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EL PADRE PÍO NIEGA LA ABSOLUCIÓN A MUJER QUE VIVE EN AMASIATO (VIDEO). A PROPÓSITO DEL IMPEDIMENTO DE QUE LOS DIVORCIADOS EN AMASIATO COMULGUEN

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  • QUIEN ESTANDO LEGÍTIMAMENTE CASADO ANTE DIOS SE LLEGA A DIVORCIAR Y CONTRAE NUEVO "MATRIMONIO" CIVIL, EN REALIDAD VIVE EN AMASIATO Y NO PUEDE COMULGAR.
  • ADEMÁS, COMETE PECADOS MORTALES DE ADULTERIO Y DE FORNICACIÓN.
  • DEBE SER CONSIDERADO UN PECADOR PÚBLICO EN TANTO NO ABANDONE ESA CONDICIÓN.
  • QUIEN MUERE EN ESE ESTADO (SIN ARREPENTIRSE), PERDERÁ ETERNAMENTE SU ALMA.

Ver video: La artista que se confesó con el Padre Pío



1) Quien ocasionalmente tiene una relación sexual -siendo entre dos personas solteras- peca gravemente como fornicario.
2) Si la relación OCASIONAL del soltero es con una persona casada ante Dios, el pecado es más grave: de adulterio y de fornicación. 
3) Cuando esa relación es permanente entre dos solteros, se vive una situación pecaminosa de "amor libre" o concubinato y se considera a quienes lo practican como pecadores públicos.
4) Cuando un casado(a) por la Iglesia tiene un(a) amante (se entiende que de manera habitual) es un(a) fornicario(a), adúltero(a) y se considera un(a) pecador(a) público(a). (Si la o el amante es casada(o) hay un agravante por el doble adulterio).
5) Quien estando casado(a) por la Iglesia, se divorcia civilmente y dizque vuelve a contraer un falso matrimonio civil, incurre exactamente en la misma situación señalada en el inciso anterior pues su falso matrimonio es en realidad un amasiato: es un(a) fornicario(a), adúltero(a) y se considera un(a) pecador(a) público(a). (Si la o el amante es casada(o) hay un agravante por el doble adulterio).

Como puede observarse no hay diferencia alguna entre el caso 4 y el 5, ambos viven en amasiato pues un casado por la Iglesia, divorciado y dizque vuelto a "casar", en realidad sigue casado ante Dios en un único y verdadero matrimonio. El divorcio es una falacia y no tiene ningún poder para romper un matrimonio legítimamente contraído ante Dios y la Iglesia. Las leyes de los hombres no tienen ningún poder ni valor sobre las leyes de Dios. El nuevo matrimonio es falso y sin valor alguno, pues el matrimonio contraído ante Dios sigue plenamente vigente. Las leyes humanas son ilícitas e inválidas si van contra la Ley de Dios. Dice la Palabra de Dios: "Es necesario obedecer a Dios antes que a los hombres" Hechos 5: 29.
Cardenal Kasper

De ahí la gravedad que el cardenal y "teólogo" Kasper -reconocido por su modernismo- haya planteado en Roma la posibilidad de, en algunos casos excepcionales, dar la Eucaristía a los divorciados dizque vueltos a casar. Pues quien es un pecador público que voluntariamente permanece en tal condición, no puede EN NINGÚN CASO recibir  -pues está en pecado grave- el Cuerpo de Cristo, pues como dice San Pablo -divinamente inspirado- quien lo hace: COME Y BEBE SU PROPIA CONDENACIÓN.

No hay circunstancia -por lacrimógena y extrema que se quiera imaginar- que permita y autorice el sacrilegio. Quien lo permite es tan culpable como el que lo realiza o quizá más, pues debe conocer que la moral y las enseñanzas de la Iglesia no pueden ser modificadas.

No hay nada original al decir esto. Lo dijo ya la Iglesia en varias ocasiones. Basta recordar lo que define el Concilio Vaticano I:
"La doctrina de la fe que Dios ha revelado, no ha sido propuesta como un hallazgo filosófico que deba ser perfeccionado por los ingenios humanos, sino entregada a la Esposa de Cristo como un depósito divino, para ser fielmente guardada e infaliblemente declarada. De ahí también que hay que mantener perpetuamente aquél sentido de los sagrados dogmas que una vez declaró la santa madre Iglesia y jamás hay que apartarse de este sentido so pretexto y nombre de una más alta inteligencia." (D, 1800).
Y -como explica un religioso- claro está que para guardar el depósito, para custodiar los sagrados dogmas, hay que tener fe. Sin fe, los dogmas son verdades históricas pasajeras, que pueden ser remodeladas a gusto del primer chiquilicuatre que meta sus patazas en el trabajo teológico. Un teólogo que no tenga fe en los dogmas es como un matemático que no confíe en la tabla de multiplicar, pero con el agravante de que el matemático será considerado como un ignorante y puede salvarse; mientras el teólogo sin verdadera fe, si no rectifica, llegaría a condenarse.

No puede haber excepción alguna:
-El matrimonio religioso es indisoluble y subsiste hasta la muerte de algún cónyuge.
-El casado por la Iglesia Católica que vive conyugalmente con quien no es su legítima mujer (esté o no dizque "casado" civilmente) vive en adulterio y es un pecador público mientras no cambie su condición. Cristo dijo: "Lo que Dios ha unido no lo separe el hombre" Mt. 19:6.
-Quien permita comulgar a un pecador público, sabiendo que lo es, comete y permite un sacrilegio y hace que el comulgante coma y beba su propia condenación.


De ahí que nadie pueda permitir en nombre de lo pastoral ir directamente contra las mismas enseñanzas de Cristo que la Iglesia siempre ha custodiado y transmitido. Incluso, hasta en el hipotético caso que un Papa se dejase engañar por estos téologos modernistas y lo permitiera (naturalmente sin hacer uso del don de la infalibilidad que exige ciertas condiciones para que se dé), ni siquiera -en esa supuesta hipótesis- él tendría autoridad para ello y su permisión carecería de todo valor y sería nula e írrita, pues "El Romano Pontífice, como todos los fieles, está subordinado a la Palabra de Dios, a la fe católica, y es garante de la obediencia de la Iglesia y, en este sentido, "servus servorum". No decide según su arbitrio, sino que es portavoz de la voluntad del Señor, que habla al hombre en la Escritura vivida e interpretada por la Tradición; en otras palabras, la "episkopé" del Primado tiene los límites que proceden de la ley divina y de la inviolable constitución divina de la Iglesia contenida en la Revelación" (Tomado del documento "EL PRIMADO DEL SUCESOR DE PEDRO EN EL MISTERIO DE LA IGLESIA", texto decisivo de la Congregación para la Doctrina de la Fe, firmado por el entonces Cardenal Joseph Ratzinger).


DIFÍCIL ES ESTA DOCTRINA, PERO ES LA REVELADA POR DIOS. 

Tan es así, que en la reciente presentación de un libro, el cardenal Müller, a pesar de su propio modernismo (ver haz click), también hizo declaraciones sobre el tema de la readmisión a la comunión de los divorciados vueltos a casar. Señaló que el verdadero problema es el divorcio y reafirmó lo dicho en L’Osservatore Romano el 23 de octubre de 2013, destacando que no expresa una opinión personal sino la doctrina de la Iglesia: la indisolubilidad del matrimonio, por lo que no se puede aceptar el divorcio.

Por tanto, la propuesta del cardenal Kasper de readmitir a los sacramentos a los divorciados vueltos a casar civilmente, es inaceptable porque supone legitimar el divorcio y negar de hecho la indisolubilidad del matrimonio.

Tampoco puede aceptarse que se afirme que la doctrina no se toca y que la pastoral debe estar guiada por la misericordia. Sobre esto, Müller dice que pastoral y doctrina son la misma cosa, pues Cristo como pastor y como maestro es siempre el mismo; y la doctrina no es una teoría hecha por los teólogos sino la palabra de Cristo, por lo que la doctrina no se puede cambiar. Ha añadido que atender a la situación de la familia de hoy no puede hacerse contra la voluntad de Cristo, porque “la misericordia de Dios no puede nunca ser contraria a la justicia de Dios”.

Son declaraciones importantes ante la confusión producida por la propuesta de Kasper, y que -aunque vengan de otro modernista- vuelven a repetir y poner de manifiesto de forma clara la doctrina de la Iglesia, no porque lo diga Müller sino porque repite la doctrina perenne. 

Kasper quiere abrir una rendija y hacer excepciones para permitir el sacrilegio. Bien sabe que abierta la rendija, en la práctica la puerta acabaría abriéndose de par en par -como ya se practica en varias partes de Alemania- y el sacrilegio quedaría autorizado para permitir que esos desdichados beban y traguen su propia condenación.

Y lo peor: a eso le llama misericordia, cuando la verdadera misericordia es buscar la conversión del pecador para que pueda ser salvo.

Ver también (haz click): 1)¿PUEDE DIOS PERDONARME SI NO HAY UN CONFESOR?  
2)¿COMULGAR SIN CONFESARSE?


