indisolubilidad del matrimonio conforme a la enseñanza bimilenaria e inalterada del Magisterio de la Iglesia. En este espíritu reiteramos:
- Las relaciones sexuales entre personas que no están unidas entre sí por el vínculo de un matrimonio válido, como se verifica en el caso de los “divorciados vueltos a casar”, son siempre contrarias a la voluntad de Dios y constituyen una grave ofensa a Dios.
- Ninguna circunstancia o finalidad, ni siquiera una posible imputabilidad o culpa disminuída, pueden hacer de tales relaciones sexuales una realidad moral positiva y agradables a Dios. Lo mismo vale para los otros preceptos negativos de los Diez Mandamientos de la Ley de Dios. Ello a causa de que “existen actos que, por sí y en sí mismos, independientemente de las circunstancias, son siempre gravemente ilícitos por razón de su objeto.” (Juan Pablo II, Exhortación Apostólica Reconciliatio et paenitentia, 17).
- La Iglesia no posee el carisma infalible de juzgar sobre el estado de gracia interno de un fiel (cf. Concilio di Trento, sess. 24, cap. 1). La no admisibilidad a la Santa Comunión de los así llamados “divorciados vueltos a casar” no significa por lo tanto un juicio de su estado de gracia ante Dios, sino un juicio del carácter visible, público y objetivo de su situación. A causa de la naturaleza visible de los sacramentos y de la misma Iglesia, la recepción de los sacramentos depende necesariamente de la situación visible y objetiva de los fieles.
- No es moralmente lícito tener relaciones sexuales con una persona que no es el propio cónyuge legítimo, para evitar un supuesto otro pecado. Ello a causa de que la Palabra de Dios nos enseña que no es lícito “hacer el mal para que venga el bien” (Rom 3, 8).
- La admisión de tales personas a la Santa Comunión puede ser permitida solamente cuando, con la ayuda de la gracia de Dios y de un paciente e individual acompañamiento pastoral, ellas hacen un sincero propósito de cesar de allí en adelante tales relaciones sexuales y de evitar el escándalo. En ello se ha expresado siempre en la Iglesia el verdadero discernimiento y el auténtico acompañamiento pastoral.
- Las personas que mantienen relaciones sexuales no conyugales de modo habitual, violan con tal estilo de vida el indisoluble vínculo nupcial matrimonial respecto al legítimo cónyuge. Por esta razón no son capaces de participar “en el Espíritu y en la Verdad” (cf. Jn 4, 23) en la cena nupcial eucarística de Cristo, teniendo también en cuenta las palabras del rito de la Sagrada Comunión: “¡Beatos los invitados a la Cena del Cordero!” (Ap 19, 9).
- El cumplimiento de la voluntad de Dios, revelada en Sus Diez Mandamientos y en Su explícita prohibición del divorcio, constituye el verdadero bien espiritual de las personas aquí en la Tierra, permitiendo así que sean conducidas a la salvación de la vida eterna.
Afirmamos por lo tanto en el espíritu de San Juan Bautista, de San Juan Fisher, de Santo Tomás Moro, de la Beata Laura Vicuña y de numerosos conocidos y desconocidos confesores y mártires de la indisolubilidad del matrimonio:
No es lícito (non licet) justificar, aprobar o legitimar, ni directamente ni indirectamente, ya sea el divorcio ya sea una relación sexual no conyugal estable, con una disciplina sacramental de admisión a la Santa Comunión de los así llamados “divorciados vueltos a casar”, tratándose en este caso de una disciplina ajena a la entera Tradición de la fe católica y apostólica.
Haciendo esta pública profesión ante nuestra conciencia y ante Dios que nos ha de juzgar, estamos sinceramente convencidos de prestar así un servicio de caridad en la verdad a la Iglesia de nuestro tiempo y al Sumo Pontífice, Sucesor de San Pedro y Vicario de Cristo sobre la Tierra.
31 de diciembre del 2017, Fiesta de la Sagrada Familia, en el año del centenario de las apariciones de Nuestra Señora de Fátima.
