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LA TIERNA COMPASIÓN QUE TIENE JESUCRISTO DE LOS PECADORES por San Alfonso María de Ligorio

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Facite omnes discumbere.
«Haced sentar a estas gentes».
(Joann. VI, 12)

Nos dice el Evangelio de hoy, que hallándose nuestro divino Salvador en un monte con sus discípulos, y con una multitud de casi cinco mil hombres que le habían seguido, viendo los milagros que obraba con los enfermos, le preguntó a San Felipe: ¿Dónde compraremos pan suficiente para que coman estos que nos acompañan? Felipe le respondió: Señor, para comprar tanto pan no bastan doscientos denarios. Entonces dijo San Andrés: Aquí está un muchacho que tiene cinco panes de cebada y dos peces; pero ¿de que sirve ésto para tanta gente? Sin embargo, Jesucristo dijo: «Haced sentar a estas gentes»; y luego hizo repartir aquellos cinco panes de cebada y dos peces; que no sólo bastaron para que todos comieran, sino que recogieron después los fragmentos, y llenaron con ellos doce cestas. Hizo el Señor este gran milagro movido de la compasión que tuvo de tantos pobres; pero mucho mayor es la compasión que tiene con los pobres de alma, cuales son los pecadores que se hallan privados de la gracia divina. Este será el asunto del presente discurso, a saber: «La tierna compasión que tiene Jesucristo de los pecadores»

1. Movido nuestro amantísimo Redentor de su grande compasión y misericordia para con los hombres, que gemían tristemente bajo la esclavitud del pecado y del demonio, bajó del cielo a la tierra para redimirlos y salvarlos de la muerte eterna a costa de su sangre y de su muerte. Por esto cantó San Zacarías, padre del Bautista, hallándose en su casa la Virgen María, a tiempo en que ya se había encarnado en sus entrañas el Hijo del Eterno Padre:«Por las entrañas misericordiosas de nuestro Dios, que ha hecho que ese Sol naciente ha venido a visitarnos de lo alto del Cielo» (Luc. I, 78).

2. Así declaró después Jesucristo, que Él era aquél Buen Pastor, que había venido a la tierra a dar la salud a sus ovejas, que somos nosotros los hombres: «Yo he venido para que las ovejas tengan vida, y la tengan en más abundancia», (Joann. X, 10). Meditad sobre la palabra abundancia que quiere decir que Jesucristo vino, no solamente a hacernos recobrar la vida perdida de la gracia sino también a darnos otra más abundante y mejor que la que perdimos por el pecado. Lo que hizo decir a San León, que Jesucristo nos proporcionó mayores bienes con su muerte que males que nos había acarreado el demonio por medio del pecado (Ser. 1 de Asc.) También el Apóstol dio a entender esto mismo claramente por estas palabras: «Cuando más abundó el pecado, tanto más ha sobreabundado la gracia»: Ubi abundavit, superabundavit et gratia (Rom. V, 20).

3. Pero, Dios mío, ya que quisisteis tomar carne humana, una sola súplica vuestra habría sido suficiente para redimir a todos los hombres. ¿Que necesidad teníais, pues, de llevar una vida tan pobre y humilde por el espacio de treinta y tres años, y de sufrir una muerte tan amarga y afrentosa en un leño infame, derramando toda vuestra sangre, entre tormentos inauditos? Sí, responde Jesucristo, ya sé que bastaba una gota de mi sangre, una súplica mía para salvar al mundo, pero no bastaba para manifestar el amor que tengo a los hombres. Por esto he querido padecer tanto y morir con una muerte ten atroz: para ser amado de los hombres después que me vieran muerto así por el amor que les tenía. El Buen Pastor debe obrar de esta suerte, como dice el mismo Jesucristo: Egos sun Pastor bonus, bonus Pastor animam suam dat pro ovibus suis:«Yo soy el Buen Pastor, y el Buen Pastor sacrifica su vida por sus ovejas». (Joan. X, 11 y 15).

4. ¿Y que mayor señal de amor podía dar a los hombres el Hijo de Dios, que dar la vida por nosotros, que somos sus ovejas? Por esto dice San Juan, que hemos conocido el amor de Dios, en que dio el Señor su vida por nosotros (I. Joann. III, 16). El mismo Salvador dice, que nadie tiene amor más grande, que el que da la vida por sus amigos. Más Vos, oh Señor, no sólo disteis la vida por vuestros amigos, sino también por nosotros, que por nuestros pecados éramos enemigos vuestros. «¡Oh amor inmenso de nuestro Dios!» Exclama San Bernardo, «Para perdonar a los siervos, ni el Padre perdonó al Hijo, ni el Hijo se perdonó a sí mismo, sino que satisfizo con su muerte a la divina justicia por los pecados que nosotros habíamos cometido».

5. Acercábase la grande época de la Pasión, cuando un día fué Jesucristo a Samaria; pero los samaritanos no quisieron recibirle; por lo cual, volviéndose a Él Santiago y San Juan, indignados contra los samaritanos por esta afrenta que acababan de hacer a su Maestro, le dijeron: «Señor, ¿quieres que mandemos que llueva fuego del Cielo para castigar a estos temerarios? Pero Jesús, que estaba lleno de dulzura y de mansedumbre aun hacia aquellos que le despreciaban, les respondió, diciendo: Nescitis, cujus spiritus estis. Filius hominis non venit animas perdere, sed salvare. «No sabéis a que espíritu pertenecéis. El Hijo del hombre no ha venido para perder a los hombres, sino para salvarlos.» (Luc. IX, 55 y 56).

6. Bien claramente manifestó la ternura que abrigaba a favor de los pecadores cuando dijo: «¿Que hay de vosotros, que teniendo cien ovejas, y habiendo perdido una, no deje las noventa y nueve en la dehesa, y no vaya en busca de la que se perdió hasta encontrarla?» (Luc. XV, 4). Y luego añade: «Y en hallándola se la pone sobre los hombros muy gozoso, y llegando a casa, convoca a sus amigos y vecinos, diciéndoles: Regocijaos conmigo, porque he hallado la oveja mía que se me había perdido». (Ibid). Pero Señor, esta alegría, no tanto debe ser vuestra, cuanto de la oveja que ha encontrado en Vos su Pastor y su Dios. En efecto dice Jesucristo:«Se alegra la oveja porque me encuentra a mí, que soy su pastor; pero mucho más me alegro yo en encontrar a la oveja perdida». Y después concluye diciendo:«Os digo que a este modo habrá más fiestas en el Cielo por un pecador que se arrepiente, que por noventa y nueve justos, que no tienen necesidad de penitencia». Y ¿que pecador habrá tan duro, que al oír esta parábola, y sabiendo el amor con que Jesucristo está dispuesto a abrazarle y a ponérsele sobre sus hombros, cuando se arrepiente de sus pecados, no desee arrojarse a sus pies inmediatamente?

7. Del mismo modo declaró el Señor su ternura y amor para con los pecadores arrepentidos, en la parábola del Hijo Pródigo, que trae San Lucas (XV, 12) Leemos allí, que no queriendo un joven estar más tiempo sujeto a la patria potestad, para vivir a su antojo y entregado a los vicios, pidió la parte de la hacienda que le correspondía. El padre se la dio con dolor, lamentándose de su ruina que preveía. Partió el hijo de la casa paterna; y habiendo disipado toda su hacienda en muy poco tiempo, quedó reducido a una miseria tan horrible, que se vio obligado a guardar cerdos para sustentarse. Esta parábola es figura del pecador, que separándose de Dios y perdiendo la gracia divina, pierde todos los méritos anteriores, y se ve obligado a llevar una vida miserable bajo la esclavitud del demonio. Después -dice San Lucas-, que viéndose aquél joven reducido a tan grande necesidad, se determinó a volver a su padre; y el padre, que es la figura de Jesucristo, avistóle estando todavía lejos, y enterneciéronsele las entrañas. Por lo que en lugar de rechazarle como merecía aquel hijo ingrato, fue corriendo a su encuentro, le echo los brazos al cuello, y le dio mil besos. Enseguida dijo a sus siervos: Presto, traed aquí luego el vestido más precioso que haya en casa y ponédselo; vestido que significa la gracia divina, que Dios restituye al pecador arrepentido cuando le perdona, como explican San Jerónimo y San Agustín: «ponedle un anillo en el dedo», que quiere decir ponedle el anillo de esposa,«porque el alma vuelve a ser esposa de Jesucristo cuando recobra la gracia». Y traed un ternero cebado y matadle, y comamos, celebremos un banquete. Este ternero cebado significa el sacrificio místico de Jesús sacramentado, esto es, la santa Comunión. ¡Ea! dice el padre: celebremos un banquete, mandemos et epulemur. «Pero Padre divino, ¿porqué tanta fiesta para la vuelta de un hijo que ha sido tan ingrato para con Vos? Porque este hijo mío, responde el Padre, estaba muerto, y ha resucitado: habíase perdido, y ha sido hallado»: Quia hic filius meus mortus erat, et revivit, perierat; et inventus est.

8. Bien experimentó esta ternura de Jesucristo aquella pecadora, que en opinión de San Gregorio, es Santa María Magdalena, que fue un día a echarse a los pies de Jesucristo, como se lee en San Lucas (VII, 47), y le lavó los pies con lágrimas; por lo que el Señor, volviéndose a ella lleno de dulzura, la consoló diciéndole: «Te son perdonados tus pecados. Tu fe te ha salvado, vete en paz». Remittuntur tibi peccata… Fides tua te salvam fecit, vade in pace.