EL PLAN DE DIOS SOBRE LAS FAMILIAS

PECADOS CONTRA LA CASTIDAD Y EL ORDEN NATURAL

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¿Qué dice la Palabra de Dios?

Gálatas 5, 19-21: “Y manifiestas son las obras de la carne, que son: Adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia, idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías, envidias, homicidios, borracheras, desenfrenos, y cosas semejantes a estas; de las cuales os denuncio, como también ya os denuncié, que los que hacen tales cosas, no heredarán el reino de Dios”.
1 Corintios 6, 9-11: “¿No sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios? No os engañéis: Ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los sodomitas, ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los estafadores, heredarán el reino de Dios. Y esto erais algunos de vosotros; mas ya sois lavados, ya sois santificados, ya sois justificados en el nombre del Señor Jesús, y por el Espíritu de nuestro Dios”.
Efesios 5, 5-8: “Porque sabéis esto, que ningún fornicario, o inmundo, o avaro, que es idólatra, tiene herencia en el reino de Cristo y de Dios. Nadie os engañe con palabras vanas; porque por estas cosas viene la ira de Dios sobre los hijos de desobediencia. No seáis, pues, partícipes con ellos. Porque en otro tiempo erais tinieblas, mas ahora sois luz en el Señor: Andad como hijos de luz”.
Santo Tomás de Aquino identifica la masturbación con la ‘inmundicia’ y la ‘afeminación’ mencionadas en la Biblia

Santo Tomás de Aquino, Summa Theologiae, pt. II-II, c. 154, a. 11: “Como dijimos ya antes (a.6  y 9), existe una determinada especie de lujuria en la que hay una razón de torpeza que hace que el acto venéreo sea malo. Esto puede darse bajo un doble aspecto. En primer lugar, porque choca contra la recta razón, como sucede en todo vicio de lujuria. En segundo lugar, porque se opone también al mismo orden natural del acto venéreo apropiado a la especie humana, y entonces se llama ‘vicio contra la naturaleza’. Esto puede suceder de varios modos. Primero, si se procura la polución sin coito carnal, por puro placer, lo cual constituye el pecado de ‘inmundicia’,  al que suele llamarse ‘afeminación’ (N. de la R: Es decir, la masturbación o vicio solitario). En segundo lugar, si se realiza el coito con una cosa de distinta especie, lo cual se llama ‘bestialidad’. En tercer lugar, si se realiza el coito con el sexo no debido, sea de varón con varón o de mujer con mujer, como dice el Apóstol en Rom 1, 26-27, y que se llama ‘vicio sodomítico’. En cuarto lugar, cuando no se observa el modo natural de realizar el coito, sea porque se hace con un instrumento no debido o porque se emplean otras formas bestiales y monstruosas antinaturales”.
La Virgen de Fátima y el Padre Pío
“Desafortunadamente, muchos jóvenes pierden la fe porque no consiguen ser castos*—decía el Padre Pío de Pietrelcina—. La lujuria es el camino más breve y más fácil para ir al infierno, porque quita el gusto de la oración, debilita la fe hasta extinguirla, predispone a todo tipo de pecado, endurece el corazón y, sin una gracia específica, lleva a la impenitencia final”. Nuestra Señora de Fátima, nos advirtió: “Más almas se van al infierno por pecados de la carne (es decir, pecados en contra del 6 y 9 mandamientos) que por cualquier otra razón”. Y le dijo a Jacinta (la vidente), “Se introducirán ciertas modas que ofenderán gravemente a Mi Hijo”. Jacinta también dijo, “Las personas que sirven a Dios no deberían seguir las modas. La Iglesia no tiene modas; Nuestro Señor es siempre el mismo”.

*NOTA: No consiguen ser castos, pues no ponen los medios debidos y se desaniman de la difícil batalla. Se requiere virilidad, decisión, voluntad, mucha constancia, humildad, acogerse a la ayuda divina por la intercesión de la dulcísima Virgen María (rezo diario del rosario, devoción diaria de las tres avemarías e invocarla durante las tentaciones), frecuencia de los sacramentos (Confesión y Eucaristía), confianza en Dios, evitar las innecesarias ocasiones próximas de pecado grave (que en sí mismas constituyen ya una falta que debemos confesar) y las malas compañías. Así como vigilancia de los sentidos (particularmente de la vista -no malas películas, pornografía, malas miradas, sitios y libros peligrosos, etc.), ocupación mental en aspectos buenos y positivos, mortificación, buenas lecturas y meditaciones religiosas (se recomienda leer los escritos de los santos), oración constante y ejercicio físico.

Varios temas relacionados (haz click): 

LA COMUNIÓN DE LOS SANTOS. CATECISMO EN VIDEOS. NOVENO TEMA.

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A continuación publicamos el noveno tema de esta serie de videos para catequesis. Como explicamos en el primer tema, el material está plenamente apegado al dogma y cuenta con la aprobación del entonces arzobispo primado de México. Está dirigido a niños y adolescentes pero también es útil y aprovechable para adultos. Seguramente muchos lectores adultos aprenderán aspectos que desconocían de su fe y de la historia sagrada.

Es muy aconsejable que los papás lo vean conjuntamente con sus hijos, pues es un material muy didáctico y con doctrina segura, para que lo utilicen como complemento en la catequesis familiar. Por supuesto, será de gran utilidad y apoyo didáctico, también, para el catecismo en grupos de iglesias y parroquias.

Para ver todo lo editado (las demás partes de la serie se irán publicando paulatinamente), basta hacer click en nuestra etiqueta: 

LA REVOLUCIÓN ANTICRISTIANA SIGUE SU MARCHA: LLEGA YA A ESPAÑA LA PROMOCIÓN DE LA PEDOFILIA

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Punto Crítico por Daniel Marín

Un cartel de publicidad en Barcelona usando del derecho a la "libertad" de expresión exhorta a los ciudadanos a posicionarse a favor y a practicar la pedofilia.

Un cartel de publicidad en Barcelona usando del derecho a la libertad de expresión exhorta a los ciudadanos a posicionarse a favor y a practicar la pedofilia.
Estos son los resultados del liberalismo...
Primero se aplaudió en virtud de la libertad el sexo fuera del matrimonio y la propaganda pornográfica. Hoy ya es algo "normal" entre la población.
Luego se dijo que el concepto de familia con un matrimonio sacramentado entre hombre y mujer era algo arcaico. Hoy en virtud de la tolerancia se miran como normales a las parejas de homosexuales con hijos adoptados (pues por naturaleza son incapaces de tenerlos) y a las "familias" monoparentales de padres divorciados.
Más tarde se recibió con los brazos abiertos el derecho a abortar en virtud de la propiedad privada del cuerpo. Hoy también es algo "normal" entre la gente.
Y ahora, como siguiente paso natural volviendo a exaltar una libertad y tolerancia desenfrenadas y relativistas propias del liberalismo, se pretende comenzar, aunque tímidamente y sin amparo legal por el momento, a adoctrinar sobre la pedofilia. Tiempo al tiempo conseguirán también desdibujar la conciencia moral de las personas sobre el bien y el mal en este asunto para que lo vean con toda normalidad.
La obra del demonio siempre va a más si no se la para...

 Mantenerse en la pureza y el bien (Exhortación de San Pedro):

"LA SODOMÍA ES PESTILENTE PARA MÍ Y DESAGRADABLE
HASTA PARA LOS MISMOS DEMONIOS"

Palabras de Nuestro Señor Jesucristo a Santa Catalina de
Siena. ¡Peor aún es la pedofilia!
"Hace mucho que el juicio los amenaza y la perdición los acecha. Porque Dios no perdonó a los ángeles que pecaron, sino que los precipitó en el infierno y los sumergió en el abismo de las tinieblas, donde están reservados para el Juicio. Tampoco perdonó al mundo antiguo, sino que desencadenó el diluvio sobre una tierra poblada de impíos, preservando sólo a ocho personas, entre ellas a Noé, el heraldo de la justicia. También condenó a la destrucción y redujo a cenizas a las ciudades de Sodoma y Gomorra, para que sirvieran de ejemplo a los impíos del futuro.
En cambio, libró a Lot, el justo, que estaba afligido por la conducta licenciosa de esos hombres sin ley; porque teniendo que vivir en medio de ellos, su alma de justo se sentía constantemente torturada por las iniquidades que veía y escuchaba. El Señor, en efecto, sabe librar de la prueba a los hombres piadosos, y reserva a los culpables para que sean castigados en el día del Juicio, sobre todo, a los que llevado por sus malos deseos, corren detrás de los placeres carnales y desprecian la Soberanía. Estos hombres audaces y arrogantes no tienen miedo de blasfemar contra los ángeles caídos. Mientras que los ángeles superiores en fuerza y en poder no pronuncian ningún juicio injurioso contra ellos en la presencia del Señor. Pero ellos, como animales irracionales, destinados por naturaleza a ser capturados y destruidos, hablan injuriosamente de lo que ignoran, y perecerán como esos mismos animales, sufriendo así el castigo en pago de su iniquidad"

¿QUIÉN ESTÁ DETRÁS DE ESTO?