+ Tomash Peta, Arzobispo Metropolitano de la archidiócesis de Santa Maria en Astana
+ Jan Pawel Lenga, Arzobispo-Bispo emérito de Karaganda
+ Athanasius Schneider, Obispo auxiliar de la archidiócesis de Santa Maria en Astana
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Jim Caviezel: «DEBEMOS SER GUERREROS LISTOS A ARRIESGAR NUESTRAS VIDAS POR EL EVANGELIO»
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DULCE MADRE
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LA DOCTRINA DE LA IGLESIA NO DEBE ADECUARSE A LOS TIEMPOS NI A OTRAS IDEOLOGÍAS
- LA VERDAD REVELADA POR DIOS ES INMUTABLE Y NO CAMBIA CON EL TIEMPO.
- QUIENES SOSTIENEN LOS ERRORES DENUNCIADOS "DICEN QUE EL ESPÍRITU SANTO INFUNDE AHORA EN LAS ALMAS DE LOS FIELES UNOS CARISMAS MAYORES Y MÁS ABUNDANTES QUE EN TIEMPOS PASADOS", SEÑALABA EL PAPA LEÓN XIII.
- LO MISMO DICEN HOY EN DÍA LOS QUE REPITEN LAS MISMAS Y AÑOSAS TESIS CONTRA LA FE CATÓLICA.
- LAS ANTIGUAS HEREJÍAS SON NO SOLO AÑEJAS SINO TAMBIÉN RETRÓGRADAS.
- SON VETUSTOS Y SOBADOS ERRORES QUE SE RECICLAN Y SE PRESENTAN COMO NOVEDOSOS "DESCUBRIMIENTOS".
Fragmento de la Carta Apostólica de S.S. León XIII "Testem Benevolentiae" al Card. James Gibbons del 22 de enero de 1899.
"...El fundamento sobre el que se fundan estas nuevas (y reprobables)* ideas es que (según dicen estos relativistas), con el fin de atraer más fácilmente a la sabiduría católica a aquellos que disienten de ella, la Iglesia debe acercarse un poco más a la humanidad de este siglo ya maduro, aflojar su antigua severidad y hacer algunas concesiones a los gustos y opiniones recientemente introducidas entre los pueblos. Muchos piensan que estas concesiones deben ser hechas no sólo en asuntos de disciplina, sino también en las doctrinas que conforman el "depósito de la fe". Ellos sostienen que sería oportuno, para ganar las voluntades de aquellos que disienten de nosotros, omitir ciertos puntos de la doctrina como si fueran de menor importancia, o moderarlos de tal manera que no conservarían el mismo sentido que la Iglesia constantemente les ha dado.
"No se necesitan muchas palabras, querido hijo Nuestro, para entender con cuán reprobable designio ha sido pensado esto, si tan sólo se recuerda la naturaleza y el origen de la doctrina que la Iglesia transmite. El Concilio Vaticano I dice al respecto: «La doctrina de la fe que Dios ha revelado no es propuesta como un descubrimiento filosófico que puede ser perfeccionado por la inteligencia humana, sino como un divino depósito confiado a la Esposa de Cristo para ser fielmente custodiado e infaliblemente declarado. De ahí que también hay que mantener perpetuamente el sentido de los sagrados dogmas que una vez declaró la Santa Madre Iglesia, y no se debe nunca abandonarlo bajo el pretexto o en nombre de un entendimiento más profundo» (Constitución "Dei Filius" sobre la fe católica, cap. IV).
"...Así pues, no ocurra que alguien omita o suprima, por motivo alguno, alguna doctrina divinamente transmitida; en efecto, quien lo hiciese estaría queriendo más separar a los católicos de la Iglesia que atraer a ella a los que disienten. Vuelvan, pues no hay nada más querido por Nos, vuelvan todos los que andan extraviados lejos del rebaño de Cristo, pero no ciertamente por un camino distinto al que el mismo Cristo nos mostró."
* Nota:Los dos textos entre paréntesis -sin negritas- son de CATOLICIDAD para hacer más comprensible el contexto.
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RECORDATORIO DE ORACIÓN DE LOS DÍAS TRECE DE CADA MES
Cada día trece de mes, fecha de las apariciones de la Virgen en Fátima, los lectores y editores de este sitio rezaremos cinco minutos y pediremos por estas intenciones:
1) Por las peticiones particulares así como por las necesidades espirituales y materiales de todos y cada uno de los lectores de CATOLICIDAD.