9. La experimentó así mismo la Mujer adúltera que los Escribas y Fariseos presentaron a Jesucristo, diciéndole:«En la ley de Moisés está escrito, que las mujeres adúlteras deben ser apedreadas: ¿tú que dices a esto?» (Joann. VIII, 5). Esto lo dijeron según escribe San Juan, para obligarle a responder, y poder después acusarle de infractor de la ley, si respondía que debía quedar libre, o para hacerle perder la fama que había adquirido de ser un hombre indulgente, si respondía que debía ser apedreada. Pero el Señor ¿que respondió? No dijo que sí, ni que no. Pero inclinándose hacia el suelo, con el dedo escribe en la tierra. Esto que escribió en la tierra, dicen los Intérpretes, que, verosímilmente, era alguna sentencia de la Escritura, recordando a los acusadores sus propios pecados, que quizá eran mayores que los de aquella mujer; y después les dijo: «El que de vosotros se halle libre de pecado, tire con ella la primera piedra»: Qui sine peccato est vestrum; primus in illam lapidem mittat. Más ellos, según refiere el Evangelista, oída tal respuesta, se escabulleron uno tras otro, y quedó allí sola la mujer, a la cual, volviéndose Jesucristo, le dijo: «Mujer, ¿dónde están los que te acusaban?¿Nadie te ha condenado?» Y ella respondió: «Ninguno, Señor». Entonces, Jesús compadecido, le dijo: «Pues tampoco yo te condenaré»; como si dijera: Ánimo; puesto que ninguno te ha condenado, no pienses que te he de condenar yo, pues no he venido al mundo a condenar a los pecadores, sino a perdonarlos y salvarlos: vete en paz,y no peques másen adelante.

10. En efecto, Jesucristo no descendió a la tierra para condenar a los pecadores, sino a librarlos del Infierno siempre que quieran enmendarse. Y cuando los ve obstinados en su perdición, compadeciéndose de ellos, les dice por boca de Ezequiel (XVIII, 31): Et quare moriemini domus Israël? Y ¿porqué habéis de morir, oh hijos de Israel? Como si dijera: hijos míos ¿porqué queréis morir, porque queréis ir al Infierno, si yo descendí del Cielo para libraros de la muerte con mi sangre? Y después añade por el mismo Profeta «Vosotros estáis ya muertos a la divina gracia, pero puesto que yo no quiero vuestra muerte, convertíos a mí, y yo os restituiré la vida que habéis perdido» (Ezch. XVIII, 32). Pero, dirá el pecador que se encuentra oprimido con los pecados: y ¿quién sabe si Jesucristo me rechazará en vez de perdonarme? Más el mismo Jesucristo le responde por San Juan: Eum qui venit ad me, non ejiciam foras (Joann. VI, 37).«Al que viniere a mí, no le desecharé»: como si dijera: Ninguno que viene a mí arrepentido de sus pecados, será desahuciado, aunque sus culpas sean muchas y enormes.

En el sacramento de la Penitencia Cristo nos perdona los
pecados por medio del sacerdote
11. Oíd como nuestro Redentor nos alienta a postrarnos a sus pies con segura esperanza de que seremos consolados y perdonados.«Venid», dice, «a mí todos los pecadores, que os afanáis por condenaros, y andáis agobiados con culpas, que yo os libraré de todas vuestras ansiedades»Venite ad me omnes, qui laboratis, et onerati estis, et ego reficiam vos. (Matt. XI, 28) Ya por boca de Isaías había dicho el Señor: venite et arguite me, dicit Dominus, si fueriut peccata vestra ut coccinum, quasi nix dealbabuntur. (Isa. I, 18). «Venid arrepentidos de las ofensas que me habéis hecho, y si yo no os perdono, argüidme, y echadme en cara que no cumplo mi palabra; porque yo os prometo que aunque vuestros pecados os hayan teñido como la grana, vuestra conciencia quedará blanca como la nieve por medio de mi sangre, con la que quiero lavarlos».

12. ¡Ea, pues, pecadores hermanos míos! Volvamos a Jesucristo, si acaso le hemos abandonado: volvamos antes que la muerte nos sorprenda en pecado y seamos condenados al Infierno; porque entonces todas esas misericordias y mercedes de que el Señor usa con nosotros, serán otras tantas espadas que nos despedazarán el corazón por toda la eternidad.

SAN ALFONSO MARÍA DE LIGORIO, SERMÓN PARA LA DOMÍNICA CUARTA DE CUARESMA, POR SAN ALFONSO MARÍA DE LIGORIO


VETADA LA LEY QUE PERMITIRÍA EN LA CAPITAL MEXICANA PÍLDORAS MICROABORTIVAS Y CAMBIO DE SEXO EN MENORES -DESDE LOS 12 AÑOS- SIN CONOCIMIENTO NI CONSENTIMIENTO DE LOS PADRES

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El jefe del gobierno de México DF, Miguel Ángel Mancera, vetó este lunes 30 de junio la Ley de Juventud que recientemente había aprobado la Asamblea Legislativa del DF por 41 votos a favor y 11 abstenciones. Ahora el texto regresa a la Asamblea para que los asambleístas hagan las oportunas modificaciones. El texto inicial contemplaba el acceso al aborto para niñas de 12 años sin el conocimiento ni consentimiento de sus padres.


(CitizenGo/InfoCatólica) 3/07/14. Finalmente ese punto cayó del articulado tras el acuerdo entre los conservadores del PAN y los (dizque) "progresistas" del PRI y el PRD. Los conservadores aprobarían el texto siempre que sacaran el aborto. Y así fue: ningún voto negativo en su aprobación del pasado 9 de junio. «Era eso o tener una ley con aborto de menores», explica a este periódico un diputado panista que lamenta la aritmética parlamentaria.

Tampoco podrán operarse para cambiar de sexo

El texto sin embargo, incluía aspectos muy polémicos como el acceso de niñas de 12 años a la píldora del día después (abortiva) sin el conocimiento ni el consentimiento de sus padres. Además, también contemplaba las operaciones de cambio de sexo –amputación sexual para ser más preciso- en jóvenes desde los 12 años, también sin el conocimiento ni consentimiento de sus padres.
El texto consagraba por ejemplo el «derecho a recreación» y denunciaba el enfoque «adultocéntrico» frente al «adolescente-céntrico», lo que muchos consideraban como un atentado a la patria potestad y al sentido común.

Violación del derecho de los padres

Diversas organizaciones sociales censuraron la Ley de juventud del DF por considerar que violaba gravemente el derecho de los padres a educar a sus hijos. Así lo señaló Red Familia, la Unión Nacional de Padres de Familia, Voz Pública, la Comisión Mexicana de Derechos Humanos, y el Consejo Mexicano de la Familia.
CitizenGo también lanzó una campaña pidiendo al jefe del gobierno del DF que vetara la polémica Ley de Familia. Cerca de 10.000 personas reclamaron «salvar la integridad de nuestros niños, niñas y adolescentes»
Además, la semana pasada Mancera acudió a la Asamblea Anual de la patronal Coparmex en el DF. Ahí pudo escuchar en corto los reproches de los asistentes. Así que finalmente este lunes 30, haciendo uso del Estatuto del Gobierno de la ciudad de México y en virtud de la Ley Orgánica de la Asamblea Legislativa del DF (ALDF), Mancera decidió vetar la ley y reenviarla a la ALDF para que sea revisada. Todo un éxito de la sociedad civil y del sentido común.

NOTA DE CATOLICIDAD: Agradecemos a todos nuestros lectores que firmaron la petición. Dios se los pagará. El resultado demuestra su importancia.

ANTECEDENTES (haz click): NUEVA LEY DEL D.F. QUITA A PADRES DE FAMILIA SU POTESTAD DE EDUCAR: Comisión Mexicana de Derechos Humanos, A.C.

DESDE UNA PERSPECTIVA DEL SENTIDO COMÚN, UNA DISEÑADORA DE TRAJES DE BAÑO EXPLICA PORQUE UNA MUJER QUE SE PRECIE NO DEBE USAR BIKINIS (VIDEO)

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"...¿quién dice que tiene que ser necesariamente diminuto?"
No emplea argumentos religiosos pero tiene clara la Ley Natural y el sentido común que, actualmente, está siendo ya el menos común de los sentidos.

Cristo nos enseña: "Oísteis que fue dicho: NO COMETERÁS ADULTERIO, mas Yo os digo: Quienquiera que mire a una mujer codiciándola, ya cometió adulterio con ella en su corazón". Mateo 5:28. 

Luego, la mujer que provoca ese adulterio por su vestimenta también es gravemente culpable. Sólo un necio niega que lo provocativo provoca. Y los diminutos trajes de baño lo son. La mujer católica debe vestir como católica y no como todo mundo. Debe ser congruente con su fe y no una más como cualquiera que está esclavizada por las modas del mundo, aunque éstas sean inmorales. Ya, hace casi un siglo, la Virgen lo advirtió en Fátima: "Vendrán ciertas modas que ofenderán mucho a Nuestro Señor". 

Obsérvese que la modista no apela a ninguna religión. Sólo emplea -como hemos dicho- el sentido común y la Ley Natural.


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MENTIRAS RECONFORTANTES SOBRE EL PECADO

LA SAGRADA EUCARISTÍA. CATECISMO EN VIDEOS. TEMA DIECINUEVE.