Playgroundmag señala lo siguiente:

Aparentemente, se trata de un anuncio para promocionar la web www.pedoequilibrium.org. Pero cualquier búsqueda en la red relacionada con este campaña es infructuosa. La web no existe y Google no devuelve ninguna referencia de Pedophile Freedom, la ONG que se menciona en el cartel. Tanto el Ayuntamiento de Barcelona como JCDecaux, la empresa que gestiona los espacios publicitarios de la ciudad, no tenían constancia del anuncio. Es decir, quien sea que lo haya colocado, lo ha hecho por su cuenta y sin el consentimiento de los estamentos oficiales. Para dificultar la retirada del cartel, el paño que se utiliza para abrir la valla había sido bloqueado con silicona.
¿Quién podría estar detrás de un anuncio tan grotesco? Lo más probable es que se trate de una acción de algún movimiento pro-pedófilo. El activismo pedófilo lleva años abogando por la aceptación social de la pedofilia e, incluso, ha logrado introducirse en el escenario político de algunos países europeos, especialmente en Holanda. Ahí nació, en 2006, el partido pedófilo “Caridad, Libertad y Fraternidad”. Entre sus objetivos figuraba la liberalización de la pornografía infantil, de las relaciones sexuales entre adultos y niños, e incluso de la zoofilia. El partido acabó por disolverse al no conseguir las firmas necesarias para presentarse a las elecciones. En 2012, el debate sobre pedofilia reflotó en el país a raíz de la propuesta de dos sexólogos para que el Estado produjera “pornografía infantil virtual” para controlar las pulsiones sexuales de los pederastas.



AVISO:



HOY OBLIGAN EL AYUNO Y LA ABSTINENCIA. MIÉRCOLES DE CENIZA. INICIA LA CUARESMA.

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Publicamos, de nuevo, este post, mismo que nos han hecho favor de reproducir también otros blogs católicos, ya que sintetiza muy bien lo que esta fecha significa. No hay, pues, necesidad de agregar algo nuevo.

Inicia, así, la Cuaresma el Miércoles de Ceniza: “Memento homo, quia pulvis es, et in pulverem revertis” (Recuerda, hombre, que polvo eres y en polvo te convertirás).


Es día de ayuno y abstinencia (desde las 0:00 hrs hasta las 24:00 hrs):

El ayuno obliga desde los dieciocho años hasta los cincuenta y nueve.
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La abstinencia obliga siempre a partir de los catorce años cumplidos (aunque es aconsejable iniciarla desde los 7 años, como antes se acostumbraba).

El ayuno es realizar sólo una comida fuerte (completa) al día. Se permite, además, la parvedad en la mañana y la colación en la noche que consiste en...
(sigue leyendo la explicación de esta celebración AQUÍ -haz click-


"CATÓLICO IGNORANTE...."

LA LUJURIA: Plaga del carácter – Por Mons. Fulton J. Sheen

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La lujuria es un excesivo amor por los placeres de la carne. Es la prostitución del amor, la extensión del amor a sí mismo hasta un punto donde el ego se proyecta en otra persona y la ama bajo la ilusión que es el tú amado. El verdadero amor está dirigido hacia una persona, la cual es vista como irreemplazable y única, pero la lujuria excluye toda consideración personal en favor de una experiencia de los sentidos. El yo coloca de forma equivocada rótulos modernos sobre la lujuria pretendiendo que éste es un pecado necesario para la “salud” o para una “vida plena” o para “expresar la personalidad”. El fervoroso intento de otorgarle una garantía científica a esta conducta es, en sí mismo, una indicación de cuán grande es la renuencia que normalmente siente la gente a considerar esta ruptura de la ley moral como el pecado que en realidad es. Hoy en día, los hombres y mujeres están aburridos y descontentos; se vuelven entonces hacia la lujuria para compensar su aflicción interior, sólo para, al final encontrarse hundidos en una mayor desesperanza. Como dice San Agustín: “Dios no obliga al hombre a ser puro; deja solos exclusivamente a quienes merecen ser olvidados”.

La lujuria es una desviación del centro de la personalidad del espíritu a la carne, del yo al ego. En algunas instancias, sus excesos nacen de una conciencia intranquila y del deseo de escapar de su persona hacia otras. Algunas veces existe el deseo contrario de hacer del yo algo supremo a través de la subordinación de otras personas a él. En sus etapas posteriores, el libertino encuentra que ni la liberación de su ser ni la idolatría son posibles por un tiempo demasiado prolongado; el alma es llevada de vuelta a su ser y, por lo tanto, a un infierno interior. El efecto de la lujuria en la voluntad se manifiesta como un odio a Dios y la negación de la inmortalidad. Asimismo, los excesos vacían la fuente de la energía espiritual hasta el grado tal que finalmente uno se vuelve incapaz de emitir un juicio sereno en ningún otro campo.

Lujuria no es igual a sexo, porque el sexo es puramente biológico y una capacidad otorgada por Dios. Tampoco es amor, que encuentra en el sexo una de sus expresiones legítimas. La lujuria es el aislamiento del sexo, del verdadero amor. No hay pasión que lleve más rápidamente a la esclavitud como la lujuria, así como no hay una cuyas perversiones destruyan más rápidamente el poder del intelecto y de la voluntad. Los excesos afectan a la razón de cuatro modos: pervirtiendo el entendimiento, de manera que uno se vuelve intelectualmente ciego e incapaz de ver la verdad; debilitando la prudencia y el sentido de los valores, por lo que se desemboca en la temeridad; vigorizando el amor propio y hasta generar la irreflexión; debilitando la voluntad hasta que el poder de decisión se pierde y uno se vuelve víctima de la inconstancia de carácter.

Los efectos sobre la voluntad y la razón son desastrosos. En aquellos que se entregan repetidas veces a los excesos, es posible que haya un odio a Dios y a la religión y una negación de la inmortalidad. El odio a lo divino viene porque Dios es visto como un obstáculo para la autogratificación. Los libertinos niegan a Dios porque su omnipresencia significa que su conducta ha sido observada por Aquel que la reprobará. Hasta tanto esos individuos abandonen su animalidad egocéntrica, deben insistir en ser ateos, ya que sólo un ateo es capaz de imaginar que nadie lo observa.

La negación de la inmortalidad es un efecto secundario de la lujuria. Puesto que el ególatra vive cada vez en la carne, la idea de un juicio se le vuelve más y más desagradable. Para aquietar sus temores, adopta la creencia de que nunca habrá un Juicio. Aceptar la inmortalidad significaría una responsabilidad que el lujurioso ego del libertino teme enfrentar, ya que, si lo hiciera, lo forzaría a transformar su vida entera. La mera mención de una vida futura puede llevar a esta persona a un furioso cinismo; que le recuerden la posibilidad del juicio aumenta su angustiosa ansiedad. Todo intento de salvar a una persona así es visto por ella como un ataque a su felicidad.

La creencia en Dios y en la inmortalidad haría que el ego libertino deseara ser un yo, pero cuando no está listo para abandonar su vicio, debe negarse a mantener ese tipo de pensamiento. Sería bueno que los defensores de la religión, al tratar con ególatras que están momentáneamente perdidos en los lodazales de la lujuria, aprendieran que debe existir una voluntad de cambio previo a un cambio en la creencia religiosa. Una vez que el libertino abandona el mal, buscará la Verdad, porque ya no necesita temerle.

La lujuria no tiene relación con la lícita expresión del sexo dentro de un matrimonio legítimo. El amor matrimonial es la formación del “nosotros”, que es la extinción del ego-centrismo. En el amor matrimonial, el yo busca el crecimiento completo del Tú, de la personalidad opuesta al yo. No existe momento más sagrado que aquel en que el ego se rinde a otra personalidad, de manera tal que la necesidad de poseer desaparece en la alegría de amar a la otra persona. Estos amantes nunca están solos, porque se necesitan tres y no dos para hacer el amor, y ese tercero es Dios. Un ego ama a otro ego por lo que éste da, pero el yo ama a otro yo por lo que es. El amor es la unión de dos pobrezas que dan surgimiento a una gran riqueza.

El divorcio, la infidelidad, la ausencia planeada de hijos, los matrimonios no válidos, son otras tantas parodias y herejías contra el amor, y aquello que es enemigo del amor, es enemigo de la vida y la felicidad.

Fulton J. Sheen “Eleva tu corazón”. Ed. Lumen Bs.As.-México 2003. Págs, 97-99


JESÚS TE HABLA A TI, ESCÚCHALO, QUIERE TOMARTE EN SUS MANOS (AUDIO)

ATTENDE DOMINE (Canto Penitencial)

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Ahora que empezó la cuaresma...





