Esta fue la enseñanza constante de la Iglesia Católica, que aquí admirablemente resume el padre Reginald Garrigou-Lagrange:
“El respeto de todas las religiones sean lo falsas o perversas que sean no es más que la orgullosa negación del respeto debido a la Verdad. Para amar sinceramente lo verdadero y el bien, es necesario no tener ninguna simpatía hacia el error y el mal. Para amar verdaderamente al pecador y contribuir a su salvación, es preciso detestar el mal que está en él.”
R.P. Reginald Garrigou-Lagrange, O.P (1877-1964).
En cambio, hoy se dice este gravísimo error:
"El pluralismo y la diversidad de religión, color, sexo, raza y lengua son expresión de una sabia voluntad divina, con la que Dios creó a los seres humanos" (Documento sobre la fraternidad humana, por la paz mundial y la convivencia común, del 4 de febrero de 2019).
La diversidad de las falsas religiones inventadas por el hombre no puede ser la expresión de la voluntad de Dios, pues Dios aborrece el error. Y Dios es la Verdad misma. Por lo mismo, solo existe una sola Religión verdadera enseñada por la única Iglesia ‐la Católica‐ fundada por Cristo, verdadero Dios que se hizo hombre para salvarnos.
Si Adán no hubiese pecado, el error no se hubiera expandido posteriormente, ni se hubiesen creado (a través de la historia) tantas falsas religiones inventadas por el hombre, producto del pecado original.
Si Adán no hubiese pecado, el error no se hubiera expandido posteriormente, ni se hubiesen creado (a través de la historia) tantas falsas religiones inventadas por el hombre, producto del pecado original.
A la fecha no se ha corregido oficialmente esta errónea declaración que dice que las falsas religiones son dizque "expresión de una (sic) sabia voluntad divina".
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