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DE LA EUCARISTÍA
Tomado del Catecismo mayor de San Pío X

1º.- De la naturaleza de este sacramento y de la presencia real de Jesucristo en el mismo

598.- ¿Qué es el sacramento de la Eucaristía? - La Eucaristía es un sacramento en el cual, por la admirable conversión de toda la sustancia del pan en el Cuerpo de Jesucristo y de toda la sustancia del vino en su preciosa Sangre, se contiene verdadera, real y sustancialmente el Cuerpo, la Sangre, el Alma y la Divinidad del mismo Jesucristo Señor nuestro, bajo las especies del pan y del vino, para nuestro mantenimiento espiritual.
599.- ¿Está en la Eucaristía el mismo Jesucristo que está en el cielo y que en la tierra nació de la Santísima Virgen? - Si, señor; en la Eucaristía está verdaderamente presente el mismo Jesucristo que está en el cielo y que en la tierra nació de la Santísima Virgen.
600.- ¿Por qué creéis que en el sacramento de la Eucaristía está verdaderamente Jesucristo? - Creo que en el sacramento de la Eucaristía está verdaderamente presente Jesucristo porque lo ha dicho El mismo y me lo enseña la santa Iglesia.
601.- ¿Cuál es la materia del sacramento de la Eucaristía? - La materia del sacramento de la Eucaristía es la misma que empleó Jesucristo, a saber: pan de trigo y vino de vid.
602.- ¿Cuál es la forma del sacramento de la Eucaristía? - La forma del sacramento de la Eucaristía consiste en las palabras que empleó Jesucristo: éste es mi Cuerpo; ésta es mi Sangre.
603.- ¿Qué es, pues, la hostia antes de la consagración? - La hostia antes de la consagración es pan.
604.- ¿Qué es la hostia después de la consagración? - Después de la consagración, la hostia es el verdadero Cuerpo de nuestro Señor Jesucristo bajo las especies del pan.
605.- ¿Qué hay en el cáliz antes de la consagración? - En el cáliz antes de la consagración hay vino con unas gotas de agua.
606.- ¿Qué hay en el cáliz después de la consagración? - Después de la consagración está en el cáliz la verdadera Sangre de nuestro Señor Jesucristo bajo las especies del vino.
607.- ¿Cuándo se hace la conversión del pan en el Cuerpo y del vino en la Sangre de Jesucristo? - La conversión del pan en el Cuerpo y del vino en la Sangre de Jesucristo se hace en el acto mismo en que el sacerdote pronuncia en la santa Misa las palabras de la consagración.
608.- ¿Qué es la consagración? - La consagración es la renovación, por medio del sacerdote, del milagro que hizo Jesucristo en la última cena de mudar el pan y el vino en su Cuerpo y Sangre adorables, diciendo: éste es mi Cuerpo; ésta es mi Sangre.
609.- ¿Cómo se llama en la Iglesia esta milagrosa conversión del pan y del vino en el Cuerpo y en la Sangre de Jesucristo? - Esta milagrosa conversión, que todos los días se obra en nuestros altares, la llama la Iglesia transustanciación.
610.- ¿Quién ha dado tanta virtud a las palabras de la consagración? - El mismo Jesucristo, el cual es Dios todopoderoso, es quien ha dado tanta virtud a las palabras de la consagración.
611.- ¿Queda algo del pan y del vino después de la consagración? - Después de la consagración sólo quedan las especies del pan y del vino.
612.- ¿Qué son las especies del pan y del vino? - Las especies son la cantidad y las cualidades sensibles del pan y del vino, como la figura, el color, el sabor.
613.- ¿Cómo pueden permanecer las especies del pan y del vino sin su sustancia? - Las especies del pan y del vino permanecen de un modo admirable sin su sustancia por virtud de Dios omnipotente.
614.- ¿Está sólo el Cuerpo de Jesucristo bajo las especies del pan y está sólo su Sangre bajo las especies del vino? - Lo mismo bajo las especies del pan que bajo las especies del vino está todo Jesucristo vivo, en Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad.
615.- ¿Me sabríais decir por qué así en la hostia como en el cáliz está todo Jesucristo? - Así en la hostia como en el cáliz está todo Jesucristo, porque en la Eucaristía está vivo e inmortal como en el cielo; por esto, donde está su Cuerpo, allí está también la Sangre, Alma y Divinidad, y donde está la Sangre, allí está también el Cuerpo, Alma y Divinidad, pues todo esto se halla inseparable en Jesucristo.
616.- ¿Deja de estar Jesús en el cielo cuando está en la hostia? - Cuando Jesús está en la hostia no deja de estar en el cielo, mas se halla al mismo tiempo en el cielo y en el Santísimo Sacramento.
617.- ¿Se halla Jesucristo en todas las hostias consagradas del mundo? - Si, señor; Jesucristo se halla en todas las hostias consagradas.
618.- ¿Cómo puede ser que se halle Jesucristo en todas las hostias consagradas? - Por la omnipotencia de Dios, al cual nada es imposible, se halla Jesucristo en todas las hostias consagradas.
619.- ¿Se parte el Cuerpo de Jesucristo cuando se parte la hostia? - Cuando se parte la hostia no se parte el Cuerpo de Jesucristo, sino pártense solamente las especies del pan.
620.- ¿En cuál de las partes permanece el Cuerpo de Jesucristo? - El Cuerpo de Jesucristo permanece entero en todas las partes en que se halla dividida la hostia.
621.- ¿Está Jesucristo lo mismo en la hostia grande que en la partícula de una hostia? - Tanto en la hostia grande como en la partícula de una hostia está el mismo Jesucristo.
622.- ¿Por qué se guarda en las Iglesias la Santísima Eucaristía? - La Santísima Eucaristía se guarda en las Iglesias para que allí sea adorada por los fieles y llevada a los enfermos cuando la necesidad lo pidiere.
623.- ¿Débese adorar la Eucaristía? - La Eucaristía debe ser adorada de todos, porque contiene verdadera, real y sustancialmente al mismo Jesucristo Señor nuestro.

2º.- De la institución y de los efectos del sacramento de la Eucaristía

624.- ¿En qué tiempo instituyó Jesucristo el sacramento de la Eucaristía? - Jesucristo instituyó el sacramento de la Eucaristía en la última cena que hizo con sus discípulos la noche antes de su Pasión.
625.- ¿Por qué instituyó Jesucristo la Santísima Eucaristía? - Jesucristo instituyo la Santísima Eucaristía para tres fines principales:
1º. Para que fuese sacrificio de la nueva ley.
2º. Para que fuese manjar de nuestra alma.
3º. Para que fuese un perpetuo memorial de su pasión y muerte y una prenda preciosa de su amor a nosotros y de la vida eterna.
626.- ¿Por qué Jesucristo instituyó este sacramento bajo las especies de pan y de vino? - Jesucristo instituyó este sacramento bajo las especies de pan y de vino porque la Eucaristía había de ser nuestro sustento espiritual, y era para esto conveniente que se nos diese en forma de manjar y bebida.
627.- ¿Qué efectos produce en nosotros la Santísima Eucaristía? - Los efectos principales que produce la Santísima Eucaristía en quien dignamente la recibe son estos: 1º., conserva y aumenta la vida del alma, que es la gracia, como el manjar material mantiene y aumenta la vida del cuerpo; 2º., perdona los pecados veniales y preserva de los mortales; 3º., trae consigo espiritual consolación.
628.- ¿Nos produce otros efectos en nosotros la Sagrada Eucaristía? - Si, señor; la Sagrada Eucaristía produce en nosotros otros tres efectos, a saber: 1º., debilita nuestras pasiones, y, en especial amortigua las llamas de la concupiscencia; 2º., acrecienta el fervor de la caridad con Dios y con el prójimo y nos ayuda a obrar conforme a los deseos de Jesucristo; 3º., nos da una prenda de la futura gloria y de la misma resurrección de nuestro cuerpo.

3º.- De las disposiciones necesarias para bien comulgar

629.- ¿Produce siempre en nosotros sus maravillosos efectos el sacramento de la Eucaristía? - El sacramento de la Eucaristía produce en nosotros sus maravillosos efectos cuando lo recibimos con las debidas disposiciones.
630.- ¿Cuántas cosas son necesarias para hacer una buena Comunión? - Para hacer una buena Comunión son necesarias tres cosas: 1ª., estar en gracia de Dios; 2ª., guardar el ayuno debido; 3ª., saber lo que se va a recibir y acercarse a comulgar con devoción.
631.- ¿Qué quiere decir estar en gracia de Dios? - Estar en gracia de Dios quiere decir tener la conciencia pura y limpia de todo pecado mortal.
632.- ¿Qué debe hacer antes de comulgar el que sabe que está en pecado mortal? - El que sabe que está en pecado mortal debe hacer una buena confesión antes de comulgar, pues no le basta para comulgar como conviene el acto de contrición perfecta sin la confesión.
633.- ¿Por qué para poder comulgar no basta ni aun el acto de contrición perfecta al que sabe que está en pecado mortal? - Porque la Iglesia ha establecido para mayor reverencia de este sacramento que quien está en pecado mortal no se atreva a comulgar si primero no se ha confesado.
634.- ¿Recibiría a Jesucristo el que comulgase en pecado mortal? - El que comulgase en pecado mortal recibiría a Jesucristo, más no su gracia; antes bien, cometería un sacrilegio y sería merecedor de la sentencia de condenación.
635.- ¿Qué ayuno debe guardarse antes de la Sagrada Comunión? - Antes de la Sagrada Comunión debe guardarse el ayuno eucarístico, que consiste en abstenerse de alimento sólido o bebida alcohólica tres horas (NOTA: ahora ya se permite una hora, pero se recomienda seguir conservando las tres horas) antes de comulgar, y de alimento líquido o bebida no alcohólica, una hora antes de la comunión. El agua natural puede tomarse a cualquier hora y en cualquier caso.
Los enfermos pueden tomar verdaderas medicinas, sólidas o líquidas, y bebidas no alcohólicas en cualquier tiempo y sin ninguna limitación.
636.- ¿Qué es la comunión por Viático? - La Comunión por Viático es la que se da a los enfermos que están en peligro de muerte para que les sustente en el viaje que hacen de esta vida a la Eternidad.
637.- ¿Qué quiere decir: Saber lo que se va a recibir? Saber lo que se va a recibir quiere decir: conocer las cosas que se enseñan en la Doctrina cristiana acerca de este sacramento y creerlas firmemente.
638.- Qué quiere decir: Comulgar con devoción? Comulgar con devoción quiere decir acercarse a la sagrada Comunión con humildad y modestia, así en la persona como en el vestido, prepararse antes y dar gracias después de la sagrada comunión.
639.- ¿En qué consiste la preparación antes de la Comunión? - La preparación antes de la Comunión consiste en gastar algún tiempo en considerar lo que vamos a recibir y quiénes somos nosotros y en hacer actos de fe, esperanza, caridad, contrición, adoración, humildad y deseo de recibir a Jesucristo.
640.- ¿En qué consiste la acción de gracias después de la Comunión? - La acción de gracias después de la Comunión consiste en recogernos interiormente y honrar al Señor dentro de nosotros mismos, renovando los actos de fe, esperanza, caridad, adoración, agradecimiento, ofrecimiento y petición, sobre todo de aquellas gracias que son más necesarias para nosotros o para las personas de nuestra mayor obligación.
641.- ¿Qué debe hacerse el día que se ha comulgado? - El día que se ha comulgado debe estar uno recogido en cuanto le sea posible, ocuparse en obras de piedad y cumplir con mayor diligencia las obligaciones del propio estado.
642.- Cuánto tiempo permanece en nosotros Jesucristo después de la Sagrada Comunión? - Después de la Sagrada Comunión permanece en nosotros Jesucristo con su gracia mientras no pecamos mortalmente, y con su real presencia, hasta que se consumen las especies sacramentales.