ATTENDE DOMINE
(Canto Penitencial)

Attende Domine, et miserere quia peccavimus tibi. (Se repite luego de cada estrofa).
Ad Te Rex summe, omnium Redemptor oculos nostros sublevamus flentes: exaudi Christe, suplicantum preces.
Dextera Patris, lapis angularis, via salutis, janua coelestis, ablue nostri maculas delicti.
Rogamus Deus, tuam majestatem: auribus sacris gemitus exaudi, crimina nostra placidus indulge.
Tibi fattemur crimina admissa, contrito corde pendimus oculta, tua, Redemptor, pietas ignoscat.
Innocens captus, nec repugnans ductus, testibus falsis pro impiis damnatus: quos redemisti, tu conserva, Christe.

En el video omiten la última parte.

ATTENDE DOMINE
ESCUCHA, SEÑOR
(Canto Penitencial) (Traducción)

Escucha, Señor y ten misericordia porque hemos pecado contra Ti.  (Se repite luego de cada estrofa).
A Ti, Rey soberano, Redentor de todos levantamos nuestros ojos en llanto; escucha, Cristo, las plegarias de los que te suplican.
Oh diestra del Padre, piedra angular, camino de la salvación y puerta del cielo: lava las manchas de nuestros delitos.
Rogamos oh Dios, a tu majestad: con tus oídos santos escucha nuestros gemidos, perdona bondadoso nuestras culpas.
Nuestros pecados cometidos los confesamos ante Ti; con corazón contrito te manifestamos lo oculto; que tu clemencia, oh Redentor, nos las perdone.
Inocente, fuiste capturado, y llevado sin poner resistencia, y condenado por los impíos con testigos falsos. A los que redimiste, consérvalos Tú, oh Cristo.

LA RESURRECCIÓN Y LA VIDA ETERNA. CATECISMO EN VIDEOS. DÉCIMO TEMA.

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A continuación publicamos el décimo tema de esta serie de videos para catequesis. Como explicamos en el primer tema, el material está plenamente apegado al dogma y cuenta con la aprobación del entonces arzobispo primado de México. Está dirigido a niños y adolescentes pero también es útil y aprovechable para adultos. Seguramente muchos lectores adultos aprenderán aspectos que desconocían de su fe y de la historia sagrada.

Es muy aconsejable que los papás lo vean conjuntamente con sus hijos, pues es un material muy didáctico y con doctrina segura, para que lo utilicen como complemento en la catequesis familiar. Por supuesto, será de gran utilidad y apoyo didáctico, también, para el catecismo en grupos de iglesias y parroquias.

Para ver todo lo editado (las demás partes de la serie se irán publicando paulatinamente), basta hacer click en nuestra etiqueta: 

EL SECRETO INVIOLABLE DE CONFESIÓN

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Discípulo.— Padre, no podría suceder que el confesor, manifestara algún pecado oído en confesión?
Maestro.— ¡Nunca, absolutamente nunca! Un triple sigilo le cierra la boca. Está aquí el dedo de Dios que no permite que se falte. De hecho son ya diez y nueve siglos que se confiesa, y nunca se ha oído decir que ningún confesor haya manifestado ningún pecado oído en confesión.

Martín Lutero, que al principio fué religioso observantísimo, apostató, se hizo protestante, se convirtió en enemigo de la Iglesia; habló y escribió sobre mil temas en contra de la tan odiada Iglesia, pero nunca habló ni escribió cosa oída en confesión. Un día se encontraba en una posada con sus compañeros; y éstos, viendo que se empezaba a espontanear, pensaron interrogarle sobre el asunto. ¡Nunca lo hubieran hecho! Lútero se vuelve al momento furioso, se apodera de una botella y les hubiera roto la cabeza a aquellos atrevidos, si arrebatadamente no se hubieran traspuesto de allí.
El secreto de la confesión es inviolable, aun con peligro de la vida.

D.—¿Aún con peligro de la vida?
M.—Sí. He aquí uno de los mil hechos que podría aducirte en prueba de ello.

* * *

Pocos años hace, precisamente en la cuaresma de 1873, predicaba con gran aplauso en una de las principales iglesias de París, un famoso misionero. Entre la multitud inmensa que acudía a oirlo se hallaban algunos incrédulos, los cuales, habiéndole oído hablar del secreto de la confesión, y cómo el tal secreto es inviolable, aún en peligro de la vida, quisieron convencerse por experiencia. Reunidos en conciliábulo, uno de ellos se fingió enfermo, dos fueron por el misionero y le invitaron a ir a la cabecera del enfermo... Pronto consiguieron la adquiescencia del ministro de Dios. Acompañado por dos de ellos le hicieron subir a un coche cerrado, le vendaron los ojos y después de media hora de recorrido, lo bajaron en una casa, y haciéndole subir por varias escaleras, lo introdujeron en un aposento, en el que había un hombre acostado en una cama, el cual se confesó realmente. Acabada la confesión volvieron aquellos dos señores y de nuevo le acompañaron hacia abajo por aquellas escaleras hasta un subterráneo. Llegados allí le desvendaron los ojos y apuntándole con dos pistolas cargadas, le intimaron que revelase cuanto había oído en aquella confesión.
El misionero, completamente tranquilo,
—¿No saben ustedes que la confesión es un secreto?
—¡Déjese de excusas! Aquí nadie nos ve, nadie nos oye; hable o le matamos.
—Siendo así, me entrego en vuestras manos, espero que Dios me sea testigo de mi deber—. Se arrodilló, se desabrochó la sotana y presentó el pecho a las balas.
Entonces cambio la escena, aquellos dos lo levantaron, le pidieron perdón de la dura prueba a que le habían sometido, y añadieron:
—También nosotros creemos ahora en la confesión, y nos tendrá a sus pies dentro de poco en el confesionario.
De nuevo, con los ojos vendados, lo llevaron al coche y a su habitación, renovando sus excusas y promesas, que cumplieron después puntualmente.
D.—Padre, ¿cualquier sacerdote puesto en el caso, estaría obligado a hacer lo mismo?
M.—Ciertamente, y Dios no dejaría de darle la gracia y la fuerza necesarias; no faltan mártires del sigilo sacramental. Escucha.

* * *

San Juan Nepomuceno era confesor de la Reina Juana, mujer de Wenceslao, rey de Bohemia. Este, por injustas sospechas, que sólo reconocían por causa sus celos, pretendía que Juan manifestase las culpas de la reina oídas en confesión. Al oponerse a ello el Santo, con inquebrantable firmeza, el impío rey le encarceló y le hizo tratar con extremada barbarie. Finalmente llamándole a su presencia, después de muchas promesas y más terribles amenazas, ordenó que le metieran en un saco de cuero, y bien cocido y con una pesadísima piedra colgada del mismo, fuera echado al río Moldova, a fin de que allí abajo en el fondo del río se ahogase y permaneciese oculto a todos. Mas ¡oh prodigio! he aquí que aquella misma noche el saco sobrenadó ligero en la superficie, escoltado por una vivísima luz y suavísima armonía, como voces de ángeles que le seguían por donde iba; por lo que, recogido, se le dio solemnísima sepultura. Y cuando en el año 1729, casi cuatrocientos años después, fué proclamado Santo, se observó que su lengua permanecía intacta y fresca, como en premio de su silencio. Desde entonces es llamado San Juan Nepomuceno, el mártir del sigilo o secreto de la confesión.

No hace muchos años traían los periódicos de Rusia, la noticia de un Párroco condenado a trabajos forzados por asesino de un empleado del país.

Ego te absolvo a peccatis
tuis in nomine Patris et Filii et
Spiritus Sancti
La "prueba" consistía en haber encontrado en la sacristía un fusil descargado. Pasaron veinte años, el organista de la Parroquia enfermó de peligro y en sus últimos instantes llamando a la autoridad judicial, confesó que él era quien había dado muerte al pobre empleado, para casarse con la viuda, como de hecho lo hizo; que había acusado al Párroco aduciendo como prueba de culpabilidad el fusil, que no el Párroco, sino él, había dejado en la sacristía, y que, para impedir que declarase el Párroco, se confesó con él, refiriéndole cuanto había hecho.

Entonces la autoridad telegrafió en seguida a Petroburgo, ordenando que fuese puesto inmediatamente en libertad al Párroco Kobylovvies, este era su nombre; pero contestaron que el Párroco hacía ya muchos meses que había muerto. El heroico sacerdote se llevó al sepulcro el secreto de la confesión, porque el confesor es mártir antes que traidor.

* * *

M.—¿Estás ahora bien persuadido del gran secreto de la confesión?
D.—¡Persuadidísimo! ¿Este secreto durará solamente, hasta la muerte del penitente, pero no después?
M.—La obligación de este secreto dura siempre, en la vida del penitente y después de muerto, es eterno, como eterno es Dios, y esto debe inspirarnos valor y confianza ilimitada y absoluta para confesar sinceramente nuestros pecados, pues podemos estar seguros de que quedarán sepultados en silencio eterno; mientras por el contrario, dejándonos llevar por el maligno rubor de manifestar sinceramente al confesor nuestros pecados, serán declarados algún día a todo el mundo, en el Juicio Universal a despecho nuestro, con inmensa vergüenza nuestra y para nuestra irreparable ruina. Sinceridad, pues, sinceridad.
D.—Entonces, Padre, ¿estaría mal dicho: Yo no me atrevo a confesar mis pecados, porque temo que el confesor los manifieste a otros?
M.- Quien así hablase se engañaría a si mismo y lanzaría contra los confesores la mas infame calumnia.
D.- Otra cosa Padre; ¿no podría el confesor servirse para su gobierno de las cosas oídas en confesión?
M.- No, no puede, no debe absolutamente hacerlo y no lo hará nunca.