2) Por el fin del proceso de "autodemolición" en la Iglesia Católica.
3) Por la intención de que, tal como lo pidió la Virgen en Fátima, el Papa finalmente consagre Rusia al Inmaculado Corazón de María y pida la conversión de ese país al catolicismo, nombrando -para ello- a esta nación de manera explícita, en unión con todo el episcopado mundial.
4) Por la reparación a Dios de nuestros pecados y por la de todas las ofensas que recibe, particularmente por las blasfemias que se profieren o los sacrilegios que se realizan.
5) Por la conversión de los pecadores, especialmente los más necesitados de la misericordia divina.
6) Por que se multipliquen las vocaciones sacerdotales y los sacerdotes vivan una vida de santidad conforme al Corazón de Cristo.
7) Por el triunfo del Inmaculado Corazón de María y la implantación del Reinado Social de Cristo en nuestras naciones.
8) Por la paz mundial, no como la da el mundo sino como la da N.S. Jesucristo y por el triunfo de la vida en las legislaciones.
9) Por la salvación propia y la de nuestros familiares, amigos y conocidos.
10) Por todas las necesidades de la Iglesia.
Bastará rezar:
-Un Señor mío Jesucristo:
- "Señor mío Jesucristo, Dios y Hombre verdadero, me pesa de todo corazón haber pecado, porque he merecido el infierno y perdido el cielo, y sobre todo, porque te ofendí a ti, que eres bondad infinita, a quien amo sobre todas las cosas. Propongo firmemente, con tu gracia, enmendarme y alejarme de las ocasiones de pecar, confesarme y cumplir la penitencia. Confío me perdonarás por tu infinita misericordia. Amén."
-Un Padre Nuestro
-Tres Aves Marías pidiendo que la Virgen nos preserve del pecado mortal durante las tentaciones (ver AQUÍ).
-Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, como era en un principio ahora y siempre por los siglos de los siglos.
(Nota: Todo católico debe saber de memoria las oraciones anteriores, al igual que el Credo. Si alguien no las sabe, puede aprenderlas haciendo click AQUÍ)
-Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, como era en un principio ahora y siempre por los siglos de los siglos.
(Nota: Todo católico debe saber de memoria las oraciones anteriores, al igual que el Credo. Si alguien no las sabe, puede aprenderlas haciendo click AQUÍ)
-La oración de la Virgen de Fátima:
- "Oh Jesús mío, perdónanos y líbranos del fuego de infierno, lleva al Cielo a todas las almas, socorre especialmente a las más necesitadas de tu misericordia".
-Finalizando así:
- "Señor: te pedimos por todas las necesidades de la Iglesia, por la Consagración de Rusia tal como se pidió en Fátima, por el triunfo del Inmaculado Corazón de tu dulcísima Madre, por la implantación de tu Reinado Social y de tu Paz en nuestras naciones, por la santidad de los sacerdotes y por el aumento de las vocaciones sacerdotales, así como por el triunfo de la vida y la familia en nuestras legislaciones. Te ofrecemos nuestra vida entera en reparación de los pecados propios y de las ofensas que se hacen a tu sacratísimo nombre, así como por los graves sacrilegios que se realizan en todo el mundo. Finalmente ponemos en tus manos, por intercesión de la Santísima Virgen María, todas las necesidades espirituales y materiales, tanto propias como las de nuestros familiares, amigos y conocidos, y las de nuestros hermanos lectores y editores del blog CATOLICIDAD.
- -Santísima Virgen María, encomiendo a tu Inmaculado Corazón a toda la familia mía.
- -Inmaculado Corazón de María, sed la salvación del alma mía.
- -Santísima Virgen de Guadalupe, salva nuestra Patria, conserva nuestra fe y defiéndenos de los falsos pastores.
- -San Miguel Arcángel, ampáranos de las asechanzas del demonio.
- -San Pío V, ruega por nosotros. Amén".
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LO QUE ESTAMOS VIVIENDO
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REGÁLAME UNOS CUANTOS MINUTOS
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