4º.- De la manera de comulga

643.- ¿Cómo hemos de estar en el acto de recibir la Sagrada Comunión? - En el acto de recibir la Sagrada Comunión hemos de estar arrodillados, tener la cabeza medianamente levantada, los ojos modestos y vueltos a la Sagrada Hostia, la boca suficientemente abierta y la lengua un poco fuera sobre el labio.
644.- ¿Cómo hay que tener la bandeja de la Comunión? - La bandeja de la Comunión hay que tenerla de manera que recoja la Sagrada Hostia, si por ventura viniese a caer.
645.- ¿Cuándo hemos de tragar la Sagrada Hostia? - Hemos de tragar la Sagrada Hostia lo antes posible y abstenernos de escupir por algún tiempo.
646.- ¿Qué hay que hacer si la Sagrada Hostia se pega al paladar? - Si la Sagrada Hostia se pega al paladar, ha de despegarse con la lengua, y jamás con los dedos.

5º.- Del precepto de la Comunión

647.- ¿Cuándo hay obligación de comulgar? - Hay obligación de comulgar todos los años por Pascua florida o de Resurrección y, además, en peligro de muerte.
648.- ¿A qué edad empieza a obligar el precepto de la Comunión pascual? - El precepto de la Comunión pascual empieza a obligar a la edad de la discreción, esto es, luego que se tiene uso de razón.
649.- ¿Pecan los que, siendo por la edad capaces de ser admitidos a la Comunión, no comulgan? - Pecan los que, siendo por la edad capaces de ser admitidos a la comunión, no comulgan, o porque no quieren o porque no están instruidos por su culpa. Pecan, además, los padres y los que hacen sus veces, si por culpa de ellos difiere el niño la Comunión, y de ello tendrán que dar a Dios rigurosa cuenta.
650.- ¿Es bueno y provechoso comulgar a menudo? - Es cosa excelentísima comulgar a menudo, siempre que se haga con las debidas disposiciones.
651.- ¿Con qué frecuencia podemos comulgar? - Podemos comulgar con la mayor frecuencia que nos aconseje un pío y docto confesor.




AVISO IMPORTANTE:

Con este video publicamos el tema decimonoveno de esta serie para catequesis. CATEQUISTAS CATÓLICOS nos informan que -por necesidades particulares- lo seguirán editando, pero eso será hasta el año entrante, por lo que durante 2014 este será el último video que publicaremos. Les agradecemos mucho la primicia que dieron a CATOLICIDAD. Como explicamos en el primer tema, el material está plenamente apegado al dogma y cuenta con la aprobación del entonces arzobispo primado de México. Está dirigido a niños y adolescentes pero también es útil y aprovechable para adultos. Seguramente muchos lectores adultos aprenderán aspectos que desconocían de su fe y de la historia sagrada.

Es muy aconsejable que los papás lo vean conjuntamente con sus hijos, pues es un material muy didáctico y con doctrina segura, para que lo utilicen como complemento en la catequesis familiar. Por supuesto, será de gran utilidad y apoyo didáctico, también, para el catecismo en grupos de iglesias y parroquias.

Para ver todo lo editado, basta hacer click en nuestra etiqueta: 

LA FUERZA DE LA VERDAD

SALMO 1

LA COHERENCIA HEROICA DEL CRISTIANO

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¿Hasta qué punto vale la pena ser fieles a Cristo cuando luego uno puede quedar abandonado a su suerte, como un soñador derrotado?



Hay ocasiones en las que ser fiel al Evangelio implica el riesgo de un fracaso en la familia, en el trabajo, en la vida social. ¿Qué hacer, entonces?

La pregunta se presenta continuamente en los corazones de muchos católicos. Un empresario sabe que tiene que pagar buenos salarios, pero que así puede perder la competividad. Un esposo o una esposa sabe que no debe usar anticonceptivos, pero la otra parte le amenaza con la expulsión del hogar o con el divorcio. Un farmacéutico sabe que no debe vender pastillas que implican un uso contrario a la moral católica, pero si no las vende quedará aislado en el mercado y terminará por cerrar la farmacia. Un distribuidor de libros sabe que no es correcto favorecer la venta de libros contrarios a la doctrina católica, pero si actúa así se arriesga al fracaso.

Las situaciones son infinitas. En el fondo de las mismas se esconde la pregunta inicial: ¿qué hacer, cómo actuar? ¿Hasta qué punto vale la pena ser fieles a Cristo cuando luego uno puede quedar abandonado a su suerte, como un soñador derrotado?

Plantear así la cuestión implica un error de perspectivas. Porque con este tipo de preguntas parece que la alternativa está entre ser fieles a Cristo y ser prácticos y realistas. En otras palabras, Cristo queda puesto como un obstáculo a la "realización personal", porque uno llega a pensar que lo que Cristo pide sería "peligroso": seguirle implica dar un salto en el vacío que puede llevar al fracaso.

En realidad, quien conoce de verdad a Cristo, quien sabe lo que Él ha hecho por uno mismo y por todos los hombres, quien aprecia el cielo como la meta auténtica de toda existencia humana, quien siente en su corazón el abrazo de la misericordia, quien vive a fondo la fe y la esperanza, no puede tener miedo.

Cristo es, para el que cree en serio, lo más importante. Más importante que su puesto de trabajo, que sus seguridades humanas, que su dinero, que su salud.

Es fácil decirlo y parece muy difícil vivir de esta manera. Pero quien ama de veras, y amamos de veras cuando nos sentimos muy amados por un Dios bueno, es capaz de eso y de mucho más.

Los mártires son, en ese sentido, un ejemplo luminoso: están dispuestos a perder la propia vida en manos de perseguidores asesinos antes que renunciar a Cristo. Han vivido la coherencia heroica del cristiano.

La vida de tantos mártires, hombres y mujeres, sirve de luz para la vida de todo bautizado. Su testimonio es la consecuencia de quien sabe lo que podemos leer en uno de los textos más hermosos de quien lo dejó todo por Cristo, Pablo de Tarso:

"¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿La tribulación?, ¿la angustia?, ¿la persecución?, ¿el hambre?, ¿la desnudez?, ¿los peligros?, ¿la espada? Como dice la Escritura: ´Por tu causa somos muertos todo el día; tratados como ovejas destinadas al matadero´. Pero en todo esto salimos vencedores gracias a aquel que nos amó. Pues estoy seguro de que ni la muerte ni la vida ni los ángeles ni los principados ni lo presente ni lo futuro ni las potestades ni la altura ni la profundidad ni otra criatura alguna podrá separarnos del amor de Dios manifestado en Cristo Jesús Señor nuestro" (Rm 8,35-39).

Después de dos mil años, podemos decir, desde una experiencia que salva, que ni los impuestos, ni las amenazas, ni el paro, ni las ideas dominantes son suficientes para hacer que nos apartemos de quien nos ha dado su Cuerpo y su Sangre para salvarnos, de quien nos invitó a ser, para siempre, sus amigos.

Autor: P. Fernando Pascual | Fuente: Catholic.net. 

DEMASIADO...

LA IGLESIA Y LA PATRIA por San Pío X

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¡Oh venerables hermanos e hijos amadísimos que, en cumplimiento de los deberes de vuestra profesión, predicáis y practicáis sin respeto humano las enseñanzas de la Iglesia Católica, y, por esta razón, no solamente sufrís menosprecio y desdén, sino que sois objeto de pública censura, tachados de enemigos de vuestra Patria y difamados por cobardes calumniadores que no vacilan en herir gravemente los corazones católicos precisados más que nunca de todos los auxilios de la divina gracia para perdonar a aquellos que les ofenden tan vilmente!

Si el Catolicismo fuera un enemigo de la Patria, no sería una religión divina. La Patria es un nombre que trae a nuestra memoria los recuerdos más queridos, y bien sea porque llevamos la misma sangre que aquellos nacidos en nuestro propio suelo, o bien debido a la aún más noble semejanza de afectos y tradiciones, nuestra Patria es no sólo digna de amor, sino de predilección.

Y si esto ocurre siempre con carácter general, ¡con cuánto mayor motivo debe ser así cuando nuestro país está ligado por indisolubles lazos a esta Patria, que no está limitada a los contornos de un océano o rodeada de una cadena de montañas, que no habla una, sino todas las lenguas: la Patria que abarca en su latitud el mundo visible y el del más allá del sepulcro: la Iglesia Católica!

Papa San Pío X
A todos aquellos políticos que creen ver en la Iglesia un enemigo y por ello la combaten sin cesar; a los sectarios que con odio inspirado por Satanás la calumnian constantemente, envileciéndola y atacándola; a los falsos campeones de la ciencia, que con sofismas de todo género pretenden censurarla como si constituyera un enemigo de la libertad de la civilización y del progreso intelectual, contestadles que la Iglesia, señora de las almas y directora de los corazones de los hombres, ejerce su supremacía ante el mundo entero porque ella sola, por ser la esposa de Cristo y poseerlo todo en común con su fiel Esposo, es la depositaria de la Verdad; ella sola puede recabar de todas las naciones veneración y amor.

Por esta razón, todo aquel que se rebele contra su autoridad, temeroso de su supremacía en el dominio del Estado, impone barreras a la verdad; el que proclama que su autoridad es extraña al país, desea que la Verdad sea también extraña a esa nación; el que teme que esta autoridad pueda perjudicar a la libertad y a la grandeza de un pueblo, confiesa abiertamente que una nación puede ser grande y libre sin la Verdad.