Pbro. Luis José Chiavarino
CONFESAOS BIEN


VIDA INFELIZ DEL PECADOR Y VIDA FELIZ DEL JUSTO por san Alfonso María de Ligorio

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La semilla caída entre espinas son los que escucharon la palabra de Dios; pero con los cuidados y las riquezas y delicias de la vida, al cabo la sofocan, y nunca llega a dar fruto. (Luc. VIII, 14).


En la parábola del Evangelio se dice, que habiendo salido el labrador a sembrar en el campo, parte de las semillas cayeron entre las espinas. Luego declaró el Salvador que la semilla significa la divina palabra, y las espinas el apego que tienen los hombres a las riquezas y a los placeres terrenos, que son las espinas que hacen se pierda el fruto de la palabra de Dios, no solamente en la vida futura, sino también en la presente. ¡Oh desgracia de los desventurados pecadores! En virtud de sus culpas, no solamente se condenan a penar eternamente en la otra vida, sino que también en este mundo arrastran una vida infeliz. Esto quiero demostrar en el presente discurso:

Punto 1º Vida infeliz que llevan los pecadores.
Punto 2º Vida feliz de los que aman a Dios.

PUNTO 1
VIDA INFELIZ QUE LLEVAN LOS PECADORES

1. Engaña el demonio a los hombres haciéndoles creer, que pasarán una vida deliciosa y tendrán paz, satisfaciendo sus apetitos sensuales: pero no hay, ni puede haber paz a los que ofenden a Dios: Non est pax impiis, dicit Dominus (Ps. XLVIII, 22). Dios dice que sus enemigos nunca conocieron el sendero de la paz llevando una vida infeliz: Contrito et infelicitas in viis eorum, et viam pacis non cognoverenunt. (Ps. XIII, 3).

2. Las bestias que fueron creadas para este mundo, hallan paz en los gustos sensuales. En efecto, dad un hueso a un perro, y le veréis alegre. Dad un haz de hierba a un jumento, y veréis que está satisfecho y nada más desea. Más el hombre, creado por Dios para amarle y estar unido a Él, sólo puede ser satisfecho por Dios, no por el mundo, aun cuando éste enriquezca con toda especie de bienes. ¿Y a que se reducen todos los bienes mundanos? A deleites de los sentidos, riquezas y honores, como dice San Juan: Omnes quod est in mundo concupiscentia oculorum, et superbia vitæ. (I. II, 16). San Bernardo afirma, que el hombre puede ser rico en todos los bienes mundanos, pero jamás quedará contento y saciado con ellos. Podrán deslumbrarle, pero nunca saciarle: Inflari potest, satiari non potest. Y ¿cómo han de saciar al hombre jamás la terra, el viento y el estiércol? Pues tierra, viento y estiércol son todos los bienes de este mundo. Escribiendo después el mismo Santo sobre aquellas palabras de San Pedro: Ecce nos reliquimus omnia, y dice: que vió en el mundo diferentes clases de necios, y que todos ellos padecían hambre muy grande, por lo que unos se llenaban el vientre de tierra, como los avaros; otros de viento, como los ambiciosos de honores y alabanzas; otros que se veían alrededor de un horno, tragaban por la boca las pavesas que salían de él, como los iracundos y vengativos; otros finalmente, bebían el agua turbia de un lago pestilente, y éstos eran los deshonestos. Luego el Santo les dirige la palabra, y les dice: ¿No veis insensatos, que todas esas cosas que tragáis no hacen más que irritar la hambre en lugar de calmarla? Alejandro Magno nos presenta un buen ejemplo de esta verdad; después de haber conquistado la mitad del mundo con sus victorias, gemía porque no era dueño de todo el universo.

Alejandro Magno
3. Muchos esperan hallar paz en la acumulación de las riquezas; pero ¿cómo han de poder saciarlos la tierra? La abundancia de dinero, dice San Agustín, no sacia la avaricia, sino que la acrecienta; o en otras palabras: la avaricia no disminuye el hambre, sino que la excita: Humiliata es usque ad inferos; in multitudine vitæ tuæ laborasti, nec dixisti, quiescam. (Is. LVII, 9 et 10). ¡Pobres amadores del mundo, que se fatigan y sufren por amontonar la mayor cantidad de dinero y de bienes que pueden! Pero el reposo huye de ellos; y cuanto más amontonan, más crecen sus ansiedades y sus tormentos: Divites equerunt, et esturierunt; inquirentes autem Dominum non minuentur omni bono (Ps. XXXIII, 11). Los ricos de este mundo son los más desgraciados de todos los hombres; porque cuanto más poseen, más quieren poseer; y como no pueden adquirir todo lo que desean, son siempre más pobres que los hombres virtuosos, que no buscan sino a Dios. Estos sí que son verdaderamente ricos, puesto que viven contentos con sus suerte, y encuentran en Dios todos sus bienes: Iuquirentes Dominum non minuentur omnio bono. Nada les falta a éstos porque tienen a Dios; pero a los ricos del mundo, como que están privados de Dios, les falta todo, porque les falta la paz del alma. Con razón, pues, fue llamado insensato aquel rico del Evangelio de San Lucas (XII, 19), que teniendo una buena cosecha recogida en sus campos, decía: “Oh alma mía! Ya tienes muchos bienes de repuesto para muchísimos años; descansa, come, bebe, goza. Y ¿Porqué fue llamado insensato? Porque creía hallar contento y paz comiendo, bebiendo y vistiendo con magnificencia. Por eso le reprende San Basilio de Seleucia, diciéndole: “¿Tienes acaso alma de puerco?”. Numquid animam porcinam habes? ¿Pretendes, acaso, contentarla, comiendo y bebiendo, como las bestias?

4. Y yo pregunto: ¿quedan por ventura contentos los que ambicionan honores terrenos, cuando los consiguen? Si todos los honores del mundo no son otra cosa que humo y viento, como dice Oseas (XII, 2), ¿cómo han de poder contentarles el viento y el humo? Dice David: Superbia eorum ascendit semper. (Psalm. LXXXV, 23). Los ambiciosos no quedan saciados cuando obtienen estos honores, sino que antes crece en ellos la ambición y la soberbia, y con ellas crecen también las ansiedades, la envidia y los temores.

5. Pues los que viven enfangados en el vicio deshonesto, ¿de que otra cosa se alimentan sino del estiércol, Qui vescebantur voluptuose amplexati stercora, dice Jeremías (Thren VI, 3). Y ¿cómo puede saciar y dar paz al alma el estiércol? ¿Que paz pueden disfrutar los pecadores estando reñidos con Dios? Los infelices tendrán aquellos bienes, aquellos honores, aquellos deleites, pero no tendrán jamás paz. Porque no puede faltar la palabra de Dios, que dice “No hay paz para sus enemigos: Non est pax impiis (Isa. XLVIII, 22). ¡Pobres pecadores! dice el Crisóstomo: ellos llevan encima el verdugo, esto es, su mala conciencia, que los atormenta: Pecattor conscientiam quasi carnificem circumgestat (Serm. 10, de Laz.). San Isidro dice, que no hay pena más cruel que la mala conciencia; y luego añade, que ninguno que viven bien, está triste jamás: Nulla pœna gravior pœna consientœ: vis nunquam esse tristiis: bene vive. (Lib. 2, Silt.).

6. El Espíritu Santo describe el estado deplorable de esos infelices, diciendo: que los impíos son son como un mar alborotado, que no puede estar en calma. Impii quasi mare fervens, quod quiescere non potest. (Isa. LVII, 20). Una ola llega, otra viene, pero todas son olas de amarguras y de rencores, puesto que cuanto se opone a su voluntad los turba y los irrita, como turban al mar los vientos encontrados. Si uno se encontrase en medio de un festín, entre bailes y músicas, pero atado de los pies con la cabeza hacia abajo, ¿podría éste tal estar contento en aquel festín? Tal es el estado del pecador. El está con el alma vuelta hacia abajo: en vez de estar unido a Dios y separado de las criaturas, está unido a las criaturas y separado de Dios. Pero las criaturas, como dice San Vicente Ferrer, están fuera del corazón y no pueden contentarle: Non intrant illuc, ubi est sitis. Sucede al pecador lo que acontecería a uno que, hallándose en medio de un estanque, se sintiera abrasado de sed: las aguas bañarían su cuerpo; pero sin beber de ellas, no le saciarían la sed.

7. Explicando el rey David la vida infeliz mientras vivía en pecado dijo, “Mis lágrimas me han servido de alimento día y noche, desde que me están diciendo continuamente: y tu Dios, ¿dónde está? Ubi est Deus tuus? (Psal. XLI, 4). Iba él para aliviar su pena al campo, a los jardines, a las músicas; pero todas las criaturas le decían: David ¿quieres acaso que nosotras te aliviemos? Te engañas: Ubi est Deus tuus? Marcha, busca a tu Dios, a quien has perdido, porque sólo Él puede restituirte la paz. Y por eso confiesa el mismo David, que enmedio de las riquezas y de los placeres no hallaba reposo, y lloraba de día y de noche: Oigamos ahora a su hijo Salomón, quien confiesa, que nunca negó a sus sentidos nada de lo que desearon: Et omnia quœ desideravenrtun oculi mei, non negavi eis (Eccles. II, 10). Sin embargo con todo eso exclama: Todo aquello era venidad de vanidades y aflicción de espíritu. Vanitas vanitatum… et ecce universa vanitas et aflictio spiritus (Eccles. I, 2, 14). Advertid, que no solamente dice, que todas las cosas de este mundo son pura vanidad, sino que son además aflicción de espíritu. Y esto lo acredita cada día la experiencia, puesto que el pecado lleva consigo el temor de la divina venganza. Cuando tenemos un enemigo poderoso, no podemos estar tranquilos un instante. ¿Cómo pues, podrá estarlo quien tiene por enemigo a Dios? El que comete un pecado mortal, se siente asaltado repentinamente de un gran pavor: cada cada árbol que se mueve, le aterra: siempre está pensando en la fuga, sin que nadie le persiga. No le perseguirán los hombres, pero le persigue su mismo pecado, como sucedió a Caín, el cual, después de haber muerto a su hermano Abel, decía lleno de temor: Cualquiera que me hallare me matará (Gen. IV, 14). Y aunque el Señor le aseguró que ninguno le ofendería, Caín, sin embargo, perseguido de su pecado, como dice la Escritura, anduvo siempre errante y fugitivo sobre la tierra. Habitavit profugus in terra (v. 16).

8. Además del pecado lleva consigo el pecador el remordimiento de la conciencia, esto es, aquel gusano roedor que nunca muere. Va el pecador al festín, a la comedia, al banquete; pero en medio de esas diversiones, la conciencia le acusa y le dice: ¡Ay de ti, que has perdido a Dios! si ahora murieses, ¿a dónde irías? El remordimiento de la conciencia es, aun en esta vida, un tormento tan acerbo, que algunos se han dado muerte por librarse de él, como lo hizo Judas, que se ahorcó de un árbol lleno de desesperación.

9. De la injusticia que hacen los pecadores a Dios, abandonando a Él, que es la fuente de todo consuelo, por acogerse a las criaturas, que no pueden suministrarles ninguna paz, se lamenta el mismo Dios diciendo: “Dos maldades ha cometido mi pueblo: me han abandonado a mí, que soy fuente de agua viva, y han ido a fabricarse aljibes rotos, que no pueden retener las aguas. (Jer. II, 13). Dios dice: ¿No has querido servirme en paz a mí, que soy tu Dios? ¡Desventurado! servirás a tu enemigo, padeciendo el hambre, la sed, la desnudez y la falta de todas las cosas. (Deuter. XXVIII, 48). Y esto lo experimentan ya los pecadores. ¿Cuánto no sufre el hombre vengativo después que se vengó, matando a su enemigo? Va huyendo de los deudos del muerto y de los ministros de la justicia, pobre, afligido y abandonado de todo el mundo, ¿Cuánto padece el hombre deshonesto para conseguir sus malos deseos? ¿Cuánto padece el avaro para adquirir lo que posee? Si padecieran por Dios lo que padecen para satisfacer sus pasiones, amontonarían grandes méritos para la otra vida, y vivirían contentos en ésta. Más estando en pecado, llevan una vida infeliz en este mundo, para pasar a otra más infeliz en el otro. Y de esto se quejan los condenados en el Infierno, repitiendo sin cesar en aquella cárcel obscura de tormentos. ¡Ay de nosotros! hemos corrido sobre la tierra por caminos difíciles y sembrados de espinas: nos hemos fatigado andando de iniquidad en iniquidad: hemos sudado sangre y agua: nuestra existencia inquieta se sació de hiel y de veneno: pero ¿con que objeto? Para venir a este abismo de fuego, donde sufriremos horribles tormentos por toda la eternidad.

PUNTO 2
VIDA FELIZ DE LOS QUE AMAN A DIOS

10. En toda alma en la cual reside la justicia, reside también la paz, como dice David: Justita et pax osculatoe sunt (Psal. LXXXIV, 27). Y en efecto, dimanando la paz del alma de la tranquilidad de la conciencia, y estando tan tranquila la del justo por obrar siempre conforme a la voluntad de su Dios, es consiguiente que la paz y la justicia reinen en su corazón. El mismo David dice: Recréate en el Señor, y Él saciará tu corazón: Delectare in Domino, et dabit tibi petitiones cordis tui (Ps. XXXVI, 4). Para entender bien este texto conviene reflexionar, que el hombre mundano pretende satisfacer los apetitos de su corazón con los bienes del mundo; más, como estos bienes no pueden saciarle, por eso el corazón cada día pretende acrecentarlos: con todo, por muchos bienes mundanos que consiga, nunca quedará contento. Por eso el real Profeta le exhorta a que coloque todo su deleite en el Señor, como si le dijera; deja las criaturas de este mundo, deja tus deleites de apetitos sensuales, que no te pueden contentar, y busca en el Señor la verdadera alegría del alma, porque Él sólo puede dártela.

Agustín de Hipona
11. Esto cabalmente sucedió a San Agustín, quien no halló paz mientras se deleitaba con las criaturas; luego el Señor, exclamó: Dura sunt omnia, et tu solus requies; como si dijera: ahora conozco, Señor, mi necedad: yo quería hallar mi felicidad en los placeres terrenos, pero ya conozco que ellos no son sino vanidad y aflicción, y que Vos solo sois la paz y la alegría de nuestros corazones.

12. El Apóstol dice que: la paz que hace disfrutar el Señor a los que le aman, excede en suavidad a todos los deleites sensuales que pueden gozarse en la tierra. (Philip. IV, 7). Y si no preguntádselo a San Francisco de Asís, que con solo decir “Tú eres mi Dios, mi todo” gozaba acá en la tierra un Paraíso anticipado. Preguntádselo a San Francisco Javier, que estando predicando en la India la fe de Jesucristo, le llenaba el Señor tanto de las dulzuras divinas, que se veía precisado a decirle: Basta Señor, basta. Pregunto yo ahora: ¿cuándo se ha hallado jamás ninguno entre los mundanos, tan rico de bienes del mundo, que se haya precisado a decir Basta mundo, basta, que no quiero más riquezas, ni honores, ni aplausos, ni placeres? No, no se ha hallado todavía ni uno sólo, porque los mundanos están siempre anhelando más honores, más riquezas, y más deleites; porque, cuanto más tienen, más desean tener, más ansiosos y famélicos se hallan.

13. En fin, es necesario que nos convenzamos de esta verdad: que sólo Dios puede contentarnos. Los mundanos no quieren determinarse a servir a Dios por el temor de llevar una vida dura y amarga; más yo les digo con el real Profeta: “Gustad y veréis cuan suave es el Señor” Gustate et videte,quoniam suavis est Dominus (Psal. XXXIII, 9) ¡Desventurados! ¿Porqué despreciáis y llamáis infeliz a una vida que no habéis probado todavía? Gustate et videte, probadla, oid Misa todos los días, visitad al Santísimo Sacramento, orad, comulgad una vez al menos cada mes, evitad las malas conversaciones, hablad siempre con Dios, y veréis como el Señor os hace gozar tales dulzuras y tal paz, que el mundo no ha podido daros hasta ahora, con todos los deleites que os ha proporcionado.