De aquí que un Estado, un gobierno o una autoridad –cualquiera que fuere su nombre– hace guerra a la Verdad, no puede pretender inspirar amor mientras se oponga de ese modo al sentimiento humano más sagrado. Tal autoridad podrá mantenerse por pura fuerza; podrá ser temida, porque, indudablemente, la espada del castigo conmina a la obediencia; podrá ser aplaudida por hipocresía, interés o servilismo; podrá ser aún acatada, ya que la religión aprueba nuestra sumisión a los humanos poderes siempre y cuando éstos no obliguen a ningún acto contrario a las divinas leyes, en cuyo caso todos estarían obligados a oponer su resistencia, sin por ello constituirse en rebeldes.

No obstante, aunque este deber de sumisión en todo aquello que no se oponga a las obligaciones prescritas por la religión, hará aún más meritoria la obediencia, no será lo suficiente para convertir esta obediencia en afectuosa, alegre y espontánea, de forma tal que merezca el calificativo de amor y de veneración.

Sentimos, pues, veneración por la Patria, que en suave unión con la Iglesia contribuye al verdadero bienestar de la Humanidad. Y ésta es la razón porqué los auténticos caudillos, campeones y salvadores de un país han surgido siempre de entre las filas de los mejores católicos, de que los Santos sean invocados en los himnos de nuestra santa liturgia como Patronos de su país; ellos siguieron el ejemplo del Santo de los santos, que mientras obedeció a aquellos que ejercían autoridad y pagaba tributo al Cesar, al aproximarse a Jerusalén y prever su próxima ruina, derramó lágrimas abundantes; pues siendo una ciudad tan amada y favorecida por el Señor, no se había aprovechado de tantas gracias ni de la visita que Él mismo se dignó hacerle con el solo objeto de derramar sobre ella toda clase de bendiciones.



Discurso pronunciado por Su Santidad el Papa San Pío X el 20 de Abril de 1909.
Fuente: Rafael Merry del Val, “El Papa San Pio X: Memorias”.

DAR (30 AÑOS DESPUÉS). Video.

RECORDATORIO DE ORACIÓN DE LOS DÍAS TRECE DE CADA MES

LAS VIRTUDES

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Las virtudes como camino para vivir cerca de Dios y cumplir con nuestra misión aquí en la Tierra.



El hombre fue creado por Dios para vivir eternamente en amistad con Él. Por lo tanto, el hombre está destinado a la vida eterna y debe vivir de cara a ella.

Para alcanzarla se necesita la gracia que Dios nos otorga. En otras palabras, Dios es quien da la santidad. Pero como Dios, siempre, va a respetar la libertad, alcanzar la santidad implica una respuesta de parte del hombre.

La santidad es la identificación con Cristo en el cumplimiento amoroso de la voluntad de Dios, mediante el ejercicio de las virtudes.

Las virtudes son hábitos buenos que nos llevan a hacer el bien. Podemos tenerlas desde que nacimos o podemos adquirirlas después. Son un medio muy eficaz para colaborar con Dios, pues implican que hemos decidido, libre y voluntariamente, hacer el bien, es decir, cumplir con el plan de Dios.

La virtudes la disposición habitual y firme de hacer el bien y se adquiere por repetición de actos o por un don de Dios.

La virtud permite a la persona no sólo hacer el bien, sino dar lo mejor de sí misma. La persona debe de superarse siempre como hombre y como cristiano.

El objetivo de una vida virtuosa es llegar a ser semejantes a Cristo, no es un perfeccionismo, donde la persona elimina defectos porque considera que no debe de tener tal o cual falla, esto sería un vanidoso mejoramiento de sí mismo. Tampoco es un narcisismo de verse bien, que todos piensen que es lo máximo. La virtud no es una higiene moral por la cual limpio mi persona.

Las virtudes son hábitos operativos, es decir, hay que actuarlos. No se trata de tener buenas intenciones, "pensar tengo que ser más ordenado", hay que ser más ordenado.

Por ello es que el hombre debe encauzar las pasiones para ser un hombre íntegro. Porque las virtudes se adquieren por medio de actos virtuosos.

La perfección de la que hablamos es un crecimiento armónico de toda la personalidad, por eso al crecer en una virtud crecen las demás porque el ejercicio de una virtud implica la práctica de otras. La laboriosidad exige ser ordenado, responsable, etc. La paciencia implica la tolerancia, la aceptación, la flexibilidad, etc.

Diferencias entre virtud y valor.

Hoy en día se admira a las personas que ganan mucho dinero, a las grandes estrellas de la televisión o de la música, a los grandes deportistas.

Todas estas personas realizan actos buenos. Estos actos son buenos en sí mismos y tienen un fin bueno, pero no nos hacen crecer como hombres. No podemos asegurar que un jugador de basquetbol de fama mundial sea mejor persona que nosotros, únicamente porque él sabe meter canastas de tres puntos y nosotros no.

Las habilidades físicas, deportivas o intelectuales, ciertamente son dones que hay que desarrollar con esfuerzo, pero que por sí mismas, no nos convierten en personas mejores, sino únicamente en mejores pianistas, deportistas o matemáticos.

También, hay que distinguir las virtudes de los valores humanos. Los valores están orientados al crecimiento personal por un convencimiento intelectual: sabemos que si estamos limpios, seremos mejor aceptados por los demás; sabemos que si mantenemos ordenadas nuestras cosas, podremos encontrarlas cuando las busquemos.

Los valores son bienes que la inteligencia del hombre conoce, acepta y vive como algo bueno para él como persona.

Las virtudes son acciones que nacen del corazón y están orientadas directamente a un bien espiritual. Estas nos hacen crecer como personas, a imagen de Dios.

Las virtudes nos llevan a la perfección, pues disponen todas nuestras potencias, todas nuestras cualidades, nuestra personalidad entera, para estar en armonía con el plan de Dios; orientan toda nuestra persona, no sólo nuestros actos, hacia el bien.

Para entender mejor la diferencia entre valor y virtud, analicemos cómo cambia un valor de acuerdo con las circunstancias que lo rodean. Son diferentes:
- una persona que cuida a su tía enferma porque quiere su herencia.
- una persona que cuida a su tía enferma porque ésta le cae muy bien.
- una persona que siempre está dispuesta a cuidar a cualquier enfermo, aún sin conocerlo, por amor a Dios y a los hombres.

Aunque la acción es la misma en los tres casos, solamente la tercera es una virtud, por ser habitual y permanente. En los otros dos casos, la persona vive el valor del servicio. En el tercero, la persona tiene la virtud del servicio.



Las habilidades están orientadas a “hacer bien” algo específico. Nos hacen ser mejores en algo, pero no mejores como personas.

Los valores humanos son un bien que la inteligencia humana toma como tal. En sí mismos son neutros, y dependen del uso que les demos. Puestos en práctica, los valores nos hacen crecer como personas.

Las virtudes están orientadas a cumplir el plan de Dios. Su fin es hacer siempre el bien, independientemente de las circunstancias. Nos hacen crecer como personas, nos perfeccionan, nos santifican y edifican la sociedad por ser algo habitual y permanente.

Tipos de virtudes

Virtudes humanas: son rectos comportamientos según la ley natural. Perfecciones habituales del entendimiento y de la voluntad que regulan nuestros actos, ordenan nuestras pasiones y guían nuestra conducta según la razón y la fe. Se adquieren mediante el esfuerzo humano. Ej. Lealtad, orden, diligencia, solidaridad, respeto, gratitud, etc.

Pero para alcanzar la salvación no bastan las virtudes humanas naturales, alcanzar la vida eterna no es posible sin la ayuda de Dios y la acción del Espíritu Santo.

Virtudes cardinales: son las virtudes humanas más importantes. Se llaman “cardinales” porque son los ejes en torno a los cuales giran las demás. Cardine en latín, significa el eje de la puerta. Son: la prudencia, la fortaleza, la justicia y la templanza.

Virtudes cristianas: Son rectos comportamientos según el ejemplo de Cristo en el Evangelio. Podríamos mencionar la mansedumbre.

Virtudes teologales: son las que se reciben de Dios por su acción sobrenatural en el alma. Fe, esperanza y caridad.

Virtudes evangélicas: son especiales acentos del Evangelio entre muchas virtudes que practicó nuestro Señor Jesucristo. Por ejemplo la humildad, la castidad, la pobreza.

Todo lo que sea contrario a la virtud son malos hábitos, que llamamos vicios.



Virtudes cardinales

Prudencia: es la capacidad de conocer, en cada circunstancia, lo que se debe hacer o evitar para conseguir un fin bueno, y elegir medios apropiados para realizarlo. Para guiar el juicio de la conciencia, aplica los principios morales al caso particular.

El hombre prudente decide y ordena según este juicio. Esta es la virtud por excelencia.

Para ejercer la prudencia hay 8 partes integrales que son muy importantes. Cinco pertenecen a lo intelectual y tres a la práctica:
Memoria: recordar los éxitos y fracasos del pasado ayuda a orientar sobre lo que hay que hacer. La experiencia es madre de la ciencia.
Inteligencia: conocer el presente nos ayuda a discernir sobre lo bueno o malo, conveniente e inconveniente.
Docilidad: saber pedir y aceptar consejo de personas que saben más. Nadie puede saber todas las respuestas.
Sagacidad: disposición para resolver los casos urgentes cuando no hay tiempo de pedir consejo.
Razón: cuando después de una meditación madura se resuelven casos por sí mismos.
Providencia: parte principal de la prudencia, igual a providencia, es fijarse en el fin que se pretende. Para actuar con prudencia hay que ordenar los medios al fin.
Circunspección: es tomar en consideración las circunstancias para juzgar según ellas, si es conveniente o no hacer o decir algo. Hay ocasiones en que lo que se pretende es bueno y conveniente, pero debido a las circunstancias, puede resultar negativo. Ej. Corregir a alguien cuando hay personas ajenas presentes.
Cautela o Precaución: ante los impedimentos externos que pueden ser obstáculos para conseguir lo que se pretende. Ej. Evitar la influencia de las malas compañías.

Habrá momentos en que se podría prescindir de alguna de estas cosas, pero si lo que se pretende es importante se deben tomar en cuenta todas ellas. ¡Cuántas imprudencias se cometen por no tomarse el trabajo de hacerlo!.

La prudencia se ejerce no solamente en lo personal, sino que también tiene una parte social que se dirige al bien común y abarca el gobierno, la política, la familia y lo militar.

Pecados contra la prudencia:
No buscar a Dios como valor supremo.
La imprudencia que se divide en tres:
La precipitación que es actuar inconsiderada y precipitadamente, guiados por la pasión o capricho.
La inconsideración por la cual se desprecia o se descuida el atender las cosas necesarias.
La inconstanciaque es abandonar los propósitos por motivos sin importancia.

La imprudencia nos puede llevar a aceptar una circunstancia que nos aleja de Dios. O a buscar a Dios en un medio que no conduce a Él.

La negligencia que supone la falta de interés por actuar eficazmente en lo que debe hacerse. Es diferente de la inconstancia porque en ella no hay ni siquiera el interés por actuar. Cuando se refiere a algo pertinente a la salvación, el pecado de negligencia es grave. No toda negligencia es pecado contra la prudencia.

El don del Espíritu Santo que corresponde a esta virtud es el don de consejo.

La justicia consiste en la constante y firme voluntad de dar a Dios y al prójimo lo que le es debido.

Es la virtud que equilibra nuestro trato con las demás personas. Es una virtud muy compleja, una madeja con muchos hilos.

Para que se diga que alguien es justo hay que apartarse de cualquier mal que dañe al prójimo o a la sociedad y hacer el bien debido al otro. No basta con no hacer un mal, sino que hay que darle lo que se merece.

Tipos de justicia:
Conmutativa: dar a cada uno lo que merece. Y lo puede merecer por contrato o por derecho adquirido.
General o legal: dar a la sociedad lo necesario para obtener el bien común. Ej. Pagar impuestos para que haya hospitales.
Distributiva: dar lo necesario a cada miembro de la sociedad, según sus derechos naturales o adquiridos.
Social: proteger los derechos naturales de la sociedad y de sus miembros. Es decir, ni defender tanto a la sociedad que se perjudique a los ciudadanos, ni defender tanto los derechos de los individuos que perjudiquemos a otros y a la sociedad.
Vindicativa: restablecer la justicia lesionada. Porque quien perjudica los derechos de otros tiene el deber de repararlos.
El don del Espíritu Santo correspondiente a esta virtud es el don de piedad.

La fortaleza: es la virtud que asegura la firmeza y la constancia en la búsqueda del bien, superando los obstáculos que se presentan en el cumplimiento de las propias responsabilidades.

Cualquier hombre de bien puede tener esta virtud, pero en el caso del cristiano esta virtud tiene que estar cimentada en el amor a Dios.

Pecados contra la fortaleza:
La pereza, que es madre de todos los vicios.
La comodidad excesiva, la ley de menor esfuerzo.
La impaciencia, la inconstancia, la terquedad, la insensibilidad o dureza de juicio, la ambición, la vanagloria, la presunción, la pusilanimidad.
El don del Espíritu Santo que corresponde a esta virtud es el don de la fortaleza.

La templanza es la virtud que modera la atracción de los placeres y procura el equilibrio en el uso de los bienes creados. Asegura el dominio de la voluntad sobre los instintos y mantiene los deseos en los límites de la honestidad.

Cuando decimos moderar nos referimos a controlar, no a reducir la cantidad. No hay templanza en emborracharse sólo una vez cada tres meses, sino en saborear el alcohol sin perder el dominio sobre sí mismo.

Hablamos de equilibrio, porque hay sistemas espartanos que llevan a la excesiva rigidez y provocan verdaderos trastornos en la personalidad.

Los medios que ayudan a vivir la virtud de la templanza son:
Vigilar: porque los instintos no mueren.
Orar: porque el pecado original nos ha desequilibrado y la concupiscencia actúa.
Sacrificio, porque los instintos hay que disciplinarnos con esfuerzo y continuidad. Hay que caminar por la “senda derecha”.
El don del Espíritu Santo que corresponde a esta virtud es el don del temor.

¿Cómo adquirir las virtudes?

Las virtudes no se adquieren de un día para otro, sino mediante el esfuerzo diario, la repetición de actos buenos que nacen del corazón, pero no sólo eso: forzosamente necesitamos de la ayuda de Dios, pues es muy fácil que, debido al ambiente o la distracción, las utilicemos sólo para nuestra propia conveniencia y nos quedemos sólo en los valores humanos.

Es cuestión de proponérnoslo y trabajar en ello. No nos dejemos vencer por la cobardía, por los fracasos, por el respeto humano. Necesitamos ser tenaces y perseverantes, esforzándonos continuamente por superarnos. Confiando y aprovechando las gracias que Dios nos puede dar.

Si hacemos esto todos los días, nos daremos cuenta, de pronto, de que ya hemos alcanzado las virtudes que tanto deseábamos y muchas otras que ni siquiera habíamos imaginado.

Algunas personas te podrán decir que las virtudes son propias de los santos pero no de las personas como nosotros. Que Dios ayuda a los santos y como magia se convierten en personas virtuosas. Recuerda que las virtudes morales se adquieren mediante las fuerzas humanas. Requieren de nuestro esfuerzo y constancia. El hombre virtuoso es el que practica libremente el bien.

Fuente: Catholic.net Qué es la virtud. Tipos de virtudes

ALGUNOS DE LOS GRANDES CIENTÍFICOS QUE FUERON SACERDOTES CATÓLICOS

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No se habla de los laicos -muy numerosos- sino sólo de algunos que fueron sacerdotes católicos

El canónigo católico Nicolás Copérnico formuló la teoría heliocéntrica del sistema solar. Fue matemático, astrónomo, jurista, físico, gobernador, líder militar, diplomático y economista.

por Daniel Iglesias

Este breve artículo está inspirado en el excelente libro: Thomas E. Woods Jr (*), How The Catholic Church Built Western Civilization, Regnery History, Washington 2005; y particularmente en su Capítulo 5, titulado La Iglesia y la Ciencia (pp. 67-114). Salvo en los casos en que se indique otra cosa, todas las citas se refieren a esa obra.
La relación entre la Iglesia Católica y la ciencia puede ser analizada desde muchos puntos de vista, entre los cuales se cuentan los siguientes tres:
• La doctrina católica ofreció el marco conceptual que hizo posible el surgimiento de la ciencia moderna. Véase la sección titulada Dios “ordenó todas las cosas con medida, número y peso” (pp. 75-85). Ese título es una cita de Sabiduría 11,20.
• Las escuelas monásticas y catedralicias y las universidades católicas de la Edad Media fueron los ámbitos propicios en los que se gestó la ciencia moderna. Véase la sección titulada La Escuela Catedralicia de Chartres (pp. 85-93). Dicha Escuela fue fundada por el obispo Fulberto en 990 y alcanzó su máximo esplendor en el siglo XII.
• Muchos sacerdotes católicos han sido también científicos destacados. Véanse las secciones tituladas El científico-sacerdote (pp. 94-99) y Los logros científicos de los jesuitas (pp. 100-114).
Siguiendo el tercer punto de vista expuesto, a continuación daré una lista muy incompleta de sacerdotes católicos que se destacaron como científicos, indicando brevemente sus principales aportes a la ciencia. Los últimos dos miembros de esta lista no son mencionados por Woods.
1. Thierry de Chartres (+1155), clérigo francés, autor del Heptateuchon, gran enciclopedia sobre las siete artes liberales (aritmética, geometría, música, astronomía, gramática, retórica y lógica).
2. Roberto Grosseteste (1175-1253), obispo y franciscano inglés, erudito en casi todos los ámbitos del saber de su época.
3. San Alberto Magno (1193-1280), dominico alemán, teólogo, filósofo, geógrafo, químico, etc.; descubridor del arsénico.
4. Roger Bacon (1214-1294), franciscano inglés, precursor del moderno método científico.
5. Jean Buridan (1300-1375), clérigo francés, precursor de la mecánica de Newton por medio de su noción del impulso.
6. Nicolás Oresme (1323-1382), clérigo francés, matemático, físico, astrónomo, filósofo, teólogo, economista; descubridor de la refracción atmosférica de la luz.
7. Nicolás Copérnico (1475-1543), canónigo polaco, padre de la astronomía moderna por medio de su teoría heliocéntrica.
8. Francesco Maria Grimaldi (1618-1663), jesuita italiano, descubridor de la difracción de la luz.
9. Giovanni Battista Riccioli (1598-1671), jesuita italiano, autor del Almagestum novum, una muy influyente enciclopedia científica; primero en medir la aceleración de los cuerpos en caída libre.
10. Athanasius Kircher (1602-1680), jesuita alemán, “maestro de cien artes”, padre de la egiptología, refutador de la alquimia.
11. Beato Nicolás Steno (1638-1686), obispo misionero danés, padre de la geología y anatomista.
12. Ruder Boskovic (1711-1787), jesuita croata, padre de la física atómica; influyó en las obras de Faraday, Kelvin, Einstein, etc.
13. Gregor Mendel (1822-1884), agustino austríaco, padre de la genética por su descubrimiento de las leyes de la herencia (hoy conocidas como “leyes de Mendel”).
14. Georges Lemaitre (1894-1966), sacerdote belga, padre de la cosmología moderna por medio de su teoría del “huevo cósmico” (hoy conocida como Big Bang).

Daniel Iglesias Grèzes
Fuente: InfoCatólica 

Algunos más: San Silvestre II, papa, que en los libros de historia de la Matemática figura como Gerberto d'Aurillac, que introdujo los mal llamados números árabes en Europa. Ramón Llull, uno de los mayores lógicos de la historia. El cardenal Nicolás de Cusa, físico y matemático notable (que fue de los primeros en rechazar el geocentrismo sin que, por cierto, eso le preocupara entonces a nadie). Luca Pacioli, el creador de la contabilidad. Gabriele Fallopio, anatomista y médico. Bonaventura Cavalieri, físico y matemático. José de Acosta, zoólogo y botánico. Lazzaro Spallanzani, uno de los primeros microbiólogos. Cavanilles, botánico destacado. Bernhard Bolzano, matemático genial. Dzierzon, entomólogo y apicultor destacado. Incontables astrónomos jesuitas. ¡Hay tantos! No sólo es falso que la Iglesia sea enemiga de la ciencia, la pura verdad es que la Iglesia ha contribuido decisivamente a crearla.