Fuente: SERMÓN PARA LA DOMINICA DE SEXAGÉSIMA

RECORDATORIO DE ORACIÓN DE TODOS LOS DÍAS TRECE DE CADA MES

NO NOS DEJES CAER EN LA TENTACIÓN

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Tentaciones
I.- El Miércoles de Ceniza, con la ceremonia de imposición de la ceniza, comenzó la Cuaresma. Un tiempo litúrgico de ayuno y penitencia instituido por la Iglesia por tradición apostólica. La Cuaresma ha sido instaurada:
1.- Para darnos a entender la obligación que tenemos de hacer penitencia todo el tiempo de nuestra vida y prepararnos, por este medio, a celebrar santamente la Pascua.
2.- Para imitar en alguna manera el ayuno de cuarenta días que Jesucristo practicó en el desierto.
Los Evangelios hablan de un tiempo de soledad de Jesús en el desierto inmediatamente después de su bautismo por Juan. Al final de este tiempo, Satanás le tienta tres veces tratando de poner a prueba su actitud filial hacia Dios. Jesús rechaza estos ataques y el diablo se aleja de él. La victoria de Jesús en el desierto sobre el tentador es un anticipo de la victoria de la Pasión, suprema obediencia de su amor filial al Padre.
Como Dios que es, Jesús no podía sentir ninguna inclinación al pecado, por eso la tentación no tiene ningún efecto y la resistió fácilmente. Pero quiso someterse a ellas para servirnos a nosotros de ejemplo:
para hacerse semejante a los demás hombres en todas las miserias que no son culpa… y con la victoria de sus tentaciones nos enseñase a vencer las nuestras y nos diese ánimo y esfuerzo para vencerlas” (P.Lapuente).
II.- En el Padre nuestro, el mismo Jesucristo nos enseñó a pedir: No nos dejes caer en la tentación.
“Tentar” significa someter a prueba a alguien con el fin de averiguar de él alguna verdad. El diablo es llamado tentador en las Sagradas Escrituras porque induce a los hombres al pecado o a su perdición. Para ello se vale, como de incentivos interiores, de nuestras afecciones y pasiones, y como de incentivos exteriores, de todo tipo de acontecimientos prósperos y adversos, e incluso de otras personas.
Lo que se pide a Dios es que no consintamos en las tentaciones, y que su gracia esté siempre dispuesta para ayudarnos cuando a nosotros nos falten las fuerzas para resistir al mal. No es pecado tener tentaciones; pero es pecado consentir en ellas o exponerse voluntariamente a peligro de consentir.
III.- Contamos siempre con la gracia de Dios para vencer cualquier tentación. Pero necesitamos armas para vencer en esta batalla espiritual.
Podemos prevenir la tentación con la mortificación constante, al vivir la caridad, en la guarda de los sentidos internos y externos. Y junto a la mortificación, la oración: “Velad y orad para no caer en la tentación” (Mt 26, 41). También debemos prevenirla huyendo de las ocasiones de pecar y teniendo el tiempo bien ocupado, principalmente cumpliendo bien nuestros deberes profesionales, familiares y sociales.
Al advertir que somos tentados hemos de invocar con fe los santísimos nombres de Jesús y de María, o decir con fervor alguna jaculatoria, por ejemplo: “Dadme gracia, Señor, de no ofenderos jamás“; o bien hacer la señal de la Cruz, evitando con todo que por las señales exteriores echen de ver los demás nuestra tentación.
Particular atención y amor pondremos en recibir la gracia de la Confesión, acercándonos bien dispuestos, arrepentidos sinceramente de las faltas y pecados. El sacramento de la Penitencia da al alma auxilios oportunos para no recaer en la culpa y devuelve la paz a la conciencia.
A todo esto nos invita el tiempo de Cuaresma que ahora comenzamos. En unión con la Virgen María, vamos a retirarnos con frecuencia al “desierto” de la oración y la penitencia y recibiremos la luz y gracia de la salvación.
Marcial Flavius, presbítero. 
Fuente Tradición Digital

LA BEATA LAURA VICUÑA Y EL CARDENAL KASPER

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Beata Laura Vicuña, 1891-1904.
Ofrece su vida a Dios para que su
madre deje de vivir en amasiato
y pueda salvar su alma


Por Christopher Fleming

El jueves 6 marzo tuve la dicha de asistir a la presentación en Murcia del libro Al Cielo con Calcetines Cortos de Javier Paredes. El libro es la “secuela” de otro, titulado Santos de Pantalón Corto. En este librito (se lee en un par de horas) se relatan las vidas de los cuatro niños santos de la Iglesia, excluyendo a los mártires: Santo Domingo Savio y los beatos Laura Vicuña y Jacinta y Francisco de Fátima. [1]  La historia de la beata Laura Vicuña, que antes de leer el libro de Don Javier desconocía, me ha conmovido profundamente, y creo que mis lectores también la apreciarán. Al leer su biografía, hábilmente narrada por el autor, he tomado conciencia de mi propia indignidad. ¡Qué tibio soy en comparación con esta niña! ¡Qué poco he dado al Señor y qué poco he sufrido por amor a Él!

Laura Vicuña nace en Santiago de Chile en 1891. Su padre muere cuando tiene tan sólo dos años y la madre decide cruzar los Andes hasta Argentina en busca de un futuro mejor. Al encontrarse en una situación desesperada se junta con un hombre en unión libre, un hombre violento que intentará abusar de Laura; al ver como sus avances son rechazados le propinará terribles palizas. La madre manda a sus dos hijas a un colegio de salesianas en Junín. Ahí Laura es feliz y progresa rápidamente, no sólo en sus estudios básicos, sino también espiritualmente. Un día en clase de catequesis, al oír la doctrina sobre el matrimonio, se entera de que su madre vive en pecado. El susto es tan grande que la pobre niña se desmaya, y desde ese momento ofrece todo tipo de sacrificios y sufrimientos por la salvación de su madre. Con el permiso de su confesor se somete a diversas mortificaciones, como meter en su cama trozos de ladrillo, echar ceniza a su sopa, y llevar cilicio los sábados. Hace su Primera Comunión a los diez años, y como era costumbre, escribe sus propósitos de vida:
Primero: ¡Oh Dios mío, quiero amaros y serviros toda mi vida: por eso os doy mi alma, mi corazón, todo mi ser! Segundo: Quiero morir antes que ofenderos con el pecado; por eso, desde hoy, me mortificaré en todo lo que me pudiera apartar de vos. Tercero: Propongo hacer cuanto sepa y pueda para que seáis conocido y amado y reparar las ofensas que recibáis todos los días de los hombres, particularmente de las personas de mi familia. ¡Dios mío, dadme una vida de amor, de mortificación, de sacrificio!
Parece increíble que una criatura de apenas diez años fuera capaz de tanta madurez, de tanta generosidad espiritual. Sin embargo, Laura se da cuenta de que ni siquiera estas mortificaciones sirven, por lo que el 13 de febrero de 1902 consigue el permiso de su confesor para ofrecer su propia vida a cambio de la conversión de su madre. Al poco de realizar este ofrecimiento su salud deteriora, y en julio de 1903 (pleno invierno ahí) el río se desborda e inunda el colegio. Laura coge un resfriado grave y tiene que ser devuelta a la hacienda donde vive su madre, para morir ahí el 22 de enero del año siguiente tras una larga agonía. En su lecho de muerte le confía a su madre:
Hace dos años ofrecí por ti la vida… para obtener la gracia de la conversión… Mamá, antes de morir, ¿No tendré la dicha de verte arrepentida?
Su madre, al darse cuenta de que su hija muere por su pecado, le jura dejar al hombre con el que vive. Al morir Laura la madre se confiesa y se escapa de su “protector”; tiene que huir bajo un nombre falso y pasar penurias, pero desde ese momento vive santamente. Laura Vicuña fue beatificada por Juan Pablo II en 1988, y es patrona de los niños víctimas de abusos.
Una de las lecciones que nos enseña la vida de esta niña extraordinaria es la malicia del pecado y el horror que le debemos tener todos los católicos. Hoy en día se suelen relativizar muchos pecados, sobre todo los pecados contra la pureza. Se habla de la necesidad pastoral de ser misericordiosos con los católicos que se han divorciado y viven con otra pareja en estado de adulterio. Siempre hay que ser misericordioso, de eso no cabe duda. Sin embargo, no hay que confundir la misericordia con la permisividad. Si realmente odiamos el pecado, como lo odiaba la beata Laura Vicuña, una muestra de misericordia cristiana será hacer todo lo que está en nuestras manos para conseguir que las personas que viven en pecado vuelvan al Señor. Si somos misericordiosos con los que viven en adulterio, jamás les reafirmaremos en su pecado, sino que les animaremos en todo momento a la conversión.
Mi admirado Padre Carota escribe sobre las obras de misericordia espirituales, que son especialmente aptas para el tiempo de Cuaresma.
El hecho crucial que ignoran los comunistas, socialistas y católicos modernistas es que el hombre está compuesto de cuerpo y alma. Así que cuando tenemos compasión y queremos actuar con misericordia, debemos mirar al Creador de nuestro cuerpo y alma. Entonces veremos con claridad que todo el sufrimiento físico y espiritual es por la rebelión contra Dios. El desorden social y familiar es por quebrantar Sus leyes amorosas. Hace poco un acólito de la Misa Tradicional me dijo que su padre se acababa de casar en segundas nupcias con una mujer con dos hijas. Su madre se va a casar con otro hombre. Este chiquillo merece nuestra compasión, por tener que lidiar con dos casas, dos nuevos padrastros y dos hermanastras.  Es todo menos normal o saludable para un niño tener que estar en esa situación. Con siete años de edad, no se puede culpar al niño por su sufrimiento. No, es culpa del pecado de sus padres. Han mantenido relaciones sin el sacramento permanente del matrimonio; se han peleado y separado; se han rejuntado con otras parejas. Y los niños pequeños sufren sin límites.
Christ-King
¿Dónde están la compasión y la misericordia por los niños de parejas divorciadas y vueltas a casar? … ¿Y qué pasa con las estadísticas escalofriantes de abusos sexuales a manos de sus padrastros? Tengo que escuchar estas cosas una y otra vez, y tengo que intentar ayudar a las chicas y mujeres a superar heridas profundas. ¿Dónde está la compasión para con una sociedad rota, llena de delincuentes, fruto de familias desestructuradas y madres solteras? Que esta Cuaresma estudiemos y recemos, para poder apreciar la sabiduría de Dios; que entendamos como nuestros pecados personales causan sufrimiento. Utilicemos esta sabiduría divina para afrontar las consecuencias sociales, familiares y religiosas de nuestros pecados. Esto sería verdadera compasión y misericordia. Sólo “amar al pecador”, pero dejar que siga destruyéndose, que siga destruyendo a su familia y la sociedad, no es ni compasivo ni misericordioso.
En fuerte contraste con la verdadera misericordia católica está el Cardenal Kasper, quien recientemente abogó a favor de permitir la comunión para los divorciados que se han vuelto a casar. Entre sus razones está “la misericordia hacía el pecador”, sin mencionar siquiera que los católicos que viven con alguien que no es su esposo están en pecado mortal, según enseña Nuestro Señor:
Si un hombre se divorcia de su esposa y se casa con otra, comete adulterio; y el que se casa con una divorciada, también comete adulterio. (Lucas 16:18)
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En su discurso del mes pasado en el consistorio de la Familia en el Vaticano, ante 150 cardenales y el Papa, este cardenal dijo una cosa y su contraria. Primero afirmó:
Nuestra posición hoy no puede ser la de la adaptación liberal al status quo, sino una posición radical que nos lleve a nuestros orígenes, es decir, al Evangelio.
Pero a continuación dijo que si una persona que se ha divorciado y vuelto a casar se arrepiente del fracaso de su primer matrimonio y si hace lo mejor que puede para vivir las posibilidades del segundo matrimonio sobre la base de la fe y criar a los hijos en la fe, se preguntó: ¿debemos o podríamos negarle, luego de un periodo de una nueva orientación, el sacramento de la penitencia y luego la Comunión? Es un caso claro de querer cuadrar el círculo; a la vez guardar los Mandamientos y hacer lo que te da la gana. Todo lo opuesto de lo que debe ser el magisterio: enseñar a los católicos a ser fieles al Señor. La misericordia que predica Kasper es una falsa misericordia. Es buscar una vida cristiana sin sufrimiento; querer verdadero amor sin fidelidad; alcanzar la Resurrección sin pasar por la Cruz.
Si pudiera hablar con el Cardenal Kasper, le sugeriría que leyera la vida de la beata Laura Vicuña; que meditara sobre la gravedad del adulterio y los estragos que ha causado la normalización de este pecado en la sociedad. Quizás si reflexionara sobre la vida y muerte de esta niña, sobre el horror que debemos tener al pecado, no hablaría tan a la ligera sobre admitir a los adúlteros a la comunión. Si realmente tuviera misericordia de las personas que están en esta situación, se desviviría por sacarlas de su miseria, por conseguir su conversión, igual que hizo la beata Laura Vicuña. No les engañaría diciendo que pueden seguir pecando y comulgar tranquilamente. Es fácil engañar a la gente (sobre todo cuando quiere ser engañada), pero de Dios nadie se mofa.
NOTAS
[1] El autor, por la razón que sea, se olvidó de la beata Imelda Lambertini (1320-1333), patrona de los niños de Primera Comunión.
Fuente: Tradición Digital