Fuente:InfoCatólica 

(*) A continuación, para no agotar al lector, sólo dos de los videos del documental del Dr. Thomas Woods, mostrándonos la gloria de la Iglesia Católica y su aporte invaluable a la cultura en aspectos de ciencia, caridad, educación, moral, derecho, arte, etc. La Historia que se nos oculta sobre la universidad, la ciencia medieval, la ciencia jesuita, etc.




NOTA: Lamentablemente, la gran Compañía de Jesús -que fue gloria de la Iglesia-, ha sufrido en la actualidad una decadencia, pues contrariamente a los antiguos jesuitas que fueron grandes defensores de la fe y de la catolicidad, en la actualidad ha sido infiltrada por muchos elementos con ideología modernista y herética.

ACUDIR A BRUJERÍAS ABRE LA PUERTA AL DEMONIO: EXORCISTA CANADIENSE

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El exorcista canadiense, P. Françoise-Marie Dermine, advirtió a los católicos que creer en supersticiones y usar la magia para solucionar los problemas, es en el fondo confiar más en el demonio que en la Providencia de Dios.

"La superstición abre las puertas a la magia, y la magia abre las puertas al demonio, porque cuando una persona recurre a la magia no tiene confianza en Dios, piensa que Él no puede darle lo que quiere, entonces acude a los brujos para lograrlo", expresó en una entrevista con el Sistema Informativo de la Arquidiócesis de México (SIAME).

"Lo que no saben -añadió el sacerdote exorcista- es que el brujo realiza ritos y emplea signos de los cuales el demonio se sirve para hacer su voluntad".

El sacerdote, que participó en el IX Congreso de Exorcistas de la Arquidiócesis de México el año pasado, explicó que la superstición nace de la falta de fe, pero "también puede deberse a causas psicológicas ocasionadas por carencias afectivas en la infancia, porque cuando una persona no se siente amada por sus padres, empieza a buscar protección en el mundo mágico".

Sin embargo, advirtió que "la magia siempre es magia y tiene complicidad con el demonio, siempre interviene una potencia externa que no es Dios, y esto no trae nada bueno, es contraproducente porque quizás sí obtengas lo que quieres, pero hay un después, y el demonio te cobra lo que tú le pediste".

Asimismo, indicó que una superstición es también otorgar a un santo más poder que Dios, "por ejemplo, cuando una persona enciende una veladora a san Benito y lleva como amuleto una medalla con su imagen, pero sigue viviendo una vida desordenada, eso no sirve de nada".

El exorcista explicó que hay supersticiones pasivas y activas, que son más graves porque tienen el propósito de provocar un efecto, como creer en ídolos, atribuir al demonio el mismo poder de Dios o creer que el diablo es la causa ordinaria y constante de fenómenos que no podemos comprender.

El P. Dermine también advirtió a los católicos sobre el engaño que hacen los brujos al utilizar imágenes de santos o de la Virgen de Guadalupe para tranquilizar a las personas que llegan a solicitar sus servicios.

Finalmente, exhortó a los católicos a estar en guardia y no creer en amuletos, pues "si tuvieran fe, más confianza en Dios, todo esto no existiría. Está claro que en la vida hay problemas y dificultades, Jesús habla de que en esta vida vamos a tener afanes, dificultades, que hay una cruz que cargar".

Pero al mismo tiempo, explica el sacerdote, Jesús "nos dice que tener confianza en que Dios está presente, nos da la fuerza espiritual para enfrentar con cualquier dificultad".


Tema relacionado (haz click): LIBRO DENUNCIA CONEXIÓN ENTRE DROGAS, BRUJERÍA Y SANTERÍA


¡NO A LA DESACRALIZACIÓN!, EL TEMPLO ES SAGRADO

VENCER AL MAL CON EL BIEN

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La cizaña es una planta parecida al trigo, que es muy difícil al ojo experto del labriego, distinguirla del propio trigo. Y, mezclada con harina buena, contamina el pan y es perjudicial para el hombre. Sembrar cizaña entre el trigo era un caso de venganza personal, que se dió muchas veces en Oriente.

Mientras dormían los hombres,
 vino su enemigo, sembró la cizaña
 en medio del trigo, y se fué
Los Santos Padres han visto en la cizaña una imagen de la mala doctrina, del error, que se puede confundir con la verdad misma, “porque es propio del demonio mezclar el error con la verdad” -afirma San Juan Crisóstomo-, y difícilmente se distinguen; pero, después, el error siempre produce consecuencias catastróficas en el pueblo.

Hoy, esta parábola no ha perdido nada de actualidad: muchos cristianos se han dormido y han permitido que el enemigo sembrara la semilla, en la más completa impunidad. Y así han surgido errores sobre casi todas las verdades de fe y moral.

Por lo tanto, hemos de estar vigilantes con aquellas publicaciones, programas de televisión, lecturas, y otras muchas cosas más que siembran el error y la mala doctrina. Es necesario vigilar para no dar cabida al error, que pronto lleva a la esterilidad y al alejamiento de Dios.

APREMIA CAMBIAR EL RUMBO

En efecto, el error y la ignorancia han producido muchos estragos. El profeta Oseas escribió: languidece mi pueblo. Y, en nuestros tiempos, no podemos negar que andan muchos sumidos en la tristeza, en el pecado, en el desconsuelo, en la desorientación más grande, por falta de la verdad sobre Dios. Son muchas las personas que se dejan arrastrar por las modas y por las ideas impuestas por unos pocos que están en lugares de gran influencia, o se ven deslumbrados por falsos razonamientos, con complicidad de las malas pasiones.

Desgraciadamente, el enemigo de Dios y de las almas ha utilizado todos los medios posibles. Se desfiguran unas noticias. Se silencian otras. Se propagan ideas demoledoras sobre el matrimonio, a través de seriales de televisión de gran alcance. Se ridiculiza el valor de la castidad y del celibato. Se propugna el aborto y la eutanasia. Se siembra la desconfianza ante los sacramentos. Y se da una idea pagana de la vida, como si Cristo no hubiera venido a redimirnos y a recordarnos que nos espera en el Cielo. Y esto, además, se hace con una constancia y un empeño increíbles. Se puede decir, en verdad, que el enemigo no descansa.

IMPRIMIR UN RUMBO A LA HISTORIA

Sin embargo, debemos considerar que a la historia se le puede imprimir un rumbo distinto. No está predeterminada al mal y Dios nos ha dado la libertad para que sepamos conducirla a Él. Y ésta es tarea de todos: a cada cristiano, esté donde esté, le atañe la misión de sacar a los hombres de la ignorancia y de sus errores.

Es cierto que hay profesiones que pueden tener una mayor influencia en la vida pública. Sin embargo, todos podemos y debemos sembrar buena semilla con simpatía, con amabilidad, con oportunidad, en la propia familia, entre los amigos, en el ámbito en el que nos movemos, mostrando con valentía la belleza de la verdad y desenmascarando el error. Otras veces, aconsejando un buen libro, con contenido doctrinal católico. También animaremos a los demás, con el propio ejemplo, a que se comporten como buenos cristianos.

Sería bueno que nos convenciéramos de que debemos sacar el máximo provecho, a las muchas oportunidades que se nos presentan en la vida ordinaria, paras sembrar la buena semilla de Cristo. Unas veces será con motivo de un viaje. Otras, al leer el periódico, al charlar con los vecinos, a propósito de la educación de los hijos, al participar en un Colegio profesional, o al emitir el voto en unas elecciones. Pensemos que así servimos a Cristo y seremos su voz en el mundo.

VENCER EL MAL

La abundancia de cizaña sólo puede contrarrestarse con abundancia de buena doctrina: vencer al mal con el bien, decía San Pablo en la Carta a los Romanos. Y también lo debemos hacer con el ejemplo de vida, la coherencia de conducta, -que es naturalidad-, y con la presencia activa en las realidades humanas nobles que nos atañen. Porque no basta con lamentarse ante los errores y los medios tan poderosos que hay para difundirlos. Es la hora de salir al descubierto con todos los medios, pocos o muchos, que tengamos a nuestro alcance. Y disponernos a no desaprovechar una sola ocasión que se nos presente.

Debemos preguntarnos: ¿qué puedo hacer yo en mi familia, en el trabajo, en la escuela, en la agrupación social o deportiva a la que pertenezco?. Reflexionemos: las modas pasan, y aquellos aspectos contrarios a la doctrina de Jesucristo que perduren, los cambiaremos los cristianos con empeño, con alegría, con una santa tozudez humana y sobrenatural. Nada es inevitable, todo puede llevar otro rumbo, si hay hombres y mujeres que aman a Cristo y están santamente empeñados en que las costumbres sean más conformes con el querer de Dios. Debemos estar absolutamente convencidos de que la doctrina de Jesucristo es la única que puede traer la felicidad y la alegría al mundo.

Padre José Manuel Ardións Neo.

EL FALSO PROFETA Y LA IDOLATRÍA POR LA CIENCIA por el padre Leonardo Castellani

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IDOLATRÍA POR LA CIENCIA.
La ciencia y la técnica deben estar al servicio del hombre,
no el hombre al servicio de ellas.

… Los Seudoprofetas siempre prometen cosas fáciles y halagüeñas: de eso viven; y medran. Ésa es la nota que Isaías y Jeremías enrostran a sus falsificadores y perseguidores: que son aduladores, simplemente; de la es­tirpe de los sycofantes que tan bien caracterizó Platón en el Fedro y en El Sofista. Es fácil prometer mil años de paz, un viaje al planeta Marte donde el clima es mejor y hay grandes yacimientos de uranio y la prolongación de la vida hasta los 150 años por medio de la penicilina. Leo en una revista alemana: “Dentro de dos millones de años, el Hombre habrá evolucionado en tal forma que nosotros a su lado pareceremos gusanos”. ¡Qué felicidad... para el que lo vea! ¡Que Dios te conserve la vista, m’hijo!

La “idolatría de la Ciencia” que domina a la época actual es una evolución de la “Superstición del Progreso” que fue el dogma eufórico del siglo pasado. Efectivamente, el famoso “Progreso”, prometido a gritos por Condorcet y Víctor Hugo, no se ha dado en ningún dominio, ex­cepto en el dominio de la técnica, que es lo que hoy día llaman “Ciencia”. Pero la técnica no puede ser adorada ni siquiera venerada: puede servir al bien o al desastre, sirve para hacer las bombas de fósforo líquido y las atómicas, lo mismo que la vacuna contra la poliomielitis; y puestos en una balanza los estragos espantables junto a los bienes que ha dado la “técnica” en nuestro siglo, yo no veo que ganen los bienes. Preservar a un niño de la parálisis infantil para que después sea quemado vivo por una bomba de fósforo, como los niños de Hamburgo; o de uranio, co­mo los de Hiroshima, no me parece gran negocio.

La veneración de la “Ciencia” es lo que ha sustituido a la religiosidad en las masas contemporáneas; y por tanto podemos decir que es lo que la ha destruido; porque, como dicen los franceses, “sólo se destruye lo que se sustituye”: por eso la hemos llamado “idolatría”. “No adorarás la obra de tus manos”, dice el segundo mandamiento. La ciencia actual es muy diversa de la ciencia de los griegos, o la ciencia de los grandes siglos cristianos. La ciencia antigua era una actividad religiosa o casi religiosa, movida por un amor y encaminada al bien. Hoy día la “Ciencia” es impersonal, inhumana, exactamente como un ídolo. Desde la segunda etapa del Renacimiento (siglos XVI y XVII) la concepción de ciencia es la de un estudio cuyo objeto está colocado fuera del bien y del mal; y, sobre todo, del bien; sin relación alguna con el bien. La ciencia estudia los hechos como tales: los hechos, la fuerza, la materia, la energía, aislados, deshumanizados, sin relación con el hombre y menos con Dios: no hay en su objeto nada que el corazón del hombre pueda amar. Los móviles del “científico” actual no son móviles de amor a Dios o al prójimo; ni siquiera a su ciencia. Es reveladora la amarga confesión de Einstein que en sus últimos días decía que: “de poder volver a vivir sería plomero o vendedor ambulante, pero no físico”. Y sin embargo la física le dio todo lo que a ella el científico le pide: gloria, fama, honores, consideración, dinero. Más que eso no puede dar un ídolo.

"Se parecía al Cordero, pero
hablaba como el Dragón
"
Un sacerdote no puede admirar la “técnica” moderna de un modo incondicional, ni adularla para quedar bien con las muchedumbres, o aparecer como hombre adelantado y “de su tiempo”. Al contrario, debe mirarla con cierta sospecha, puesto que en el Apokalypsis están prenunciados los falsos milagros del Anticristo, los cuales se parecen singularmente a los “milagros” de la Ciencia actual. “La Segunda Bestia, la Bestia de la Tierra, pondrá todo su poder al servicio de la Primera, la Bestia del Mar; y la facultará a hacer prodigios estupendos, de tal modo que podrá hacer bajar fuego del cielo sobre sus enemigos...” (Ap. XIII, 12-13). Eso ya lo conocemos, eso ya está inventado. No sabemos quién será esa llamada “Bestia de la Tierra” pero sabemos que el Profeta la describe como teniendo poder para hacer prodigios falaces por un lado; y por otro, con un carácter religioso también falaz, puesto que dice que “se parecía al Cordero, pero hablaba como el Dragón”. Esa potestad o persona particular que será aliada del Anticristo y lo hará triunfar será el último Seudoprofeta, por lo tanto. Y por sus frutos habrá que conocerlo; porque sus apariencias serán de Cordero.

Pero se podría decir: “Si hemos de conocer al árbol por sus frutos dañinos ¿no será ya demasiado tarde, porque el daño ya está hecho? ¿Acaso sirve de algo conocer los hongos venenosos después que uno los ha comido, por sus efectos? ¿No es mejor conocerlo por sí mismo, por sus hojas y su forma? Y de hecho ¿no conoce así la Iglesia a las herejías, por medio de sus teólogos y doctores, confrontándolas con la doctrina tra­dicional, y rechazándolas en cuanto se apartan de ella?”.

Eso es verdad; pero se aplica a las herejías antiguas, no a las nuevas. La elaboración de la ortodoxia se ha hecho poco a poco; y justamente en la lucha multiforme con nuevas y nuevas herejías. Ahora es fácil conocer a un arriano, un macedoniano, o un protestante; no así cuando aparecieron. Cuando una herejía es nueva, el “catecismo” no basta: de aquí la necesidad que los sacerdotes estudien; y que los doctores de la fe lean los libros heterodoxos; lo cual no es ninguna diversión, sino una ímproba labor, y hasta un “martirio”, como dijo Santo Tomás. La herejía actual que se está constituyendo ante nuestros ojos, consistente en definitiva en la adoración del hombre y “las obras de sus manos”, no es fácilmente discernible a todos; porque pulula de falsos profetas.

PADRE LEONARDO CASTELLANI – “El Evangelio de Jesucristo” 1957.

EXTERIORIZAR EL AMOR COMULGANDO CON FE, CARIÑO, DE RODILLAS Y EN LA BOCA

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Testimonio ejemplar de una catequista laica



Me preguntaban hace poco mis niños del Catecismo que cómo me preparo yo para recibir a Jesús, ya que les hablaba de la importancia de estar dispuestos no sólo por dentro, sino también por fuera. Interior y exteriormente. Esto les llamaba mucho la atención: preparar no sólo el alma, sino también el cuerpo.

Normalmente hablamos del estado de Gracia, pero ¿cuidamos también lo que queda a la vista, nuestros gestos, lo que ven los demás, lo que ve también el mismo Dios? ¿Comulgamos o nos situamos en una cola, cual si fuera el día del espectador y estuviéramos en el cine, esperando a que nos den la entrada?

Ojalá mantuviéramos esa candidez de los niños, esa apertura que ellos tienen a las cosas sencillas, a querer acercarse más a Jesús y a mejorar en su corta vida espiritual. Hace poco, contemplaba medio asombrada como una madre obligaba a su niña a quedarse de pie en la Consagración e igualmente, al recibir la Comunión. ¿En que momento de nuestra vida cambiamos la dulzura infantil para regresar a la etapa cavernícola? ¿Avance o retroceso? ¿Libertad o imposición?

Proponer lo bueno, esa es la idea. Es como cuando el médico nos impone una dieta saludable y nos negamos a obedecer porque no entendemos que va a provocar un beneficio en nuestro organismo, pero, cuando vemos a otros que lo cumplen y su vida da un giro en cuánto a salud, entendemos que detrás de la teoría hay una práctica recomendable que nos lleva a un estado de bienestar inmediato. Así es la vida espiritual también, no sólo una teoría, sino una práctica que hay que ejecutar de manera inmediata, si queremos progresar en el camino al cielo.

Las muestras de amor externas son tan bellas como el estar limpios interiormente. ¿A quién no le gusta una mesa bien presentada? ¿A que madre no le gusta que su hijo la abrace y la bese? ¿A quien no le agradan unas flores perfectamente colocadas sobre un jarrón?

Exteriorizar el amor, esa es la palabra.

¿Cómo llevo esta idea, al momento de recibir a Jesús dentro de mí, a ese preciso instante en que nuestro cuerpo es traspasado por la Gracia infinita de Dios?

“In nomine Iesu omne genu flectatur caelestium et terrestrium et infernorum”
“Al nombre de Jesús, se doble toda rodilla en el cielo, en la tierra y en los abismos”

En mi ciudad apenas hay dos Iglesias que nos permiten Comulgar de rodillas en la boca. No debemos exigir lo que no nos es dado de buen grado, de buena voluntad. No obstante…¿Derecho? ¿Lo tenemos? Instrucción REDEMPTIONIS SACRAMENTUM, para ratos de ocio. Ahí podemos encontrar la respuesta a la pregunta. Si el documento se te hace largo, la respuesta es: SÍ. No obstante, no hay reivindicaciones, las cosas del Señor son actos de amor.

Nos pasamos el día con muestras de cariño a los demás, beso arriba, beso abajo, abrazo por aquí, abrazo por allá, dicen que los españoles somos el país más besucón y, curiosamente, cuando se trata del Amor de los Amores tenemos reparo a la hora de demostrar que nuestro corazón se derrite ante Él. Podemos dar gritos y saltos ante el cantante de moda, pero ante Jesús pasamos como quien va a la cola del supermercado y le toca su turno, rutinariamente.

La forma en la cual yo quiero recibir al Señor es de rodillas y en la boca.

Durante estos años se jugó con la ignorancia de muchos fieles y prácticamente se nos obligó a Comulgar en la mano con una serie de argumentaciones “progresistas”, que a día de hoy se han caído por su propio peso como un elefante subido a una liana y todo esto ha tenido su efecto negativo, hemos perdido la sensibilidad y una corriente luterana ha recorrido nuestros Templos haciéndonos olvidar la presencia real de Jesús en la Hostia.

Durante la Misa vivimos la muerte del Señor, en comunidad, con signos que nos unen, no que nos separan a unos de otros.

A diario me preguntan ¿por qué comulgas de rodillas y en la boca? Para mí, es entrar en el cielo en ese preciso momento en que ¡por fin! lo tengo delante de mí. Mi alma quiere salir del cuerpo y entrar en un abrazo místico con el Señor y no encuentro otra manera más sublime de demostrarlo que bajando mis dos rodillas a tierra. ¿Cómo puedo quedarme de pie, ante Él, que me lo ha dado todo? Me siento pequeña ante Jesús en la Hostia, ante el Buen Dios que se ha quedado en (lo que antes era) un trozo de pan por mí, y no puedo por más que decirle con mi cuerpo cuanto lo amo, cuan agradecida estoy por tanto amor. De rodillas ante Él, con las manos del Sacerdote llevándolo a mi boca, así es como yo quiero Comulgar. Así siento que debo hacerlo y así me lo recomienda la Iglesia.

¿Beaterías? No, ¡amor!.

SONIA VÁZQUEZ

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