LA MUERTE DE UN POLÍTICO (Cuento).

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Un día, mientras caminaba por la calle, un dirigente de un importante partido político es trágicamente atropellado por un camión y muere.

Su alma llega al paraíso y se encuentra, en la entrada, a San Pedro en persona.

- "Bienvenido al paraíso", le dice San Pedro:

- "Antes de que te acomodes, parece que hay un problema. Verás, muy raramente un alto político ha llegado aquí y no estamos seguros de qué hacer contigo. Lo que haremos será hacerte pasar un día en el infierno y otro en el paraíso, y luego podrás elegir dónde pasar la eternidad".

Y con esto, San Pedro acompaña al político al ascensor y baja, baja hasta el infierno.

Las puertas se abren y se encuentra justo en medio de un verde campo de golf.

A lo lejos hay un club y, de pie, delante de él, están todos sus amigos políticos que habían trabajado con él, todos vestidos con traje de noche y muy contentos. Corren a saludarlo, lo abrazan y recuerdan los buenos tiempos en los que se enriquecían a costa del pueblo. Juegan un agradable partido de golf y luego, por la noche, cenan juntos en el Restaurante Gourmet del club, con langosta como plato principal y los atienden hermosísimas meseras.

Se encuentra también al Diablo, que de hecho es un tipo muy simpático y se divierte mucho contando chistes y bailando.

Se está divirtiendo tanto que, antes de que se de cuenta, es ya hora de irse. Todos le dan un apretón de manos y lo despiden mientras sube al ascensor.

El ascensor sube, sube, sube, y se reabre la puerta del paraíso donde San Pedro lo está esperando. "Ahora es el momento de pasar a la antesala del paraíso".

Así que el político (inescrupuloso, ciertamente), pasa las 24 horas sucesivas saltando de nube en nube, tocando el arpa y cantando en la antesala del paraíso. Antes de que se dé cuenta, las 24 horas ya han pasado y San Pedro va a buscarlo.

- "Ya has pasado un día en el infierno y otro en la antesala del paraíso, ahora debes elegir tu eternidad".

El hombre reflexiona un momento y luego responde: "Bueno, el paraíso ha sido precioso y todos son muy amables. Aunque sólo conocí la antesala. Sin embargo, creo que he estado mejor en el infierno. Además allá están casi todos mis amigos".

Así que San Pedro lo acompaña hasta el ascensor y otra vez baja, baja, baja, hasta el infierno. Cuando las puertas del ascensor se abren, se encuentra en medio de una tierra sombría y desierta, cubierta de excrementos y desperdicios. Ve a todos sus amigos atormentados por los demonios en medio de llamas devoradoras que los calcinan.

El Diablo lo alcanza y le pone un brazo en el cuello.

"No entiendo -balbucea el político-. Ayer estuve aquí y había lindas mujeres, un campo de golf y un club, comimos langosta y caviar, bailamos y nos divertimos mucho. Ahora todo lo que hay es un terreno desértico lleno de fuego, inmundicias y tormentos sin fin...".

El Diablo lo mira, sonríe y maliciosamente le responde:

- "Ayer estábamos en campaña. ¡¡¡ Hoy..., ya votaste por nosotros...!!! ¡¡¡Malvenido, infeliz!!!".


-Será un cuento... pero tiene una moraleja real: las tentaciones del demonio siempre serán un engaño-

"SI MI MADRE HUBIERA ABORTADO, YO ESTARÍA MUERTO": JACK NICHOLSON

LOS SACRAMENTOS EN GENERAL. CATECISMO EN VIDEOS. TEMA ONCE.

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A continuación publicamos el onceavo tema de esta serie de videos para catequesis. Como explicamos en el primer tema, el material está plenamente apegado al dogma y cuenta con la aprobación del entonces arzobispo primado de México. Está dirigido a niños y adolescentes pero también es útil y aprovechable para adultos. Seguramente muchos lectores adultos aprenderán aspectos que desconocían de su fe y de la historia sagrada.

Es muy aconsejable que los papás lo vean conjuntamente con sus hijos, pues es un material muy didáctico y con doctrina segura, para que lo utilicen como complemento en la catequesis familiar. Por supuesto, será de gran utilidad y apoyo didáctico, también, para el catecismo en grupos de iglesias y parroquias.

Para ver todo lo editado (las demás partes de la serie se irán publicando paulatinamente), basta hacer click en nuestra etiqueta: 

ROMANCERO DE LA VÍA DOLOROSA de Fr. Asinello (AUDIOS).

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Madre: Tú me lo entregaste niño
como manojo de nardos;
yo te lo devuelvo muerto
como racimo pisado

El Romancero es una composición poética del sacerdote mexicano Benjamín Sánchez Espinoza, también conocido con el pseudónimo de Fr’ Asinello (“Fray Burrito”), dedicada a cada una de las catorce Estaciones del Vía Crucis. Quien lo haya leído detenidamente, podrá percatarse de la belleza de sus imágenes y de la profundidad espiritual de su contenido; pero, lejos de quedarse sólo con eso, quien lo escuche aquí con la voz de Manuel Bernal, quedará impregnado de una experiencia de fe, pues El Romancero conduce a vivir los Misterios de la Pasión del Señor, no con el estupor de contemplar la crudeza de sus sufrimientos, sino con el éxtasis en la comprensión del sacrificio divino.

Para los suscriptores (en caso de no aparecer los reproductores de sonido), pueden escucharlos haciendo click AQUÍ.






























NOTA: No todos los audios de ese sitio (ivoox) son recomendables
  • Varios temas relacionados, haz click en: Via Crucis
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